Este hábito súper sencillo que desearía haber conocido antes me ayuda a liberarme de la carga mental: marcó un antes y un después

Este hábito súper sencillo que desearía haber conocido antes me ayuda a liberarme de la carga mental: marcó un antes y un después
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¿Alguna vez has tenido la sensación de que tu cabeza está a punto de explotar ante la cantidad de ideas, tareas o pensamientos que albergas en ella? ¿La sobrecarga mental te impide conectar con otras personas, porque el runrún de tus pensamientos está siempre latente? ¿Por las noches te cuenta conciliar el sueño porque tu cabeza no para de dar vueltas a la cantidad de tareas pendientes u obligaciones?

Si te sientes identificado con estas situaciones debes saber que no eres el único al que le pasa. El desborde mental -o la saturación que experimentamos cuando nuestra mente está ocupada por una cantidad excesiva de pensamientos, preocupaciones y tareas- es algo muy habitual en nuestra sociedad, debido especialmente a nuestro acelerado estilo de vida y a la cultura de la multitarea.

Por eso, si alguna vez has tenido esta sensación sabrás que la sobrecarga mental acarrea fatales consecuencias a nuestro estad anímico y físico, por lo que se hace imprescindible ponerle freno con este sencillo hábito que te comparto, y que marcó un antes y un después en mi vida.

El barrido o vaciado mental, un hábito sencillo pero eficaz

Es muy posible que el truco que voy a compartir contigo lo hayas utilizado en alguna ocasión, especialmente en el ámbito laboral para gestionar tus tareas y proyectos, o sentar tus metas profesionales. Pero lo cierto es que puede aplicarse a cualquier parcela de la vida, incluyendo los estudios, las tareas domésticas y responsabilidades familiares, e incluso como una herramienta eficaz frente al estrés.

El barrido mental, también conocido como "vaciado mental" o "brain dump", es una estrategia simple pero efectiva para liberar la mente de la carga de pensamientos, tareas y preocupaciones acumuladas.

Básicamente, la técnica consiste en poner por escrito todas las tareas, pensamientos y preocupaciones que rondan en nuestra cabeza. Esta sencilla estrategia, que ha sido adoptada por diversas corrientes de pensamiento para la gestión eficaz del tiempo y el bienestar, ha supuesto un antes y un después en mi vida, y es tan fácil de implementar en el día a día que no te costará ningún esfuerzo.

Cómo poner en práctica la técnica del "barrido mental"

barrido mental

Estos son los pasos que debes dar para realizar con éxito un barrido mental:

Encuentra un momento tranquilo para dedicarle unos minutos sin interrupciones. Para mí, ese momento es por la mañana antes de que mis hijos despierten, con un café en la mano y la casa en silencio. Pero quizá para ti sea por la noche, en la oficina antes de comenzar a trabajar, o mientras viajas en el transporte público.

Papel y lápiz. Hazte con un medio para anotar y llévalo siempre contigo. Puede ser una agenda, una libreta o cuaderno, un pos-it, o si lo prefieres una app de notas.

Anota sin filtros todo lo que te viene a la mente. Sin juzgar ni organizar tus pensamientos, anota sin filtros todo lo que te venga a la mente: tus preocupaciones, tareas pendientes, compromisos, ideas, proyectos... No te preocupes en ese momento en filtrar si se trata de cuestiones personales o profesionales. Simplemente, apunta.

Asegúrate de haber vaciado tu mente. No te guardes nada en tu mente y anota absolutamente todo lo que tengas en la cabeza, incluso las tareas más triviales. Quizá en el momento en que te pongas a hacer el ejercicio de "barrido mental" se te olviden algunas cosas y afloren tiempo después. Por eso es importante que siempre lleves contigo tu libreta de apuntes y vuelques en ella cualquier pensamiento que te asalte donde y cuando sea (un consejo: deja también una libreta en tu mesilla de noche porque al relajamos al final del día suele ser cuando más pensamientos surgen).

Organiza lo que has escrito. Ahora sí: una vez anotados tus pensamientos, llega el turno de organizarlos. Clasifica tus tareas como mejor prefieras; puedes hacerlo por temática, prioridad, fecha de vencimiento, tipo de proyecto... Si una tarea se compone a su vez de varias pequeñas acciones, subdivídelas y anota cada acción por separado.

Revisa tu lista de tareas de forma periódica. Establece un momento específico para revisar, abordar o reestructurar las tareas apuntadas en tu lista. Según tus necesidades, puede ser preciso repasar la lista a diario o incluso varias veces al día, pero también puede que con una revisión semanal sea suficiente. En cualquier caso, es muy importante que implementes este hábito en tu rutina para que la técnica de vaciado mental sea eficaz y puedas mantenerte enfocado en lo que realmente importa.

Así me ha ayudado el vaciado mental a mi día a día

técnica de vaciado mental

Puedo asegurarte que los beneficios que aporta la técnica del vaciado mental son increíbles, y lo mejor es que se notan desde el primer día. Es cierto que al principio cuesta adquirir el hábito de apuntar todo lo que se te viene a la mente, pues estamos acostumbrados a confiar en nuestra memoria y salvo que se trate de algo complejo o sumamente importante que no debemos olvidar, tendemos a acumular en la mente la mayoría de tareas, responsabilidades o pensamientos que nos invaden a lo largo del día.

Cuando empiezas a ser consciente de que no necesitas retener nada porque todo está apuntado en un papel, tu mente se relaja.

Sientes un alivio inmediato de la carga mental. Cuando adquieres el hábito de poner en práctica esta técnica enseguida notas la increíble sensación de alivio, al liberar la mente de la carga de recordar múltiples tareas y pensamientos.

Tu estrés se reduce. Cuando sacas tus pensamientos y preocupaciones de tu mente, reduces también la ansiedad y el estrés asociados a la sensación de tener demasiadas cosas en la cabeza. Y al deshacerte de esa perenne sensación de estrés, el clima de convivencia en el hogar mejora.

Mejora tu productividad. Al tener una lista clara de tareas, puedes abordarlas de manera más estructurada y efectiva, lo que mejora la productividad.

Acometes las tareas de una forma más clara y enfocada. Al externalizar tus pensamientos, te enfocas más fácilmente en la tarea o idea presente, dejando a un lado todo lo demás. Es decir, ya no necesitas estar pensando ese recado importante que no puedes olvidar hacer más tarde, porque tu agenda te lo recordará.

Tienes más tiempo libre. Lógicamente, cuando eres capaz de acometer tus tareas de forma organizada, precisa y enfocada, el tiempo que inviertes en hacerlo se reduce, y aumenta tu tiempo libre.

Todos hemos experimentado más de una vez esa sensación de saturación mental tan desagradable, que incluso puede llegar a provocarnos agotamiento, estrés, olvidos y falta de atención y enfoque en las tareas que realizamos. Por eso, desde mi experiencia, te recomiendo que no esperes a que tu capacidad de procesar la información llegue al límite y tu carga mental se desborde. Con esta técnica tan sencilla notarás de inmediato los efectos positivos.

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