Cuando en el embarazo lo pasas tan mal que no disfrutas nada

Cuando en el embarazo lo pasas tan mal que no disfrutas nada
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Antes de quedarme embarazada de mi primer hijo me visualizaba a menudo en esa etapa de la vida que parecía resultar tan maravillosa e idílica. Yo era entonces muy joven y en mi entorno no había mujeres embarazadas o mamás recientes, por lo que todo lo relacionado con el embarazo me llegaba a través de fotos de revista, artículos o escenas de películas que poco tenían que ver con la realidad que después me esperaría.

Y es que cuando vives un embarazo en donde lo pasas tan mal que ni te apetece compartir la noticia con tus allegados, es cuando te das cuenta de que esa imagen idílica que a menudo nos empeñamos en mostrar nada tiene que ver contigo y con lo que estás pasando.

Por eso creo que también es necesario mostrar esta otra cara B del embarazo; esa en la que no disfrutas nada y estás deseando que acabe. Si mis palabras te resuenan, esta reflexión va dirigida a ti.

Pueden ser muchos los motivos por los que el embarazo no se disfrute

Cuando eres primeriza y lees artículos relacionados con el embarazo, más o menos te haces una idea de los síntomas que puedes llegar a experimentar o de las diferentes etapas por las que irás pasando a medida que avanza tu gestación.

Pero, ¿qué ocurre cuándo lo que vives no es lo que te habían contado?

Cuando te pasas con náuseas hasta el último día de embarazo y cualquier olor te hace vomitar tanto, que ni siquiera puedes salir de casa. Cuando estás tan cansada que te sientes incapaz de ocuparte de tus otros hijos, y la culpa por no tener ganas de jugar con ellos te carcome por dentro.

Cuando debes pasarte el embarazo en reposo por complicaciones con la placenta, amenaza de parto prematuro o cualquier otro problema que esté poniendo en riesgo la salud de tu bebé. Y como consecuencia de ello no puedes evitar ponerte cada día en lo peor, desear que el tiempo pase lo más rápido posible y, de nuevo, sentirte culpable por no estar viviendo esa etapa con la plenitud que se espera.

Cuando has sufrido previamente numerosas pérdidas gestacionales, experiencias traumáticas o incluso la muerte perinatal de otro bebé. Entonces, tu nuevo embarazo te remueve tanto a nivel emocional que sientes que no puedes liberarte de los miedos que te provoca recordar aquella terrible experiencia.

Pero no solo hay factores físicos o emocionales que pueden empañar esta etapa de la vida. También hay mujeres que sufren graves problemas familiares, sociales, económicos o de cualquier otra índole para quienes la noticia de un embarazo puede resultar aterradora, de manera que no lo viven con la felicidad con la que siempre se presupone que debe vivirse.

Vivir un mal embarazo te deja un sabor agridulce: mi experiencia

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Me hubiera encantado disfrutar de mis embarazos, pero la realidad es que no lo hice (al menos no de los tres y de forma plena) porque las circunstancias que los rodearon me lo impidieron.

Mi primer embarazo fue de alto riesgo debido a una malformación uterina que me obligó a guardar reposo relativo desde el quinto mes, por contracciones y amenaza de parto prematuro. Recuerdo que lo único que deseaba era que el tiempo pasara lo más rápido posible, pues cada semana que mi bebé aguantaba dentro de mí aumentaban sus probabilidades de supervivencia en caso de que el parto se adelantara.

Mi hijo no tuvo nombre hasta el séptimo mes de embarazo. Tampoco aceptaba regalos para él, ni quise comprarle nada hasta que los médicos me aseguraron que el peligro había pasado. Fueron semanas muy duras y de gran incertidumbre, y en las que la expresión "disfrutar del embarazo" no tuvo cabida.

Lejos de mejorar, con mi segundo embarazo las cosas se complicaron, pues sufrí varias pérdidas gestacionales previas que me hicieron afrontar la gestación con mucho miedo e incertidumbre. También me diagnosticaron trombofilia y tuve que comenzar a pincharme heparina, y padecí una hiperémesis gravídica que me mantuvo en jaque hasta el séptimo mes.

¡Y yo que confiaba en resarcirme de todos aquellos sentimientos de la primera vez, me vi de nuevo cargando con una mochila mucho más pesada!

Pero aunque ninguno de los dos fue un "embarazo soñado", ambas experiencias me hicieron darme cuenta de la importancia de ser positivos, confiar en mi cuerpo y en mis bebés y agradecer cada día que amanecía y podíamos pasarlo juntos.

Por eso, cuando me quedé embarazada de mi tercer hijo decidí poner en práctica las enseñanzas de los dos embarazos anteriores y cargarme de "buenas vibraciones", como se suele decir de manera coloquial. Los problemas seguían estando ahí (embarazo de riesgo, trombofilia, estrés emocional...), pero el ejercicio mental que hice me ayudó a afrontar esta etapa de una forma más relajada; algo que tanto mi bebé como yo agradecimos profundamente.

Mi consejo para todas aquellas embarazadas que lo están pasando mal

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Si estás embarazada y estás pasando por alguna de estas situaciones, me gustaría dedicarte algunas palabras.

En primer lugar quisiera decirte que te permitas sentir sin culpabilizarte por ello. Dejar fluir tus emociones y no te sientas mal si no son como otros creen que deberían ser. Y es que no; no deberías estar feliz, pletórica y rebosante por el simple hecho de estar embarazada, pues cada mujer vive sus propias circunstancias y estas deben ser siempre respetadas.

En segundo lugar, y aunque pueda parecer difícil, te aconsejo que trates de pensar en positivo y conectar con tu bebé. Sabemos que ellos perciben nuestro estado emocional y que estar tristes y ansiosas no les beneficia.

Por eso te recomiendo que intentes buscar momentos que te permitan establecer esa conexión de una forma relajada, íntima y especial, como por ejemplo a través de la música, el baño, ejercicios de respiración o deportes como el yoga. ¡Te aseguro que te sentirás mucho mejor!

Y por último, me gustaría decirte que no estás sola. Es cierto que tu realidad y la mía no son las que habitualmente se muestran, pero si lo estás pasando mal no dudes en quejarte, hablarlo con tu círculo de confianza o incluso pedir ayudar profesional si así lo consideras.

Puede que sientas que vas a contracorriente en esta etapa de la vida en la que la mayoría de mujeres parecen disfrutar y emanar felicidad por todos los poros de su piel. Pero no eres rara, ni única, y tienes todo el derecho del mundo a expresar cómo te sientes.

Fotos | iStock

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