El síndrome del momento perfecto: por qué asociar la felicidad única y exclusivamente a factores externos nos vuelve en el fondo más infelices

El síndrome del momento perfecto: por qué asociar la felicidad única y exclusivamente a factores externos nos vuelve en el fondo más infelices
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El 'síndrome del momento perfecto' es un concepto curioso, similar a otros fenómenos sociales que hemos descrito como el efecto FOMO, que ha empezado a extenderse por internet en los últimos meses. Interpela a aquellos que se sientan abrumados por la decepción cuando eventos, fiestas o vacaciones no cumplen con las expectativas elevadas que tenían.

Son personas que tienden a enfocarse en los detalles negativos y a compararse. Por ejemplo, en una fiesta, podría ser que hubo algún imprevisto, faltó un invitado o que la decoración fue más pobre de lo esperado, y en el día a día, que hoy haya llovido.

Esto les provoca una sensación general de insatisfacción y dificultades para disfrutar del momento en cuestión. Un momento que, de por sí, "tendría que ser especial". Hablamos de este síndrome y de por qué asociar la felicidad solo a factores externos es muy peligroso para nuestro bienestar.

El peligro de comparar nuestra realidad con la 'realidad' de las redes

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Imagen de Freepik

Algunos expertos han relacionado el 'síndrome del momento perfecto' con el impacto de las redes sociales. Y es que, estas plataformas nos bombardean con imágenes de sitios preciosos y momentos envidiables, lo que nos hace conscientes de una realidad aparentemente diferente a la nuestra. Esto crea en nosotros la necesidad de vivir esas vidas que vemos en línea.

Y entonces claro, nos comparamos, algo que afecta a nuestro bienestar. Porque, qué ocurre, que las vidas "aparentemente perfectas" que vemos en redes sociales como Instagram o TikTok, pueden hacer que nuestra propia vida parezca vacía e insatisfactoria.

Esto se debe a que tendemos a asociar nuestra felicidad con factores externos (además, factores muy volátiles y que no siempre dependen de nosotros) en lugar de con factores internos como la calma, el amor, las risas o la paz interior.

La honorable fachada: cuando los demás proyectan una imagen de felicidad constante y nos la creemos

La psicóloga Laura Esquinas sugiere en El País que el problema está vinculado con el concepto de "la honorable fachada", mencionado por el terapeuta familiar Juan Luis Linares. Este término describe cómo algunas familias intentan proyectar una imagen de felicidad y bienestar, a pesar de los problemas internos que puedan enfrentar.

Es similar al dicho de "los trapos sucios se lavan en casa". Al final, lo que ocurre es que todo esto refuerza la creencia errónea de que la felicidad se encuentra externamente y que siempre es posible mantener un estado de bienestar.

Un síndrome que nos lleva a la frustración y la culpa

Según los expertos, los que experimentan este síndrome manifiestan una frustración constante y tienden a culparse por no alcanzar la perfección en sus vidas. Esta búsqueda del momento ideal acaba generando sentimientos de inferioridad y autocrítica.

Por otro lado, podemos llegar a experimentar estrés crónico, agotamiento y dificultades para desconectar. Esta mentalidad también puede alimentar el pesimismo al resaltar lo negativo en lugar de apreciar los momentos positivos que nunca parecen llegar.

Además, no olvidemos que basar nuestra felicidad únicamente en factores externos es peligroso y poco realista; no es cierto que todo dependa "de lo de fuera" (¿qué ocurre con "lo de dentro"? emociones, pensamientos, calma...), y eso alimenta la falsa creencia de que lo que nosotros hagamos o cómo interpretemos nuestra realidad, no tenga un impacto en nuestro bienestar (cuando sí es así).

Y podemos incluso acabar desarrollando la indefensión aprendida, un concepto psicológico que hace alusión al hecho de creer, erróneamente, que no podemos cambiar nada de nuestra realidad.

Cómo alejarnos del síndrome del momento perfecto y cultivar una felicidad sana y realista

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A la hora de afrontar este síndrome, lo más importante es ser consciente del mismo, conocer bien cómo funciona. También, ser críticos con las redes para tomar distancia y discernir sin compararnos con lo que vemos.

Es decir, cuando nos comparemos, darnos cuenta de que solo nos comparamos con una parte de la realidad de esa persona, no con su totalidad. Y que solo muestra lo que quiere reforzar y mostrar, lo bonito, una parte pequeña de su realidad.

Esto también es aplicable a cuando nos comparamos con amigos, familiares o conocidos fuera de las redes. Por otro lado, es importante activar mecanismos que nos ayuden a sustentar nuestro estado de ánimo en factores internos y no en factores externos. Por ejemplo, podemos practicar yoga, meditación, algún tipo de deporte o  actividades que nos ayuden a armonizar internamente sin depender tanto del contexto o de los factores externos.

Según un estudio de la Universidad de Utah, todo lo que sea centrarnos en el presente real y poner atención plena nos puede ayudar a sobrellevar mejor este tipo de sensaciones. También, flexibilizar nuestro pensamiento y reducir la autoexigencia y los elevados estándares que nos estamos marcando conseguir.

Es decir, empezar a soltar la idea de "necesitar" la perfección para que un momento sea perfecto. Tal vez solo necesitemos estar con nuestros seres queridos, tener salud y disfrutar del momento (¡que no es poco!), aunque fuera llueva o a alguien no le guste el menú. Como se suele decir, la felicidad está en las pequeñas cosas.

Foto | Portada (Película En busca de la felicidad, 2006)

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