Nueve claves para que el paso de la cuna a su primera cama sea un éxito

Nueve claves para que el paso de la cuna a su primera cama sea un éxito
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Tanto si el bebé duerme en su cuna como si practicáis el colecho, llegará un momento en el que el niño empiece a dormir en su propia cama. Esta transición supone un importante hito en la vida del niño, por lo que es importante saber cómo hacerlo para que sea agradable para todos.

Te damos claves para que el paso de la cuna a su primera cama sea un éxito.

Pregúntate por qué quieres hacer el cambio

En primer lugar, antes de precipitarnos con un cambio tan significativo para la vida del niño deberíamos analizar los motivos que nos llevan a querer pasar a nuestro hijo de la cuna a la cama.

Es importante hacer este ejercicio de reflexión, pues en muchas ocasiones este tipo de cambios obedece más a una necesidad de los padres de querer "estrenar nuevas etapas", que a una necesidad real del propio niño.

Y es que, en general, a los padres nos ilusiona especialmente que nuestros hijos alcancen nuevos hitos, lo que nos puede llevar a cometer el error de acelerar procesos para los que el niño aún no está preparado.

En definitiva, puede que nosotros, como adultos, creamos que se trata de un cambio poco significativo. Pero lo cierto es que para el niño es un acontecimiento muy importante, ya que supone dejar atrás un espacio conocido y "seguro" en el que lleva durmiendo toda su vida. Asegurémonos que está preparado para este gran salto.

Asegúrate de que sea el momento adecuado

En relación con el punto anterior, es importante mencionar que el paso de la cuna a la cama es un gran hito en la vida el niño que debería venir marcado por su grado de madurez y desarrollo.

Esto significa que mientras que el niño esté cómodo durmiendo en su cuna, no existe una edad concreta en la que deba hacerse el cambio.

Así pues, si queremos hacer una transición respetuosa debemos asegurarnos de que nuestro hijo se muestra favorable al cambio y desde un punto de vista madurativo está preparado para ello.

Además, es importante que no esté atravesando ninguna etapa vulnerable o sensible, como ansiedad por separación, retirada del pañal nocturno, algún retroceso evolutivo, pesadillas o terrores nocturnos o algún acontecimiento que le esté afectando especialmente (la llegada de un hermanito, un cambio de casa, el inicio del cole...).

Explica a tu hijo el paso que vais a dar

Aunque creas que tu hijo es pequeño para entenderlo, es fundamental anticiparle verbalmente el cambio que vais a hacer, siempre adecuando nuestras palabras a su edad y comprensión.

Cuando hablemos con el niño es recomendable no utilizar etiquetas ni frases del estilo "ya eres mayor como para seguir durmiendo en la cuna". Tampoco tenemos que compararle con otros niños ("todos tus amigos ya duermen en su cama").

Podemos explicarle los motivos reales del cambio ("te despiertas con mucha frecuencia por las noches porque no cabes en la cuna y al moverte te golpeas con los barrotes"), y hablarle de las ventajas de dormir en su propia cama (más amplitud, más espacio para moverse, mayor comodidad...).

Además, si el paso a la cama conlleva también un cambio de habitación, debemos recalcar la idea de que aunque papá y mamá duerman en otra estancia vamos a estar a su lado cada vez que nos necesite.

Pregúntale su opinión

Con frecuencia los adultos tomamos decisiones que creemos que son las mejores para nuestros hijos, sin pararnos a preguntarles su opinión al respecto. Por eso, además de explicar a nuestro hijo el cambio que vamos a dar, es recomendable hablar con él/ella para que nos cuente qué le parece, qué sentimientos le provoca dormir en su propia cama, qué dudas tiene...

Evidentemente, el diálogo dependerá del grado de madurez del niño, pero en cualquier caso es fundamental que el peque se sienta escuchado y tenido en cuenta, pues esto le ayudará a afrontar el cambio con mayor seguridad y confianza.

Involúcrale en la elección de su cama

cama

Siempre que sea posible es recomendable involucrar al niño en la elección de su nueva cama, o al menos en detalles que le permitan sentirse parte del proceso (por ejemplo, elegir su almohada, su edredón y ropa de cama, peluches de decoración...).

La elección de la cama debe ser adecuada a las necesidades y edad del niño, evitando las literas y camas altas que dificulten su autonomía e incluso puedan suponer un riesgo. Igualmente, si el niño va a tener su propia habitación es fundamental garantizar un entorno adecuado y seguro.

Todo cambio conlleva un periodo de adaptación: se paciente y empático

dormir

Para que el cambio sea respetuoso, además de tener en cuenta todo lo mencionado, debemos ser empáticos con las necesidades emocionales de nuestro hijo y lo que este proceso puede suponer para él.

En este sentido, es posible que haya niños que vivan el cambio con gran emoción, mientras que otros se muestren más dubitativos al principio.

También puede haber peques que acostumbrados al recogimiento y los límites de la cuna, la amplitud de la cama y la ausencia de papá y mamá les provoque cierto miedo o ansiedad. En estos casos es importante no forzar el proceso, y acompañar física y emocionalmente al niño hasta que haya ganado la confianza y autonomía suficiente como para afrontar el cambio sin ningún tipo de drama.

Practicar primero con la siesta

Para que el proceso de cambio sea paulatino podemos empezar acostando al niño en su cama para dormir la siesta. De este modo, se irá acostumbrando poco a poco y sin miedo al nuevo entorno, el nuevo colchón, su nueva cama...

Alienta a tu hijo para que se sienta seguro

dormir

Aunque hay padres que optan por sistemas de recompensa para premiar a sus hijos cuando dan un paso importante (en este caso, dormir en su propia cama), es más beneficioso reforzar la conducta del niño mediante nuestro aliento y apoyo.

Esto le permitirá ganar seguridad y confianza en sí mismo, y le ayudará a darse cuenta de todos los beneficios que tiene dormir en su propia cama (más espacio y libertad para moverse, lo que a su vez le hará dormir cómodamente y descansar más y mejor).

No alteres sus rutinas de sueño

dormir en su propia cama

Aunque nuestro hijo haya cambiado la cuna por la cama, sus rutinas de sueño deben permanecer intactas.

En este sentido, debemos procurar que el niño se vaya a dormir siempre a la misma hora; asegurarnos que duerme el número de horas que le corresponde por edad; procurar un ambiente sereno que favorezca el descanso (luces apagadas, temperatura adecuada de la habitación, ir bajando el nivel de actividad física...), y fomentar rutinas que inviten a la relajación (baño, masaje, ejercicios de respiración, música relajante, cuento antes de dormir, tener a mano su peluche favorito...)

Recuerda, como en todo proceso de cambio, tu hijo necesitará paciencia, respeto a sus necesidades y acompañamiento. Si somos capaces de dárselo, el paso de la cuna a la cama será un proceso agradable y con grandes ventajas para el niño.


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