La Navidad es sinónimo de alegría, magia y descanso. Pero también de turrones, cenas, fiestas, desvelos y regalos... Cosas que por sí solas no tienen nada de malo, pero que en exceso pueden ser contraproducentes por diversos motivos.
Naturalmente, la emoción de las fiestas puede hacer que seamos más flexibles con algunas cosas, como dejar que los niños pasen el día en pijama viendo películas navideñas o que disfruten de los antojos y las delicias de la temporada.
Pero aunque es bueno permitirnos y permitirles disfrutar, dentro de esa libertad también debe haber algunas reglas y límites saludables. Te compartimos cómo evitar que los niños normalicen los excesos de la Navidad sin apagar la magia.
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Las pantallas con horarios
Uno de los excesos que solemos ver durante la época navideña (o en cualquier momento en que los niños estén de vacaciones) es el tiempo de pantallas.
Desde luego, con el frío de la temporada a todos nos apetece pasar el día en pijama y bajo una mantita viendo pelis navideñas, pero es importante limitar el tiempo que los niños pasen frente al televisor.
Una manera sencilla de hacerlo es estableciendo horarios para ello, dándoles incluso un toque especial. Por ejemplo, podemos hacer que los miércoles y los viernes sean tarde de cine navideño en familia y reservamos las películas únicamente para esos días.
Dulces y postres sí, pero con medida
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Bombones, turrones, chocolates, galletas, panettone, roscones... son muchos los alimentos "no tan saludables" que suelen aparecer en esta época del año y, precisamente porque suelen ser más típicos de las fiestas, solemos ser menos medidos en cuanto a la cantidad que comemos.
Así que si no queremos estar diciendo a los niños que "no" cada vez que quieran un dulce o antojo navideño, hay dos cosas que podemos hacer para evitar esos momentos en algo negativo: la primera es limitar la cantidad que compramos. Cuanta menos tentación tengan a la vista, mejor. Y la segunda es ir sacándolos de la alacena poco a poco y distribuyéndolos a lo largo de los días para controlar la cantidad que coman.
Hagan compras conscientes y meditadas
Lo sabemos: en esta época hay mil y una cosas preciosas a la venta, desde decoraciones hasta ropa con temática navideña. Pero que estén disponibles y nos gusten no significa que tengamos que comprarlas todas.
En lugar de caer en el consumismo, enseña a los niños a hacer compras menos apresuradas y más meditadas. Por ejemplo, si van a buscar alguna decoración navideña, propónganse elegir una que les refleje como familia o que incluya los colores favoritos de los niños.
Otra buena idea es sustituir las cosas: por cada cosa que compren, donen una que ya tengan en casa. Así evitan tener un exceso de decoraciones o de cosas navideñas que ni siquiera utilizarán.
Regalos especiales
Finalmente, en el tema de los regalos también hay que medirse. No porque solo vengan Papá Noel o los Reyes Magos hay que dejar que los niños pidan todos los juguetes que vean en las tiendas.
Habla con los niños sobre pedir regalos que sean genuinamente especiales para ellos y que realmente puedan disfrutar cuando los tengan. Además de enseñarles a valorar las cosas, evitaremos caer en el síndrome del niño hiperregalado y las consecuencias negativas que esto tiene para los niños.
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