Danone anuncia que reducirá en un 22% los azúcares añadidos de sus yogures: un paso más para luchar contra la obesidad infantil

Danone anuncia que reducirá en un 22% los azúcares añadidos de sus yogures: un paso más para luchar contra la obesidad infantil
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Frenar la obesidad infantil debería ser una lucha conjunta entre padres, colegios, instituciones e industria alimentaria. Lo cierto es que poco a poco, la sociedad va tomando conciencia y llevando a cabo medidas que ayudan a luchar contra las altas cifras de obesidad de las que lleva tiempo alertando la OMS.

La última empresa en adquirir un compromiso nutricional con sus productos ha sido la multinacional francesa Danone, que ha anunciado que reducirá en un 22% los azúcares añadidos de sus yogures en los próximos dos años. Un pasito más que agradecemos todos los consumidores, y especialmente los padres preocupados por la alimentación de nuestros hijos.

Yogures más saludables: ¡es posible!

En la actualidad, y según informa el diario El País, el 48% de los yogures de la marca Danone son azucarados, un 39% son edulcorados y solo un 13% son naturales. La compañía se ha marcado como objetivo ir reduciendo, en el plazo de dos años, las cantidades de azúcares añadidos en sus productos lácteos fermentados en España, para ofrecer al consumidor alternativas más saludables.

Además, anima a sus competidores a hacer lo mismo. Y es que es fundamental que todas las empresas del sector alimentario se unan y comprometan en ofrecer productos cada vez más sanos, con menos grasas saturadas y menos contenido en azúcares.

El yogur es una excelente forma de introducir lácteos en la dieta de los niños y un alimento que suele encantar a los peques. Pero debemos tener cuenta que no hay que dárselo antes del primer año de vida, a pesar de que en el mercado encontremos yogures adaptados a bebés.

Ahora bien, cuando nuestros hijos ya tiene edad para comenzar a tomar yogures, y ante tanta variedad de marcas, presentaciones y sabores, a los padres se nos plantea la duda de cuáles contienen menos azúcares o qué marcas son las más adecuadas, nutricionalmente hablando.

Personalmente, en casa siempre hemos optado por yogures naturales, sin edulcorar de forma artificial. Salvo ocasiones especiales mis hijos no consumen natillas, actimeles, danoninos o cualquier otro postre lácteo similar, por el alto contenido en azúcar que tienen.

Si van a tomar un yogur diario, prefiero que sea natural y ellos se lo preparen a su gusto, mezclado con semillas, copos de avena, virutas de chocolate puro o trozos de fruta fresca. Porque reducir el consumo de azúcar es muy sencillo si tomamos conciencia de ello y, sobre todo, acostumbramos al paladar desde pequeños.

Más ejemplo, conciencia y apoyo social

Sin embargo, y es algo que hemos comentado varias veces, de nada sirve estar preocupados por la correcta alimentación de nuestros hijos si los padres no damos ejemplo. ¿Y cómo podemos hacerlo?

Desayunos En Familia

Cereales industriales azucarados, zumos envasados, pan con crema de cacao, galletas o bollería industrial no deberían tener cabida en la dieta de los niños; al menos no de manera habitual.

Apostemos por la repostería casera, por meriendas variadas y sanas, y por desayunos diferentes, saludables y llenos de energía. Y no olvidemos la fruta y lo importante que es consumir al menos cinco raciones diarias.

  • Comer en familia, sin televisiones ni pantallas de por medio y disfrutando de estar juntos y de la tranquilidad de una comida sin prisas ni relojes.

También es importante que nuestro entorno tome conciencia y, junto con el colegio, nos ayuden a velar por una alimentación saludable. Algunas escuelas han puesto en práctica programas especiales de educación física para combatir el sendentarismo y ya son muchos los centros que velan por menús escolares saludables.

Elevar el impuesto de las bebidas azucaradas o evitar que los niños que van solos a determinados restaurantes de comida rápida no puedan comprar comida basura, son pequeños pasitos que entre todos vamos dando para poner fin a una verdadera crisis de malnutrición, de la que lleva tiempo alertando la OMS.

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