¿Debemos guardar los secretos a los niños?

¿Debemos guardar los secretos a los niños?
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Un secreto se define como ·una cosa que cuidadosamente se tiene reservada y oculta·. En general, todas las personas, incluidos los niños, tenemos algún que otro secreto. Hablamos de cosas íntimas, que no nos gusta compartir con los demás, o que lo hacemos solo con algunas personas en un acto de confianza.

Cuando confesamos un secreto, lo hacemos esperando que la otra persona no le cuente nada a nadie, porque confiamos en ella. Quizás te ha pasado en alguna ocasión con tus hijos, que te dicen "esto es un secreto, no se lo cuentes a nadie". En estos casos, ¿qué es lo mejor que podemos hacer?

¿Debemos guardar los secretos a los niños? Como en todo, no hay una respuesta unánime, definitiva y "más correcta que otra"; así, deberemos valorar cada situación y cada caso en concreto. Para ello, os damos algunas claves sobre aspectos a tener en cuenta si deseas guardarle los secretos a tus hijos.

¿Debemos guardar los secretos a los niños?

En relación a este tema, la polémica está servida; hay quien piensa que los niños no deben tener secretos, y otros, que tienen todo el derecho del mundo a tenerlos, y también a que esos secretos estén a salvo.

Lo cierto es que, como decíamos, todos tenemos cosas que nos gusta guardar en nuestra privacidad, y está bien.

Sin embargo, con los niños debemos tener en cuenta algunas consideraciones previas. ¿Cómo saber si guardar los secretos a los niños? Ten en cuenta lo siguiente:

El derecho a la privacidad

Los niños también tienen derecho a tener su propia privacidad, y además, hemos de pensar que si deciden compartir con nosotros un secreto, es porque nos tienen confianza. Y esa confianza merece ser compensada.

Que confíen en nosotros como "guardadores de sus secretos", algo que para ellos seguramente es como un tesoro, es una buena noticia.

Significa que hemos ido cultivando esa confianza con ellos. Eso sí, deberemos tener en cuenta qué tipo de secreto nos están confesando, a la hora de valorar guardarlo o no.

"La mayoría de las buenas relaciones se basan en la confianza y el respeto mutuos".
-Mona Sutphen-

Depende del secreto: hay excepciones

Siempre deberemos pensar en beneficio del menor, cuando nos cuente las cosas. Así que, dependiendo del secreto, seremos sinceros con ellos y les explicaremos que eso es mejor contarlo, o no.

Hay cosas que pueden "guardarse" (cosas que son importantes para ellos, pero que no les pueden perjudicar; por ejemplo, que les gusta un niño de su clase, que se olvidó la chaqueta en el cole o que un día no hizo los deberes).

Sin embargo, hay temas mucho más delicados que a veces conviene "sacar a la luz" (con ellos) y poder hablar de ese tema abiertamente, sin tabúes.

  • Tipos de secretos

Hablamos de temas graves, o que involucran a terceras personas, que les pueden perjudicar o que son peligrosos...; como por ejemplo, haber sufrido abusos sexuales, algo muy grave.

En ese caso, deberemos comunicarle a nuestro hijo que ese tema es importante de abordar, siempre con la finalidad de ayudarle.

Por contra, hay excepciones de secretos que sí deberíamos guardar: por ejemplo, cuando le organizamos una fiesta sorpresa a papá o mamá en familia, o cuando le queremos comprar un regalo por su cumpleaños, etc.

Sé sincero

También es muy importante ser sinceros con los niños en todo momento; por ejemplo, si creemos que ese secreto debe compartirse (si se trata de un tema delicado, como decíamos), debemos hablarlo abiertamente con el niño (o adolescente), y explicarle los motivos de ello.

Otra cosa es que necesitemos consultar con un especialista, por ejemplo, para determinar si ese asunto es grave o no, o que le comuniquemos a nuestra pareja lo que está ocurriendo. En estos casos, no hace falta explicarles todo a los niños, pero nunca mentirles.

Cuida la confianza

De igual forma, es importante cuidar la confianza que han depositado nuestros hijos, o los niños en general, en nosotros. Es decir, que no se sientan traicionados.

Por ello es tan importante la comunicación con ellos, que sea abierta y honesta, hacerles preguntas, crear un clima donde se sientan seguros y tranquilos, etc.

Y ser transparentes en todo momento. Esta confianza que han ido depositando en nosotros debe mantenerse en el tiempo si queremos que sigan contándonos las cosas que les preocupan, por ejemplo.

"La gente en quien se confía total y plenamente devolverá esa confianza".
-Abraham Lincoln-

Nunca presiones

Hay niños a los que les cuesta explicar sus cosas, y está bien. No todos somos igual de abiertos. Por ello, igual que debes entender a tu hijo si te cuenta sus secretos, también debes respetar que no lo haga, o que no te cuente absolutamente todo.

Ten en cuenta que ellos también tienen derecho a preservar su parcela de intimidad.  Y sobre todo, no les presiones para que te lo cuenten todo, porque esto provocará justo el efecto contrario, que se cierren más a ti.

Déjales decidir qué contar y qué no (y si crees que hay algo que le preocupa y no te lo explica, fomenta un clima de confianza para que pueda abrirse poco a poco a ti, dale tiempo, hazle preguntas pero sin llegar a agobiarle, etc.).

No hacer del tema un tema tabú: normalizar

Habrá secretos más "importantes" que otros, como decíamos; hay cosas que nos explican los niños simplemente por compartir, o porque les hace gracia... también, temas que les hace vergüenza contar y que por eso consideran "secretos".

Así, muchas veces son cosas que ellos consideran "muy graves" y que a lo mejor no lo son; por ello, normalicemos y no hagamos de ciertos temas, un tema tabú. Mantengamos con ellos esa línea comunicativa de hablar las cosas con transparencia, naturalidad y sinceridad.

Identificar por qué nos lo cuentan

Sobre todo, ante secretos más "importantes", es importante determinar la finalidad de esa confesión. ¿Por qué nos están contando estas cosas nuestros niños? ¿Es para obtener alivio, comprensión?

¿Para resolver dudas? ¿Por diversión? ¿Para sentir que tienen un confidente en quienes confían? ¿Tan solo para compartir? Y es que, a veces no tan importante es "el secreto en sí", sino "por qué nos lo cuentan". Si aprendemos a determinar eso, estaremos más cerca de acompañar y ayudar mejor a nuestros hijos.

Intuición y sentido común

Cuando hablamos de secretos, pueden parecer cosas muy delicadas; sin embargo, no siempre lo son. A veces son cosas que llaman la atención a nuestro hijo, que quieren compartir, que les generan dudas... y otras, cosas que realmente les preocupen.

Sea como sea, es importante que valoremos el secreto en cuestión y las consecuencias de contarlo y no contarlo. Sigamos nuestra intuición como padres, y mantengamos siempre una actitud crítica pero con sentido común.

Nosotros conocemos a nuestros hijos y sabemos por qué nos cuentan las cosas, hasta qué punto son importantes y no... y si no lo tenemos claro, preguntémosles, consultemos con un especialista si hace falta. Y sobre todo, hablemos abiertamente de estas cosas con nuestros hijos. ¡Tenemos que confiar también en ellos!

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