Educar con respeto y amor, pero también con límites: así es la crianza democrática

Educar con respeto y amor, pero también con límites: así es la crianza democrática
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El estilo de crianza influye mucho en el desarrollo de nuestros hijos. Tiene un impacto innegable en su autoestima, autoconcepto y ajuste emocional. Como padres, educar desde la inteligencia emocional nos permite acercarnos a un estilo de crianza más democrático y positivo para ellos.

Este estilo de crianza no implica que los niños "decidan todo", y tampoco implica "no poner límites", como erróneamente se cree (esto sería un estilo permisivo).

La crianza democrática implica educar con respeto y amor pero a la vez, estableciendo normas y límites. Hablamos de sus características y de cómo aplicarla a través de claves y ejemplos.

Crianza de estilo democrático: ¿qué es?

El estilo de crianza democrático es el que ha demostrado tener un impacto más positivo y saludable para los niños, si lo comparamos con los otros estilos educativos, que serían el permisivo, el autoritario y el negligente.

Este estilo se basa en construir una relación cercana, respetuosa y empática con nuestros hijos. Implica establecer normas y límites claros, justos y coherentes. Cuando aplicamos este estilo de crianza, somos firmes en la aplicación y seguimiento de las normas, pero a la vez, tolerantes y flexibles.

Este estilo se basa en construir una relación cercana, respetuosa y empática con nuestros hijos. Implica establecer normas y límites claros, justos y coherentes.

El no cumplir las normas conlleva consecuencias, pero nunca castigos, y también somos capaces de flexibilizar, cambiando esas normas cuando sea necesario.

Por otro lado, también se basa en ofrecer amor, cariño, cuidado y escucha activa. A través de ella procuramos que nuestros hijos comprendan las normas, pero también nos encargamos de comprender sus opiniones y sentimientos, y sobre todo, de respetarlos.

Beneficios del estilo democrático

Este estilo permite construir un apego seguro con nuestros hijos. Favorece su autoestima y su autoconfianza, y también su autonomía. Su autoestima y autoconfianza mejoran porque los niños se sienten:

  • Respetados
  • Validados
  • Queridos
  • Capaces y seguros de sí mismos

Y a su vez, mejora su autonomía porque su opinión es tomada en cuenta y porque les damos espacio para tomar pequeñas decisiones, que no todas (con supervisión y ayuda cuando sea necesario). Por otro lado, es un estilo que promueve la tolerancia a la frustración y un buen ajuste emocional.

Siete claves para fomentar una crianza democrática

1. Establecer normas y límites claros y coherentes

El estilo democrático no implica educar sin límites. Los niños necesitan normas y límites para poder desarrollarse, psicológicamente, de forma saludable; necesitan una guía, nosotros somos los adultos. Y estas normas y estos límites deben ser claros, coherentes y proporcionados.

Para establecerlos deberemos tener en cuenta la edad y el momento evolutivo del niño. A la hora de aplicarlos, lo haremos de forma clara y respetuosa, explicando con detalle qué implica esa norma o límite, alternativas y cuál es la consecuencia de transgredir ese límite (esto último también podemos negociarlo con ellos).

A la hora de aplicar los límites, lo haremos de forma clara y respetuosa, explicando con detalle qué implica esa norma o límite, alternativas y cuál es la consecuencia de transgredir ese límite.

Las consecuencias nunca serán punitivas y tendrán relación con la norma en cuestión; por ejemplo, "si no recogemos la mesa después de comer, la tendremos que recoger mañana", o, ante la conducta de tirar intencionadamente algo al suelo, la consecuencia será recogerlo.

2. Dar opciones y alternativas

Sabemos que en la crianza hay muchos momentos de conflicto, "pataletas" y rabietas, y es normal. Pero en estos momentos, el estilo democrático también resulta beneficioso.

Para aplicarlo, y en momentos de frustración de los niños, podemos darles opciones y alternativas para desviar la atención del punto conflictivo (se trata de aprender a negociar ante los conflictos). Por ejemplo, vamos a una tienda a comprar el regalo para un amigo.

Aparece la rabieta porque él también quiere un juguete. Una opción sería decirle: "Sé que te gustaría que te comprara este juguete y que ahora te has enfadado (validamos su emoción), pero hoy hemos venido a comprar el regalo de tu amigo. Ven, dime, ¿cuál te gusta más para él? ¿El coche o el puzzle?".

3. Dejarles tomar pequeñas decisiones para fomentar la responsabilidad

Dejar que tome algunas decisiones es una forma de fomentar su autonomía y responsabilidad. Lógicamente, no serán todas, y éstas deberán ajustarse a su edad.

Hablamos por ejemplo de decidir el color de la camiseta que se va a poner, la mochila que quiere llevar, el primer plato que cocinaremos hoy, una parte del regalo de cumpleaños de papá, la película que iremos a ver, etc.

Estas pequeñas acciones harán que se sienta escuchado y tomado en cuenta y además, que se responsabilice de sus cosas (no todas) y sus decisiones y que aprenda a ver el impacto de sus conductas.

4. Escuchar su opinión y sus sentimientos

Educar de forma democrática es educar desde la negociación; ojo, eso no significa que los niños decidirán "todo", sino que se les escuchará y se les tendrá en cuenta.

Para ello, será importante escuchar su opinión, darles feedback y explicarles por qué no siempre podrán seguir su criterio o hacer lo que quieren. Por otro lado, es importante también escuchar sus sentimientos, validarlos y darles espacio.

5. Evitar actitudes controladoras que limiten su desarrollo

Se trata de evitar convertirnos en padres o madres controladoras con actitudes que limiten su desarrollo. Esto no significa irnos al otro extremo y "dejarles hacer todo" (esto tampoco sería fomentar su autonomía), sino evitar coartar su libertad imponiendo nuestro criterio.

Dejémosles espacio para opinar y crecer, sin olvidarnos de ir marcando la dirección a través de límites y negociación.

6. Ajustar nuestras expectativas

Todos los padres depositan unas expectativas en sus hijos, aunque sea de forma inconsciente (y es normal). El problema es que esas expectativas a veces son poco realistas, y solo generan presión y frustración en los niños por no llegar a ellas.

Por ello, debemos tratar de hacer un duelo de esas expectativas y ajustarlas a un patrón más realista y asequible. Lo ideal sería no tener expectativas, pero eso es casi imposible; por ello, tratemos de ajustarlas para que sean realistas, pero evitemos transmitírselas a ellos. Ellos deben sentir la libertad de poder crecer según su ritmo, sin necesidad de contentarnos como padres.

7. Fomentar el diálogo y la reflexión

La comunicación es clave en este estilo de crianza. Una forma de instaurar una comunicación abierta y empática es a través del diálogo y la reflexión. Recuerda que dialogar no es imponer, sino que es una comunicación recíproca, "de ida y vuelta", donde los interlocutores se escuchan y se toman en cuenta.

El diálogo es una ca comunicación recíproca, "de ida y vuelta", donde los interlocutores se escuchan y se toman en cuenta.

Esto no quiere decir que nunca aparecerá el conflicto o que a veces no nos escucharemos, pero en estos casos, trataremos de redirigir la conversación otra vez al diálogo. ¿Cómo aplicarlo? Por ejemplo a través de preguntas abiertas que estimulen el diálogo pero también la reflexión; "¿tú qué opinas?, ¿qué te parece?, ¿qué te gustaría hacer?, ¿cómo lo ves?".

Foto | Portada (Freepik)

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