Siete herramientas de la Disciplina Positiva para mejorar la convivencia en nuestro hogar

Siete herramientas de la Disciplina Positiva para mejorar la convivencia en nuestro hogar
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Para muchas familias, las vacaciones de verano son momento para disfrutar y conectar los unos con los otros, dejando de lado la vorágine del día a día y las prisas. Pero las vacaciones también traen consigo cambios en la rutina, elevadas expectativas y diferentes intereses, lo que podría afectar negativamente al clima de convivencia.

No en vano, algunos padres afirman que durante las vacaciones de verano se acrecientan las peleas entre los hermanos, las discusiones con los hijos adolescentes o incluso las faltas de entendimiento con las parejas.

Si quieres que tus vacaciones en familia sean una experiencia positiva y enriquecedora para todos, te compartimos siete herramientas de la Disciplina Positiva que ayudan a fomentar el tiempo de conexión y la calma el nuestro hogar.

Cinco herramientas de la Disciplina Positiva para favorecer una buena convivencia

Suele ser habitual que durante el curso vayamos con el 'piloto automático' encendido, engullidos por las prisas y la vorágine del día a día. En muchas ocasiones, esto acaba derivando en una falta de conexión con los hijos, que a su vez repercute en problemas de comportamiento, mayores niveles de estrés o ansiedad, y un clima familiar poco estable.

Las vacaciones de verano son una excelente oportunidad para tomar conciencia de esto, rebajar nuestro ritmo de vida y reconectar con quienes más queremos. Todo ello contribuirá a mejorar el clima de convivencia en nuestro hogar, teniendo en cuenta además estas prácticas:

1. Fomenta la comunicación abierta

clima de convivencia

Es fundamental establecer en el hogar un ambiente de comunicación donde todos los miembros de la familia os sintáis escuchados y respetados. Para ello, debes tener muy presente cuáles son los enemigos de la comunicación positiva y cómo propiciar un clima de confianza y respeto con los hijos.

Si somos capaces de crear un espacio seguro, donde los niños se sientan cómodos compartiendo sus pensamientos, sentimientos y preocupaciones, estaremos contribuyendo a forjar su sentido de pertenencia y, en consecuencia, sus comportamientos en casa también mejorarán.

Otro de los aspectos clave dentro de la comunicación afectiva y respetuosa es fomentar la escucha activa. Escuchar a nuestros hijos con los cinco  sentidos, no juzgar sus errores y saber resolver los conflictos a través del diálogo y la negociación, ayuda a crear un ambiente de calma y equilibrio emocional en nuestro hogar.

En este post te explicamos cómo comunicarnos con nuestros hijos de forma positiva y en este otro post qué prácticas erróneas nos alejan de ellos.

2. Promueve el respeto mutuo

El respeto mutuo y el amor incondicional son pilares fundamentales de un hogar en calma y armonía. Las relaciones familiares saludables se construyen sobre la base de un trato respetuoso, empático y compasivo entre todos los miembros de la familia, incluidos los niños.

En este sentido, una crianza democrática, basada en relaciones horizontales y no de verticalidad ni superioridad, ayudará a promover el sentido de pertenencia en los niños, la felicidad y el equilibrio emocional de todos los miembros de la familia.

3. Establece límites claros y firmes

límites

Pero criar con amor, respeto y empatía no significa no poner límites. Al contrario; los niños necesitan límites claros y firmes para desarrollarse de forma saludable y para ser felices.

Los límites son necesarios para mantener la armonía en el hogar porque promueven el respeto mutuo, previenen conflictos y malentendidos,  y fomentan la responsabilidad y el desarrollo de habilidades.

Establecer límites claros y consistentes ayuda a todos los miembros de la familia a entender sus roles y responsabilidades, y a desarrollar un sentido de seguridad y estructura. Los límites deben ser comunicados de manera respetuosa y flexible, teniendo en cuenta las necesidades individuales y fomentando la colaboración y el compromiso.

4. Fomenta la autonomía y cooperación de tus hijos

autonomía

Establecer rutinas diarias y sólidas contribuye a aumentar la seguridad y confianza en los niños, así como su autonomía e independencia. Y es que saber qué rutina o hábito toca poner en práctica en cada momento permite a los más pequeños acometer las tareas por sí mismos, evitando las órdenes, los conflictos familiares y las luchas de poder.

En el caso de los adolescentes las rutinas también son muy necesarias, especialmente durante las vacaciones. En este sentido, es recomendable involucrar a los hijos adolescentes en la planificación de actividades y asignarles responsabilidades apropiadas a su edad.

Todo ello les ayuda a fomentar una sensación de contribución y pertenencia, a sentirse útiles y válidos, y a promover la cooperación en la familia (mejorando, por tanto, el clima de convivencia).

5. Se consciente de tus emociones y de las de los demás

autocuidado

Durante las vacaciones de verano es normal que surjan desafíos, conflictos o puntos de vista diferentes entre los miembros de la familia. Pero en nuestros manos está convertir esos desafíos en una experiencia enriquecedora de la que aprender y salir re-conectados.

Para ello es fundamental prestar atención a nuestras emociones y a las de nuestros hijos; saber identificarlas, expresarlas de una manera saludable y resolver problemas de forma constructiva y colaborativa.

En Bebés y Más os hemos compartido numerosas herramientas para ayudar a nuestros hijos con la gestión de sus emociones, así como recursos para que los adultos no perdamos la calma ante situaciones conflictivas que puedan surgir en nuestro día a día.

6. Aprende de los errores y sé flexible ante los cambios

crianza

Es posible que durante las vacaciones las cosas no salgan según lo planeado o incluso surjan contratiempos a los que debamos hacer frente. Si nos quedamos anclados en esos errores o imprevistos, no solo no lograremos disfrutar, sino que es posible que aumenten las tensiones y conflictos entre los miembros de la familia.

Si por el contrario, somos capaces de adoptar una mentalidad de crecimiento y de ver los desafíos como oportunidades para aprender, no solo estaremos enseñando a los niños a trabajar la resiliencia, sino fortaleciendo los lazos familiares y mejorando el clima de convivencia familiar.

7. Motivación y aliento

Cuando alentamos a nuestro hijo le estamos animando a actuar, a pensar, a explorar, a opinar por sí mismo, a autoevaluarse y a cambiar eso que ellos (y no otros) creen que pueden mejorar. También infundimos aliento cuando valoramos el esfuerzo que han realizado, en lugar de centrarnos en el resultado.

Un niño que se siente alentado por sus padres desarrollará su autoconfianza y autoestima al sentirse válido y capaz, lo que a su vez repercutirá en que quiera seguir contribuyendo al buen funcionamiento del hogar.

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