"Ya eres muy mayor como para...": por qué debemos tener cuidado al decir esta frase a los niños si queremos motivarles

"Ya eres muy mayor como para...": por qué debemos tener cuidado al decir esta frase a los niños si queremos motivarles
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Cuando nos comunicamos con los niños no siempre lo hacemos de manera positiva y respetuosa, aunque a veces no seamos conscientes de ello o incluso digamos algo con la intención de ayudar o consolar.

Un buen ejemplo de esto es cuando tratamos de incentivar el comportamiento de un niño recordándole "lo mayor que es" para hacer algo que los adultos creemos que ya debería estar haciendo por edad.

Pero aunque puede haber niños que se sientan motivados con este comentario, en otras ocasiones podría afectarles a su autoestima y confianza, especialmente cuando no estamos respetando sus ritmos madurativos ni teniendo en cuenta sus necesidades reales.

"Con lo mayor que eres ya deberías...", una frase que no siempre resulta motivadora

niño educación

En demasiadas ocasiones cometemos el error de considerar a los niños "mayores" demasiado pronto, haciéndoles crecer a marchas forzadas sin respetar sus ritmos madurativos, sus necesidades emocionales y las peculiaridades que diferencian su cerebro del cerebro adulto.

En este sentido, una de las cosas que con frecuencia más hacemos es presionarles con el concepto de "mayor", insistiéndoles en la idea de que ya han superado una determinada edad como para seguir haciendo algo concreto.

Ahí van algunos ejemplos:

Lo cierto es que en la mayoría de las ocasiones decimos estas frases con la única intención de motivar al niño, para que asuma una cierta responsabilidad, cambie una actitud, deje un hábito...

Y es que sabemos que no hay nada que enorgullezca más a los niños que crecer, superar etapas e ir alcanzando hitos.

Sin embargo, debemos ser cautelosos con la forma en la que empleamos esta frase (su contexto, entonación, objetivo que perseguimos...), pues estos sutiles detalles pueden marcar la diferencia entre incentivar y desmotivar.

comunicación

Así pues, si somos respetuosos y empáticos con las necesidades y ritmos del niño, recordarle lo "mayor que es" para asumir responsabilidades podría suponer para él/ella un empujón motivacional.

Por el contrario, si no tenemos en cuenta esos aspectos y en lugar de alentar presionamos con esta idea (por ejemplo, "eres demasiado mayor para seguir utilizando pañal"), lo más probable es que el niño se sienta dolido, ridiculizado o fracasado al no cumplir con las expectativas que el adulto le ha marcado; lo que podría acabar afectando a su confianza, seguridad y autoestima.

Lo mismo ocurre, por ejemplo, cuando hacemos responsable a nuestro primer hijo de las peleas o discusiones con sus hermanos más pequeños, obviando por completo sus sentimientos y emociones porque consideramos que "es el mayor y como tal debe comportarse".

"Ser mayor" no es una cuestión de edad, sino de madurez

ser mayor

Por otro lado, conviene reflexionar acerca de lo que significa para el adulto que un niño sea mayor y dónde ponemos el límite entre "ser mayor" y "ser pequeño".

¿Se trata de una cuestión de edad? En ese caso, ¿a partir de qué momento un niño deja de "ser pequeño" para pasar ipso facto a "ser mayor"?

¿Convertirse en "mayor" lo dicta un determinado acontecimiento? Por ejemplo, tener un hermano, comenzar el colegio, pasar de la cuna a la cama, dejar de beber en biberón para hacerlo en vaso...

¿O "ser mayor" se refiere a una cuestión de hitos? Es decir, ¿el niño que ha dejado el pañal o el chupete ya es considerado "mayor"? Y si ha dejado el chupete, pero sigue utilizando pañal, ¿es igualmente "mayor" o es "mayor a medias?

Pero aún hay más: ¿qué ocurre en el caso de niños que han superado una etapa que les concede el título de "mayores", pero de pronto vuelven atrás? ¿Pierden su condición y se convierten en "pequeños"?

En definitiva, el concepto "ser mayor" es tan ambiguo que en muchas ocasiones los adultos lo utilizamos según nos conviene, sin tener en cuenta las necesidades reales del niño, tanto físicas como emocionales.

Y es que para animar a un niño a superarse y dejar etapas atrás jamás debemos presionar, ridiculizar ni chantajear emocionalmente con nuestros comentarios, sino buscar la forma de alentarlo ofreciéndole nuestro apoyo, confianza, respeto a sus tiempos y sostén emocional.

Es por ello que debemos ser cautelosos con la etiqueta de "mayor" que colgamos a los niños, y emplearla siempre con el objetivo de incentivar de manera respetuosa, pero nunca presionar.

Fotos | Pexels, iStock

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