"A él le han traído más": cómo gestionar las comparaciones entre niños estas Navidades sin romper la magia ni la autoestima

En Navidad, enseñar a valorar lo propio y a gestionar las emociones protege la autoestima de los niños sin romper la magia

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Laura Ruiz Mitjana

La Navidad es un tiempo de ilusión, luces y regalos, pero también puede ser un terreno complicado para las emociones de los niños. Muchos padres han oído alguna vez la frase “A él le han traído más” o “Yo quería eso también” mientras abren paquetes con ansias. 

Es normal que los niños comparen lo que reciben con lo que ven en otros, y como adultos, nuestra respuesta es clave para que esta experiencia sea más de aprendizaje emocional que un momento de frustración o celos sin más. 

Comprender cómo gestionar estas comparaciones sin quitar la magia de la Navidad ni dañar la autoestima de nuestros hijos es esencial para unas fiestas tranquilas y gratificantes. Pero ¿cómo hacerlo?

Comprender la comparación: un reflejo de emociones naturales

Cuando un niño compara sus regalos con los de otros, no se trata solo de materialismo ni de que sea “egoísta”. Desde la psicología del desarrollo, las comparaciones son una forma de explorar la justicia, la equidad y su propio valor. 

A partir de los 3-4 años, los niños empiezan a notar diferencias y a buscar referencias externas para entender su mundo. La frase “A él le han traído más” refleja una emocionalidad legítima, que mezcla sorpresa, deseo y, a veces, celos.

Desde la psicología del desarrollo sabemos que las comparaciones son una forma de explorar la justicia, la equidad y el propio valor.

Por ejemplo, imagina a Lucía, de seis años, viendo cómo su primo recibe una muñeca que ella había señalado semanas atrás. Lucía puede sentir tristeza o frustración, pero también está aprendiendo a gestionar expectativas y emociones

Es importante que los adultos validen ese sentimiento antes de ofrecer soluciones: decir “Veo que te has sentido triste al ver ese regalo” reconoce la emoción y le enseña que todas las emociones son aceptables, incluso las desagradables o difíciles.

Estrategias para gestionar la comparación sin generar culpa

regalos-ninos Imagen de Sujit Manna en Pixabay
  1. Fomentar la gratitud: Ayudar a los niños a poner nombre a lo que tienen y lo que disfrutan es más efectivo que compararlo con lo ajeno. Preguntas como “¿Qué es lo que más te gusta de tu regalo?” o “¿Qué te hace ilusión hacer con él?” centran la atención en la experiencia y no en la cantidad.
  2. Evitar la competencia explícita entre niños: Frases como “Mira, tu hermano ha tenido más” o “Tú tienes menos que él” aumentan la sensación de injusticia y pueden generar rivalidad. Es preferible resaltar las diferencias sin jerarquías: “Cada uno ha recibido cosas distintas, todas pensadas para que disfrutéis”.
  3. Enseñar regulación emocional: Un niño que aprende a nombrar y aceptar su frustración desarrolla resiliencia. Se puede practicar respiración, pequeñas pausas o incluso dibujar cómo se siente tras abrir los regalos. Esto convierte la frustración en una oportunidad de aprendizaje emocional, no en un conflicto permanente.
  4. Potenciar el valor de compartir y dar: Involucrar a los niños en gestos de generosidad, como preparar un regalo para alguien más, ayuda a que vean que la Navidad no se trata solo de recibir, sino también de dar. Esto reduce la centralidad del “tener más o menos” y refuerza la empatía y la autoestima.

Mantener la magia y la alegría de la Navidad

Gestionar las comparaciones no significa eliminar la ilusión, sino enseñarle al niño a disfrutar de sus regalos sin depender de lo que otros reciben. Los adultos tenemos un papel clave: ser modelos de gestión emocional y gratitud, mostrar entusiasmo por los regalos de cada niño y celebrar sus logros y sorpresas sin ponerlos en relación con los demás.

Al final, la frase “A él le han traído más” puede ser un punto de partida para conversaciones enriquecedoras sobre emociones, justicia y empatía. 

Con paciencia, validación y estrategias adecuadas, es posible que los niños aprendan a disfrutar de la magia de la Navidad, a valorar lo que tienen y a comprender que su autoestima no depende de la cantidad de regalos, sino del amor, la atención y el cuidado que reciben en estas fechas tan especiales.

Foto de portada | Imagen de Pixabay

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