Por fin esperáis un bebé: cómo afrontar un embarazo tras años de infertilidad

Por fin esperáis un bebé: cómo afrontar un embarazo tras años de infertilidad
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Las estadísticas apuntan a que un alto número de parejas tiene dificultades para poder concebir; concretamente, se estima que casi un 15% de hombres y mujeres tienen problemas de fertilidad. Sin embargo, y pese a esto, poco se habla del tema, y sigue siendo un tema tabú en nuestra sociedad.

Pero lo cierto es que estas conductas solo incrementan el dolor y la soledad que se siente al creer que se trata de un asunto que nos sucede solo a nosotros, cuando los números evidencian que no es así.

Afortunadamente, cada día hay mayor apertura y disposición por parte de muchas personas (parejas y especialistas) para hablar de la infertilidad. A pesar de ello, hay un tema más concreto aún, del que menos se habla, y es lo que sucede cuando tras años de infertilidad, tratamientos de reproducción asistida, sufrimiento, incertidumbre... de pronto se logra un embarazo. Hablamos del miedo y las emociones que surgen en esta situación y cómo afrontarlas.

¿Cómo afrontar un embarazo tras años de infertilidad?

Son muchas las emociones que podemos experimentar con la llegada de un embarazo tras años de sufrimiento, búsqueda, quizás una larga historia de tratamientos de reproducción asistida, agotamiento físico y mental...

Y es que, quizás pensabas que ya nunca serías mamá, y de pronto, ves ese positivo en tu test de embarazo. Estás en shock, no sabes si llorar, si creértelo... habías pensado en abandonar tantas veces, y ahora, parece que empiezas a ver luz tras este largo camino oscuro...  Pero también sientes miedo, mucho miedo. ¿Y si no sale bien? Te preguntas.

Lo cierto es que, las emociones más habituales en este tipo de situación son; por un lado, el miedo a lo que pueda ocurrir, y por el otro la culpa por no poder disfrutar del embarazo (así como una ilusión "prudente" por haberlo logrado por fin, que también nos hace feliz).

Primero de todo, es importante que entiendas que estas emociones son naturales y que tienen su sentido, aunque ahora te sientas abrumada. Pero, ¿cómo afrontarlas? ¿Debemos luchar por no sentirlas o permitir que ahí estén, transitarlas...?

Tras años de búsqueda, tratamientos e infertilidad, cuando se logra el embarazo aparece una emoción muy intensa, que puede convivir con la ilusión: el miedo.

El miedo: una emoción común cuando llega el embarazo después de un largo camino

Un embarazo siempre se trata de un momento lleno de muchas ilusiones y felicidad, sí, pero también está cargado de muchos miedos y ansiedad que son normales dentro de este proceso.

Así, independientemente que llevemos años intentándolo o que haya sido un embarazo fácil de lograr; el miedo siempre suele estar presente, sobre todo durante las primeras semanas, cuando hay mayor riesgo de aborto espontáneo.

Sin embargo, en los casos en los que las parejas se creen infértiles y después de varios años logran un embarazo, las emociones pueden intensificarse, y el embarazo puede llegar a ser una verdadera sorpresa que puede avivar aún más estos miedos de los que hablamos.

Un camino difícil donde predomina el estrés

Estos miedos se avivan porque no hablamos de una búsqueda de embarazo relativamente fácil, sino que en los procesos de infertilidad, muchas veces las parejas han experimentado varios abortos durante la búsqueda de embarazo, han estado muchos años buscando, etc.

Y estas pérdidas gestacionales que mencionamos pueden ser debidas a las diferentes causas de la infertilidad de la pareja (por ejemplo, problemas inmunológicos o inflamatorios).

Y a todo ello se le suma el estrés de este tipo de procesos, llegar al embarazo siendo este muy medicalizado por los tratamientos de reproducción asistida, intervenciones, etc. Así, en este contexto complejo, sabemos que todos estos antecedentes generan miedo y un estrés añadido al proceso, que dificulta que la pareja se relaje al llegar el ansiado embarazo.

Comprendiendo el miedo

Primero de todo, será importante que entiendas que este miedo que sientes es totalmente normal. Déjalo sentir, no intentes huir de él. También puede irte bien buscar la forma de no obsesionarte con él y de no permitir que te domine.

Entiende su sentido, su función, e intenta aprender a convivir con él, ya que tarde o temprano se irá. Por otro lado, buscar actividades distractoras y relajantes que te permitan desconectar, momentáneamente, del miedo y del propio embarazo, también puede ayudarte.

Y si todo esto se te dificulta mucho, te recomendamos buscar ayuda terapéutica a través de una psicóloga perinatal. Con ella, además, podrás trabajar otros sentimientos que la llegada de este embarazo te está haciendo experimentar.

El reto de convivir con estas emociones

Por otro lado, prestar atención a las emociones es fundamental en estos casos, debido a que juegan un papel importante en la salud integral. No se trata de negarte a sentir miedo, ansiedad o angustia, sino de saber darles cabida pero no quedarte enganchada a ellas.

Tener miedo y pensar que algo saldrá mal durante el proceso es un sentimiento válido que puedes y necesitas expresar para soltar y liberarte de él. Pero ten en cuenta que es normal sentir estos miedos, esta incertidumbre, esta culpa por no poder disfrutar del embarazo cómo te gustaría...

Confía, resuelve tus dudas y suelta la culpa

Volviendo a cómo afrontar este cocktail de emociones, también puede ayudarte valorar las probabilidades reales de que algo malo ocurra; resuelve las dudas con tus médicos, verbaliza lo que sientes a tu pareja, hacer equipo juntos, exprésate también con tus personas de confianza, confía en ti, en tu cuerpo y en tu equipo médico.

Y evita obsesionarte con cada detalle del embarazo, con lo que puede salir mal. No pierdas tu enfoque preocupándote por cosas que seguramente no sucederán.

Enfócate en lo que estás viviendo, en esa maravillosa experiencia de tener una vida creciendo dentro de ti. No te sientas culpable si no logras creértelo, emocionarte aún o comprar ya la ropita del bebé, "por si...". Tarde o temprano seguro que conectas con esa ilusión, y recuerda que la ilusión puede convivir con el miedo.

Fotos | Portada (Unsplash)

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