El efecto FOMO o "el miedo a perderse algo" en la adolescencia: así lo siente tu hijo

El efecto FOMO o "el miedo a perderse algo" en la adolescencia: así lo siente tu hijo
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El efecto FOMO (Fear Of Missing Out) se define como "el miedo a perderse algo". Y aunque es un concepto que ha cobrado relevancia en los últimos años, no es nada nuevo. A finales de la década de los 90 el Dr. Dan Herman acuñó este término.

El concepto hace referencia al miedo y la angustia que experimentamos todos, aunque sobre todo los jóvenes y adolescentes, cuando sienten que se se van a perder algo importante. Por ejemplo, que sus amigos van a un evento al que ellos no van, u otros ejemplos que iremos conociendo.

Sienten miedo a perderse esa diversión, y además, saben que si pasa algo ahí sus compañeros se pasarán días hablando del tema y ellos no podrán intervenir. Es un fenómeno muy ligado al miedo a la exclusión social en esta etapa evolutiva. Pero, ¿por qué es más común entre los adolescentes?

Una de las razones es el gran valor que le dan a las redes sociales, el protagonismo que éstas tienen en su día a día; en cierta forma, sienten que si están permanentemente conectados, no se perderán nada. Sin embargo, también les puede afectar en sus relaciones de pareja o en otros ámbitos de su vida.

El efecto FOMO y la insatisfacción vital

El psicólogo Andrew Przybylski, de la Universidad de Oxford, es también uno de los primeros investigadores en estudiar este fenómeno. Sus estudios relevaron que las preocupaciones asociadas a este fenómeno afectan más a los jóvenes del sexo masculino, y sobre todo, a aquellos que se sienten insatisfechos con su vida.

Esa insatisfacción puede acrecentarse si sienten que la vida de sus amigos es más divertida, estimulante, completa... y lo asocian al hecho de que, por ejemplo, hacen más planes que ellos, van a más eventos (y por lo tanto, "son más populares"), etc.

Sin embargo, está claro que este fenómeno lo puede vivir también un adolescente que se sienta bien con su vida, porque al final es algo extendido entre los jóvenes, un fenómeno social, y esa necesidad de no perderse nada se contagia entre ellos.

El efecto FOMO afecta sobre todo al género masculino entre los más jóvenes, y a aquellos que se sienten insatisfechos con su vida.

Efecto FOMO y redes sociales

Los adolescentes quieren estar al día de todo, no perderse "nada"; enterarse de cómo fue esa fiesta, ese final de curso, esa quedada... o también, de los cotilleos de los famosos, de las últimas noticias, tendencias y novedades.

Y para enterarse de todo, recurren a las redes sociales, las cuales les ofrecen una infinidad de información actualizada. Pero, ¿qué ocurre si, por lo que sea, no pueden conectarse o ver todas las noticias en un momento dado?

Que pueden experimentar este fenómeno; además, el efecto FOMO asociado a las redes sociales está ligado a que el usuario tenga también la impresión de que es menos popular y activo que sus amigos virtuales, lo que le genera frustración. Ese es el nivel de "enganche" de los adolescentes a las redes sociales.

Tal y como lo explica Przybylski, los jóvenes que tienen una necesidad de contacto humano pero que no logran satisfacer esa necesidad o carencia, sienten un mayor desasosiego ante la posibilidad de perderse eventos o información importantes, lo que les lleva a pasar cada vez más tiempo conectados en las redes.

Las redes sociales alimentan este fenómeno

Por otro lado, hemos de tener en cuenta que plataformas como Facebook, Instagram o Twitter favorecen este miedo a "quedarse atrás"; y es que la función principal de estas aplicaciones es la de facilitar al usuario el contacto con sus compañeros y amigos, ponerse al día recíprocamente y participar en la vida de los demás (aunque se encuentren lejos unos de otros).

Las redes sociales exhiben una cantidad abrumadora de fotografías, mensajes y avisos, y disponen de prestaciones técnicas como el "deslizamiento infinito", la cual permite que siempre emerjan nuevos contenidos en la pantalla. Todo esto favorece el efecto FOMO.

Adolescentes que no quieren renunciar a nada

El efecto FOMO también aparece en la vida de nuestros hijos adolescentes más allá de las redes sociales. No olvidemos que cualquier decisión, por intrascendente que parezca, implica una renuncia; y por ello, si los adolescentes deben escoger un determinado plan, esto implica no hacer otro.

Pero, ¿y si ese que descartan es más interesante o emocionante que el escogido? ¿Y si los amigos van a un evento que es más interesante? Que entonces experimentan esta sensación de "estar perdiéndose cosas".

Lógicamente, es imposible estar en dos lugares a la vez (¡ni falta que hace!), pero ellos lo pueden vivir así, como si se perdiesen algo; sienten cierto desasosiego al pensar que los mejores acontecimientos están pasando sin su presencia.

Los adolescentes que experimentan el efecto FOMO pueden sentir angustia o preocupación al pensar que los mejores acontecimientos están pasando sin su presencia.

Relaciones de pareja y efecto FOMO

En las relaciones de pareja el efecto FOMO también se manifiesta, por ejemplo, cuando los adolescentes siguen en relaciones (tal vez, relaciones tóxicas o que no les satisfacen), por ese miedo a perderse algo.

Es decir, por el miedo que sienten a perderse aquello que hubieran vivido con esa persona si no la hubieran dejado. Pero claro, esto es peligroso porque puede hacer que sigan en relaciones que no les benefician (sino todo lo contrario).

Promover otro enfoque en los adolescentes

Como padres es importante conocer este fenómeno para poder identificarlo o no, en nuestros hijos. Hay un hecho irrefutable, y es que el tiempo de vida es limitado, e inevitablemente nos perderemos cosas, y cosas muy importantes, eventos en los que nos lo podríamos haber pasado bien.

Pero debemos enfocarlo de otra forma con nuestros hijos; no es tanto que se "pierdan" cosas, sino que viven otras. Y a veces, esas cosas que viven puede ser simplemente no hacer nada, descansar, dar un paseo o mirar una película; no todos los planes tienen que ser altamente estimulantes.

Debemos animar a nuestros hijos a cambiar su enfoque: no es que se pierdan cosas, es que viven otras. Y tampoco es cierto eso de que siempre tengan que estar haciendo planes para "vivir a tope".

La necesidad de parar y de disfrutar de las pequeñas cosas

Se trata de disfrutar de las pequeñas cosas y de dejar espacios para el descanso, alejando esa necesidad que tienen los adolescentes de estar siempre haciendo cosas fabulosas y productivas.

No lo necesitan, aunque tampoco es fácil cambiar su mentalidad teniendo en cuenta el contexto en el que viven, donde las redes sociales, desafortunadamente, juegan un papel central en su vida.

En definitiva; estaría bien trabajar conjuntamente con nuestros hijos para que el hecho de no estar siempre "al día", o "en todos lados", lo vivan con normalidad, y evitar que tengan la falsa impresión de que, comparada con la de los demás, su vida es sosa y triste.

Porque su vida puede ser igual de maravillosa, aunque no estén haciendo mil cosas estimulantes a la vez. ¡Aburrirse o parar no tiene nada de malo! Todo lo contrario.

Foto| Portada (Pexels)

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