Problemas en el embarazo: complicaciones más frecuentes durante la gestación

Problemas en el embarazo: complicaciones más frecuentes durante la gestación
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A pesar de que la mayoría de los embarazos transcurren con normalidad, pueden darse ciertas complicaciones a lo largo de la gestación que acarren problemas de salud para la madre y/o el bebé.

Estas complicaciones pueden surgir como consecuencia del agravamiento de alguna condición específica de salud que la mujer tuviera antes de queda embarazada (alteraciones del metabolismo, enfermedades inmunitarias, enfermedades renales o cardíacas...). Igualmente, hay otros factores como la obesidad, la edad materna o hábitos perjudiciales (tabaquismo, drogas, medicación...) que pueden elevar el riesgo de sufrir complicaciones durante la gestación. Pero también pueden aparecer problemas a lo largo del embarazo derivados de otras causas como infecciones o enfermedades/malformaciones fetales.

Dependiendo del tipo de complicación y del momento del embarazo en el que esta se presente, podría afectar a la salud materna, a la del bebé (problemas en su desarrollo y crecimiento, parto prematuro, bajo peso al nacer...) o a la de ambos.

Un embarazo que presente alguna complicación será estrechamente seguido por el especialista, con el fin de garantizar la salud y el bienestar de la madre y el bebé.

A continuación te detallamos algunas de las complicaciones del embarazo más frecuentes, clasificadas por orden alfabético.

Alteraciones de la tiroides

tiroides

¿En qué consiste?

Las alteraciones tiroideas se producen debido a un mal funcionamiento de la glándula tiroides, encargada de producir las hormonas tiroideas que controlan el metabolismo de todo el cuerpo, así como la función de muchos órganos. Además, esta hormona materna también está implicada en el desarrollo cerebral y el sistema nervioso del bebé

Hay dos tipos de alteraciones tiroideas durante el embarazo:

  • Hipotiroidismo, o cuando la glándula tiroides no produce la cantidad suficiente de hormonas.
  • Hipertiroidismo o exceso de hormona tiroidea.
Los problemas de tiroides son la segunda causa de complicaciones endocrinológicas durante el embarazo, por detrás de la diabetes.

¿Cómo se trata?

Si la gestante tiene hipertiroidismo o hipotitoidismo leve, probablemente no necesite tratamiento y baste con un control riguroso. Pero si la alteración es más grave, el médico puede recetar medicamentos con la intención de que la tiroides produzca menos o más hormonas tiroideas, para que llegue a la corriente sanguínea del bebé en la dosis adecuada.

Asimismo, es necesario asegurar que la embarazada lleva una dieta equilibrada y recibe el suficiente yodo, un mineral imprescindible para que la tiroides pueda producir la hormona tiroidea.

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  • Para saber más sobre alteraciones tiroideas en el embarazo consulta aquí.

Anemia ferropénica

anemia

¿En qué consiste?

La anemia por deficiencia de hierro es un trastorno frecuente durante el embarazo. Se produce a causa del aumento del volumen del plasma sanguíneo y la capacidad disminuida de los glóbulos rojos para transportar oxígeno o hierro, necesario para la producción de hemoglobina que es la encargada de llevar el oxígeno a otras células.

La embarazada que padece anemia es más propensa a desarrollar preeclampsia, algún tipo de infección o una hemorragia postparto, mientras que los bebés son más propensos a nacer de forma prematura, a tener un crecimiento menor al normal y a nacer con bajo peso.

¿Cómo se trata?

Cuando la concentración de hemoglobina baja de los 11 g/dl, muchos médicos consideran que debe darse un suplemento de hierro para complementar la dieta de la embarazada.

No obstante, en ocasiones basta con llevar una dieta variada que incluya alimentos ricos en hierro para garantizar que el organismo cuenta con las reservas necesarias para aportar oxígeno suficiente para el bebé.

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  • Para saber más sobre anemia ferropénica en el embarazo consulta aquí.

Complicaciones del cordón umbilical

cordón umbilical

¿En qué consiste?

El cordón umbilical es un órgano indispensable para la supervivencia del feto. Conecta al bebé con la placenta y es el encargado de proporcionar oxígeno y los nutrientes necesarios para que pueda desarrollarse adecuadamente.

Si bien son poco frecuentes, pueden darse algunas complicaciones del cordón umbilical en el embarazo:

  • Prolapso de cordón: el cordón umbilical sobresale por el cuello uterino antes que la cabeza del bebé. Supone un grave riesgo, pues al quedar comprimido podría interrumpir el flujo de oxígeno que el bebé recibe.
  • Cordón de una sola arteria: la mayoría de las veces se asocia a malformaciones en el feto, así como a parto prematuro o bajo peso al nacer.
  • Alteraciones de la longitud del cordón: un cordón umbilical muy corto, de menos de 30 centímetros, puede complicar que el bebé baje por el canal de parto, mientras que un cordón de más de 60 cm podría propiciar la aparición de nudos o que enrolle en alguna de las partes del bebé.
  • Vueltas de cordón: aproximadamente entre el 20 y el 40 por ciento de los bebés nacen con una vuelta de cordón, sin que esto suponga ningún riesgo para su salud.

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  • Para saber más sobre complicaciones del cordón umbilical en el embarazo consulta aquí.

Complicaciones del líquido amniótico

líquido amniótico

¿En qué consiste?

El líquido amniótico es un elemento vital para el desarrollo del bebé dentro del útero materno. Entre otras cosas, le protege de lesiones y de la pérdida de calor, por tanto es primordial que se mantenga la cantidad adecuada.

La cantidad de líquido va aumentando a medida que avanza el embarazo alcanzando su máximo volumen de entre 800 mililitros y 1 litro alrededor de las 32-36 semanas de gestación. A partir de ese momento, el líquido comienza a disminuir ligeramente hasta el momento del nacimiento.

Durante el embarazo pueden darse complicaciones con el líquido amniótico, como por ejemplo:

Existe otra complicación que puede darse en el momento del parto, y aunque es muy rara, supone un grave riesgo. Se trata del embolismo del líquido amniótico que se produce al romperse las membranas fetales y los vasos uterinos, lo que provoca que el líquido amniótico se introduzca en el sistema circulatorio y viaje hasta los pulmones de la madre.

¿Cómo se trata?

Cualquier alteración en la cantidad de líquido amniótico debe ser controlada periódicamente mediante ecografía y tratar de encontrar la causa que podría estar provocando el problema.

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  • Para saber más sobre complicaciones del líquido amniótico consulta aquí y aquí.

Complicaciones de la placenta

placenta

¿En qué consiste?

La placenta es un órgano de vital importancia en el embarazo. Se forma desde el momento de la implantación del embrión en el útero y es la encargada de transmitir al bebé el oxígeno y los nutrientes necesarios para su crecimiento, así como de segregar hormonas esenciales durante la gestación y de proteger al feto en el seno materno filtrando las sustancias nocivas.

Pueden presentarse complicaciones de la placenta al existir diferentes tipos de anomalías o provocar alteraciones que complican el embarazo, como por ejemplo:

  • Placenta previa: cuando la placenta se implanta sobre el orificio cervical interno, en la parte baja del útero. Puedes leer aquí en qué consiste esta complicación y sus consecuencias.
  • Desprendimiento prematuro de placenta: cuando la placenta se desprende de forma parcial o total antes de dar a luz. Supone un grave riesgo para el bebé, por lo que se requiere su extracción de forma inmediata.
  • Placenta envejecida: se trata de una condición que disminuye el funcionamiento normal de la placenta y provoca insuficiencia en la nutrición uterina. Se produce cuando se supera la fecha de parto o por otras causas como hipertensión arterial o preeclampsia de la madre, u otros factores de riesgo. Puedes leer aquí en qué consiste esta complicación y sus consecuencias.
  • Placenta adherida: sucede cuando la placenta está anormalmente adherida al útero, pudiendo llegar a invadir el músculo uterino u órganos vecinos. Es una de las complicaciones de la placenta menos frecuente, que se presenta principalmente en los casos de placenta previa.

Existe también otra complicación poco frecuente pero peligrosa denominada corioamnionitis. Se produce por una infección en la placenta y el líquido amniótico provocada por las bacterias que normalmente habitan en la vagina, la Escherichia coli (E. coli) y estreptococos del Grupo B.

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  • Para saber más sobre complicaciones de la placenta en el embarazo consulta aquí y aquí.

Crecimiento intrauterino retardado

CIR

¿En qué consiste?

Durante el embarazo puede darse el caso de que el bebé crezca menos de lo normal. Es lo que se conoce como "crecimiento intrauterino retardado o restringido" (CIR), que se produce en un ocho por ciento de los embarazos.

A menudo esta complicación está ocasionada por problemas con la placenta, aunque también puede deberse a causas de origen materno y de origen fetal,  tales como alteraciones genéticas o cromosómicas, infecciones (toxoplasma, sífilis, rubeola, citomegalovirus, herpes simple) y gestaciones múltiples.

¿Cómo se trata?

En los casos de CIR tardío, lo único que se puede hacer es vigilarlo para que no produzca ninguna complicación en la última etapa del embarazo, pero en casos graves o en aquellos en los que se detecten problemas en la placenta, hay que adelantar el parto.

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  • Para saber más sobre crecimiento intrauterino retardado o restringido consulta aquí.

Diabetes gestacional

diabetes

¿En qué consiste?

La diabetes gestacional es un tipo de diabetes que aparece por primera vez en el embarazo, en mujeres que nunca antes habían padecido esta enfermedad.

Se produce cuando el páncreas no produce toda la insulina que necesita, y sin ella la glucosa no puede salir de la sangre y convertirse en energía dentro de las células. Es decir, el nivel de azúcar en sangre sube y se produce la hiperglucemia.

Se calcula que la diabetes gestacional afecta aproximadamente al 5-10% de las embarazadas.

¿Cómo se trata?

En el 85% de las ocasiones, la diabetes gestacional se controla adecuadamente con una dieta pautada y seguida por un especialista, en la que se debe evitar casi por completo el consumo de azúcar y consumir hidratos de carbono de absorción lenta.

Pero para los casos en los que esta medida no sea suficiente, el médico determinará tratamiento farmacológico con insulina.

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Gingivitis

gingivitis

¿En qué consiste?

La gingivitis es una forma de enfermedad periodontal que conlleva inflamación y sangrado de las encías a causa de la infección que destruye los tejidos de soporte de los dientes (encías, ligamentos periodontales y hueso alveolar).

Se calcula que más del 50% de todas las mujeres embarazadas experimentan alguna forma de gingivitis del embarazo. Las causas son variadas, siendo las más destacadas el efecto de las hormonas y el incremento del flujo sanguíneo.

¿Cómo se trata?

Para prevenir la gingivitis es importante tener una limpieza adecuada para así frenar la acumulación de placa y de sarro, evitar alimentos que contengan azúcar refinada, mantener una dieta equilibrada y adecuada en calcio y visitar al dentista regularmente.

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Hematomas intrauterinos

hematoma uterino

¿En qué consiste?

Una de cada tres embarazadas presenta una pérdida de sangre en algún momento del embarazo, especialmente en el primer trimestre. Una de las causas más comunes de hemorragia son los hematomas intrauterinos, cuyo pronóstico variará dependiendo de su ubicación y tamaño.

¿Cómo se trata?

En general, los hematomas intrauterinos no suelen provocar la pérdida del embarazo. En la mayoría de los casos, haciendo reposo los hematomas se reabsorben y desaparecen espontáneamente, aunque si el hematoma es muy grande tardará más tiempo en desaparecer.

Un hematoma pequeño o moderado sin compañía de otros síntomas tiene buen pronóstico y no suele constituir amenaza de aborto. Sin embargo, si se produce un sangrado abundante acompañado de dolor abdominal, el médico valorará la amenaza de aborto y e indicará el tratamiento más adecuado.

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Hiperémesis gravídica

náuseas

¿En qué consiste?

Aunque las náuseas y los vómitos son una de las molestias más habituales durante los primeros meses de gestación, cuando son persistentes e intensos, conllevan una pérdida de peso (más del 5% del volumen corporal) e incluso deshidratación, estamos ante un caso de hiperémesis gravídica.

No existe una causa específica que produzca un exceso de vómitos, y aunque suele atribuirse o a los elevados niveles de la hormona gonadotropina coriónica humana (HCG) que experimenta el organismo de la embarazada en las primeras semanas, también se han identificado dos genes asociados con esta enfermedad denominados GDF15 y IGFBP.

¿Cómo se trata?

Aunque hay ciertas medidas naturales que pueden ayudar a minimizar los síntomas (comer frecuentemente y en pequeñas cantidades, optar por alimentos protectores frente a las náuseas, evitar situaciones que provoquen nauseas, como ambientes cargados, olores fuertes, exceso de calor...), en la mayoría de las ocasiones es necesario administrar medicamentos para  reducir las náuseas y los vómitos.

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Hipertensión arterial gestacional

hipertensión

¿En qué consiste?

La tensión arterial es la presión que ejerce la sangre contra la pared de las arterias, algo imprescindible para que circule la sangre por los vasos sanguíneos aportando el oxígeno y los nutrientes a todos los órganos del cuerpo para que puedan funcionar.

Cuando se produce un incremento continuo de las cifras de presión sanguínea en las arterias estamos ante un caso de hipertensión arterial, que de manifestarse durante el embarazo podría constituir un riesgo para madre y bebé.

La hipertensión gestacional, también conocida como hipertensión inducida por el embarazo o hipertensión transitoria, es un tipo de hipertensión arterial que suele desarrollarse después de las 20 semanas de embarazo y desaparecer después del parto.

Si la hipertensión gestacional se desarrolla antes de las 30 semanas, las posibilidades de derivar en preeclampsia aumenta hasta el 50%. En cambio, si se desarrolla después de las 36 semanas de gestación, la hipertensión suele ser moderada.

¿Cómo se trata?

En general, las pautas a seguir dependerán del grado de hipertensión gestacional que padezca la mujer, pudiendo ser necesario el tratamiento farmacológico en los casos más graves.

Además, es necesario tener un buen control gestacional para prevenir los riesgos que supone sufrir hipertensión durante el embarazo, y llevar unos hábitos saludables.

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Hipotensión arterial gestacional

hipotensión

¿En qué consiste?

La hipotensión o presión arterial baja hace referencia a la condición anormal de salud en la que la presión sanguínea es más baja de lo usual, que casi siempre se encuentra entre 90/60 mmHg y 120/80 mmHg.

La causa más común de tensión arterial baja son las hormonas y el aumento del volumen sanguíneo. Sin embargo, a diferencia de la hipertensión, esta condición no reviste gravedad, aunque sí resulta muy molesta para la madre.

¿Cómo se trata?

La mejor forma de prevenir la tensión arterial baja en el embarazo es cuidando la dieta; consumiendo frutas y verduras frescas, incluyendo vegetales con sodio natural en su composición como el apio, acelga, espinaca, espárrago, zanahoria, alcachofa, remolacha y tomate, y asegurando una buena ingesta de líquidos.

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Infección urinaria

infección urinaria

¿En qué consiste?

Durante el embarazo,  la orina tarda más tiempo en recorrer las vías urinarias y salir, debido al alto nivel de la hormona progesterona (que relaja el tono muscular de los uréteres) y la pérdida de tono muscular de la vejiga.

Esto puede ocasionar la proliferación de bacterias en las vías urinarias, provocando infección en cualquier parte de ellas, desde los riñones (pielonefritis) hasta la vejiga (cistitis).

La infección en vías urinarias es especialmente frecuente durante el embarazo, ya que entre un 4 y 10% de las mujeres gestantes la padecen.

¿Cómo se trata?

Lo habitual para tratar una infección en vías urinarias son los antibióticos orales y el seguimiento médico riguroso, ya que este tipo de infección aumenta la posibilidad de tener un parto prematuro especialmente en el caso de infección en los riñones.

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Infección vaginal (vaginitis y vulvovaginitis)

infecciones vaginales

¿En qué consiste?

La vaginitis y la vulvovaginitis son patologías causadas por infecciones o inflamaciones de la vagina. Estas pueden ser el resultado de una infección por bacterias, hongos o virus, así como por irritaciones debido a sustancias químicas de productos de higiene o incluso al roce de la ropa.

Durante el embarazo, la mujer es más susceptible de contraer este tipo de infecciones debido a los cambios hormonales y a la disminución de las defensas.

¿Cómo se trata?

Es posible prevenir la vaginitis durante el embarazo llevando una higiene íntima adecuada que no altere el PH natural de la piel. También es importante secarse bien después del baño, no utilizar prendas de ropa ajustadas y que no transpiren, y cuidar el momento de limpiarse después de ir al baño.

Además, es fundamental que el médico realice un diagnóstico preciso y ponga el tratamiento adecuado, pues este tipo de infecciones se ha asociado con resultados adversos en el embarazo, como parto prematuro o bajo peso al nacer.

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Preeclampsia

preeclampsia

¿En qué consiste?

La preeclampsia es una complicación del embarazo que sucede cuando una mujer, que antes del embarazo tenía una presión arterial normal, desarrolla repentinamente una presión arterial alta y proteínas en la orina u otros problemas, después de las 20 semanas de gestación.

Se trata de una complicación que afecta al 10% de las embarazadas en todo el mundo, y si no se diagnostica y se trata a tiempo puede ser muy peligrosa para la madre (a corto y largo plazo) y para el bebé.

Se desconoce la causa exacta por la que se presenta, aunque existen ciertos factores de riesgo como la diabetes, el embarazo múltiple, la obesidad, ser mayor de 35 años o padecer alta presión arterial antes del embarazo, entre otros.

¿Cómo se trata?

Cuando es detectada a tiempo, la preeclampsia puede ser controlada pero dependiendo de la gravedad el tratamiento variará. Así, hay mujeres que pueden continuar su embarazo en casa, mientras que en otros casos se recomienda el ingreso hospitalario o incluso la inducción del parto si la madre ya se encuentra en la semana 37.

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Problemas circulatorios (varices, hemorroides y edema)

problemas circulatorios

¿En qué consiste?

Durante la gestación, para que el útero y el feto reciban suficiente oxígeno, por el organismo de la mujer circulan más litros de sangre. Ese aumento de volumen sanguíneo, que ronda el 40%, puede hacer que las venas se dilaten (varices en piernas, vulva o hemorroides) y los tejidos acumulen líquido (edema), provocando problemas de circulación, hinchazón y pesadez.

¿Cómo se trata?

Es posible aliviar las molestias provocadas por este problema tan frecuente en el embarazo llevando una vida activa y practicando ejercicio físico de forma rutinaria, así como cuidando la alimentación y la hidratación. Otras medidas como los drenajes linfáticos, el uso de ropa y calzado adecuado o las duchas frías también pueden ayudar a combatir los síntomas.

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Problemas renales

problemas renales

¿En qué consiste?

Los riñones son uno de los órganos que más sufren durante el embarazo debido al desplazamiento de los órganos y a la compresión que sufren por el volumen que alcanza el útero.

Estos cambios aumentan el riesgo de aparición infecciones urinarias y dolor de tipo cólico por la inflamación del riñón, un fenómeno que se conoce como hidronefrosis. Se calcula que el 90% de las embarazadas padece inflamación en el riñón.

Una condición más grave que la hidronefrosis es la presencia de cálculos renales, pequeñas y compactas formaciones de residuos que obstruyen las vías urinarias.

¿Cómo se trata?

En caso de hidronefrosis sin cálculos, el tratamiento irá dirigido a aliviar el dolor mediante analgésicos y antibióticos si hubiera infección. Si se observa la presencia de cálculos renales el tratamiento será similar, además de esperar a la expulsión espontánea de las piedras a través de la orina.

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Por lo general, con un correcto seguimiento del embarazo es posible detectar a tiempo estas complicaciones y tratarlas para evitar ningún riesgo. 
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