Mis siete consejos para viajar con niños y disfrutar de unas inolvidables vacaciones

Mis siete consejos para viajar con niños y disfrutar de unas inolvidables vacaciones
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Todos ansiamos que llegue el momento de las vacaciones de verano, para poder disfrutar en familia. Nos visualizamos descansando en una colchoneta de playa, leyendo un libro a la orilla del mar, planificando excursiones divertidas con los niños... en definitiva, recreando ese viaje idílico que tenemos en la cabeza.

Pero ya hemos visto en varias ocasiones que las expectativas no siempre se cumplen, especialmente cuando tenemos niños pequeños. Por ello, mi consejo como madre de tres hijos con diferentes edades, es adecuarse a sus ritmos y no querer llenar la agenda de planes que probablemente no puedan llevarse a cabo; ¡por muchas ganas que le pongamos!

Te comparto, desde mi experiencia, las claves que me funcionan para disfrutar de unas inolvidables vacaciones, tanto para mi pareja y para mí, como para nuestros peques. ¿Me compartes también las tuyas?

Involúcrales a la hora de preparar el equipaje

Con un niño pre-adolescente, conozco de primera mano las implicaciones que tiene olvidarnos en casa su camiseta favorita, sus botas de fútbol o el libro que en ese momento le tiene absorto.

Así que, para evitar discusiones y olvidos, mi consejo es involucrar a los niños a la hora de preparar el equipaje, asignándoles tareas que puedan hacer con autonomía en función de su edad. Quizá aún no estén listos para escoger con acierto toda la ropa que van a necesitar durante las vacaciones, pero es probable que sí puedan seleccionar sus prendas favoritas, organizar su bolsa de aseo y, por supuesto, los juguetes que se quieran llevar.

El trayecto es un momento importante, ¡no lo descuides!

vacaciones en familia

A la hora de preparar nuestras vacaciones, dirigimos toda nuestra atención a desarrollar una agenda de actividades perfecta, en donde no falte esa divertida excursión, el baño en esa playa de ensueño o la visita a ese interesante museo del que todos hablan.

Pero en muchas ocasiones descuidamos una parte fundamental que, por otro lado, es la que da el "pistoletazo de salida" a las vacaciones: el momento del trayecto.

Ya sea en tren, avión, barco, coche, autocaravana... debemos entender que para la mayoría de los niños, el viaje es un auténtico aburrimiento. Se cansan de estar siempre sentados, lloran, quieren hacer pis con frecuencia o incluso algunos se marean. En definitiva, lo mejor que puede pasar cuando viajamos con niños es que nos pregunten a cada instante aquello de "¿falta mucho?".

Por eso, mi recomendación es armarse de mucha paciencia y recursos divertidos para pasar el momento de la mejor forma posible. Recuerda que si viajas en coche debes hacer paradas frecuentes, consultar el tráfico previamente para evitar embotellamientos e intentar elegir las horas del día en las que tus hijos estén más tranquilos (personalmente, me funciona viajar después de comer, porque suelen quedarse dormidos inmediatamente).

A tu llegada, haz un "reconocimiento" de la zona

En cuanto llegueis a vuestro destino vacacional, y a no ser que se trate de una segunda residencia o un lugar que conozcais muy bien, mi consejo es que deis un paseo por las inmediaciones, con el fin de tener localizados aquellos sitios que pueden sernos de utilidad durante nuestra estancia fuera de casa.

Paradas de autobús o de taxis, farmacias de guardia, parques limpios y con zonas de sombra, supermercados y tiendas de horario ampliado, centros sanitarios... De este modo, en caso de necesitarlo no perderéis tiempo buscando.

Intercala actividades de ocio adulto e infantil

Playas

Mi marido y yo somo unos enamorados del turismo de ciudad. Nos encanta aquello de "ver piedras", caminar por callecitas estrechas, descubrir plazas con encanto, visitar museos... pero somos consciente de que nuestros hijos únicamente disfrutan con la playa y el turismo natural. ¿Qué hacer entonces?

Mi consejo es tratar de adecuar las vacaciones a todos los miembros de la familia, para que todos disfrutemos y tengamos nuestros ratos de ocio preferidos. En mi caso no renunciamos a hacer turismo de ciudad, pero siempre en muy pequeñas dosis, e intercalándolo con planes infantiles.

De este modo, poco a poco les voy introduciendo en otro tipo de turismo que a medida que van creciendo están comenzando a apreciar, pero sin perder la esencia de las vacaciones que disfrutan realmente.

Ten siempre en cuenta las necesidades del niño

Este consejo está muy relacionado con el anterior, y es que considero importante que las necesidades del niño primen sobre las de los adultos.

Es decir, y volviendo a mi ejemplo anterior, cuando nos planteamos hacer turismo de ciudad, siempre elegimos visitar ciudades cómodas para transitar con los peques y a ser posible llanas. Además, lo hacemos durante periodos cortos y en horas del día en las que su energía está en lo más alto.

Planifica junto a ellos las excursiones familiares

vacaciones en familia

Seguro que, con toda nuestra buena intención, comenzamos a llenar la agenda vacacional de actividades que estamos seguros de que gustarán a nuestros hijos: parques acuáticos y temáticos, espectáculos infantiles, fuegos artificiales en la playa, museos interactivos... Pero, ¿les hemos preguntado a ellos qué es lo que quieren realmente?

Y digo esto porque me pasó algo muy curioso estas vacaciones que me dio una gran lección; os cuento. En el sitio en el que nos alojábamos nos hicieron la recomendación de visitar un espectáculo nocturno con drones, así que mi marido y yo nos organizamos para llevar allí a los niños, creyendo que les encantaría.

El espectáculo duraba casi una hora, y aunque durante los primeros cinco minutos los niños permanecieron sumamente atentos, al cabo de ese tiempo comenzaron a protestar. "Me aburro, no quiero ver más", me decía mi hija con gesto cansado. Cuando les pregunté qué querían hacer, me contestaron que lo único que deseaban era pasear por la playa de noche y tomarnos todos juntos un helado.

En ese momento fue cuando me di cuenta de que les habíamos llevado a ver aquel sofisticado show sin preguntarles previamente si les interesaba. Simplemente decidimos por ellos y creímos que les gustaría, pero lo que realmente les hacía feliz era algo mucho más sencillo...

¡Deja que se aburran!

Y al hilo de lo anterior, también hago la siguiente reflexión: queremos que los niños estén entretenidos durante las vacaciones, que sean inolvidables para ellos y que no haya tiempo para el aburrimiento.

Esto hace que, en muchas ocasiones, no seamos conscientes de la cantidad de actividades y planes que programamos para ellos. Apenas les da tiempo a asimilar una emoción, cuando estamos metidos de lleno en el siguiente plan.

En mi opinión, conviene dosificar e incluso dejar que los niños se aburran. Porque también es postivo que sepan divertirse por ellos mismos, y que ocupen cierto tiempo libre con sus propios intereses o inquietudes.

Fotos | iStock

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