Mi hija empieza el cole por primera vez en medio de una pandemia mientras yo navego en un mar de incertidumbres
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Mi hija empieza el cole por primera vez en medio de una pandemia mientras yo navego en un mar de incertidumbres

Es la segunda vez que voy a vivir un "primer día de cole". Con mi hija mayor tuve una mezcla de sentimientos en la que, sinceramente, ganaba la nostalgia por saber que ella empezaría a vivir momentos importantes sin mi. El primer día la única que lloró (y mucho), fui yo, así que ya os podéis imaginar quién llevó la peor parte.

Al contrario de lo que me habría imaginado en un principio, esta vez está siendo igual de complicado el empezar a desprenderme de ella. Hemos estado juntos (con su padre, además), las 24 horas de todos los días de su vida gracias a la pandemia. Las únicas veces que ha comido con otras personas, sin estar yo presente, ha sido con sus abuelos. Aún no tiene ni tres años y la veo tan pequeña aún y tan apegada a mi, que no quiero ni pensar en cómo va a ser ese primer día para las dos.

El panorama no podría ser más confuso: mientras las cifras de contagios en menores de 14 años están disparadas, este año el gobierno ha aprobado un aumento del ratio de alumnos respecto al curso pasado, la mascarilla en nuestro caso no es una opción porque no se la deja puesta ni un minuto y el colegio aún no se ha pronunciado respecto al protocolo de este año (por ejemplo, aún no sé si podré dejarla en su aula de clase o si habrá algún período de adaptación). Todo esto está convirtiendo al que ya es un momento duro para muchos padres y niños, en una situación bastante estresante... de hecho hay momentos en que la preocupación le gana terreno a la nostalgia.

En cuanto al tema sanitario, lo que me ha tranquilizado un poco es la experiencia del curso pasado con mi hija mayor, ya que todo salió muchísimo mejor de lo que me esperaba: no hubo ni un solo contagio en su clase, estuvo feliz por regresar al cole "de verdad" y vi un avance espectacular en su aprendizaje. Por eso tengo la esperanza de que toda esta situación que nos ha tocado vivir pase desapercibida para la pequeña, porque el colegio al final es su segundo hogar y deseo con toda mi alma que allí siga siendo la misma niña feliz que es en casa.

Empieza una nueva etapa para todos, y creo que yo soy la que está menos preparada

Abrazo

Estoy segura que ella lo va a llevar mejor que yo. No paro de imaginarme cómo serán esos primeros días en los que empezará a hacer amigos, en los que hará una fiesta particular con las pinturas y sus manos, en los que sacará todos los juguetes que encuentre a su paso y en los que empiece a jugar con otros niños distintos a su hermana.

Sé que será feliz y que lo disfrutará muchísimo, pero no puedo evitar pensar en la hora de la comida, porque no estaré ahí para escuchar un "¿me lo das, mami?", o en la hora de la siesta, porque ya no escuchará la misma historia que oye desde hace ya no sé cuántos meses para dormirse. La pandemia me preocupa, pero pensar en estas cosas me hace todo más cuesta arriba... os confieso que se me hace un nudo en la garganta cuando lo pienso.

Qué difícil es aceptar que llega ese momento en el que empiezan a vivir cosas emocionantes sin nosotros. Qué presión en el pecho siento al pensar que mi pequeño bebé ya es una niña que va al cole de los mayores y que ese camino que es inevitable, transcurre de una forma tan increíblemente rápida, que a veces da vértigo mirar atrás.

No me cabe duda de que otra vez tendré que hacer un esfuerzo sobrehumano para no llorar cuando la deje en la puerta del cole... sé que la veré y no pararé de pensar, "¿en qué momento creciste tanto, mi bebé?".

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