Si convives con un perro y un niño, es probable que alguna vez hayas pensado: “Es que mi perro tiene algo especial con mi hijo”. Quizá lo sigue por casa, se tumba cerca cuando juega o parece estar especialmente pendiente de él. Pero ¿esto es solo una percepción emocional nuestra o hay algo que la ciencia pueda explicar?
La investigación sobre el vínculo entre perros y humanos ha avanzado mucho en los últimos años, y es que existen estudios que analizan comportamientos concretos que ayudan a entender cómo se construye esta relación, también cuando hay niños implicados. ¿Qué dice la ciencia?
La sincronización con tu hijo no es casual
Un estudio sobre este tema fue publicado en Animal Cognition y analizó si los perros sincronizan su comportamiento con los niños de su propia familia.
Los investigadores observaron interacciones cotidianas entre perros y niños en el hogar y midieron tres variables muy concretas:
- Actividad (cuándo se movían o permanecían en reposo),
- Proximidad física,
- Orientación corporal y visual.
Los resultados mostraron que los perros sincronizaban su comportamiento con los niños de forma significativa, es decir, mucho más de lo que se esperaría por azar. El perro tendía a moverse cuando el niño se movía, a permanecer cerca de él y a orientarse hacia la misma dirección.
Este patrón es importante porque, en etología, la sincronización conductual se considera un indicador de afiliación social: ocurre con mayor frecuencia entre individuos que mantienen un vínculo estable.
El estudio no afirma que el perro “quiera” al niño en términos humanos, pero sí demuestra que el perro ajusta activamente su conducta a la del niño con el que convive, lo que indica una relación social relevante y diferenciada.
La mirada perro-humano y la oxitocina
Un segundo estudio clave para entender el vínculo afectivo entre perros y humanos fue publicado en Science por el equipo de Miho Nagasawa. Aunque este trabajo se centró principalmente en adultos, es fundamental para comprender los mecanismos biológicos del vínculo, que también operan en familias con niños.
La investigación demostró que, durante interacciones naturales, la mirada prolongada entre el perro y su humano está asociada a un aumento de oxitocina en ambos. La oxitocina es una hormona implicada en los vínculos sociales en muchos mamíferos.
Además, cuando los investigadores administraron oxitocina a los perros, estos aumentaron la duración de la mirada hacia sus humanos, lo que a su vez elevó la oxitocina en las personas. Se creó así un bucle hormonal de retroalimentación, similar al que se observa en algunas relaciones sociales estrechas.
Este estudio no afirma que el perro experimente amor humano, pero sí demuestra que la interacción perro-humano puede activar mecanismos biológicos asociados a la vinculación social.
Qué puedes interpretar con base científica
A partir de estos dos estudios, lo que sí se puede afirmar con rigor es que:
- Los perros sincronizan su comportamiento con los niños de su familia, lo que indica afiliación social.
- La interacción cercana y la atención visual entre perro y humano están asociadas a procesos hormonales relacionados con el vínculo.
Por tanto, cuando ves que tu perro se adapta al ritmo de tu hijo, permanece cerca de él o le presta atención sostenida, estás observando comportamientos que la ciencia ha medido y descrito como propios de relaciones sociales estrechas.
Está demostrado el vínculo de los perros con los niños
Si tu perro parece especialmente conectado con tu hijo, no es solo una intuición emocional. La ciencia muestra que los perros pueden establecer vínculos sociales significativos con los niños con los que conviven, visibles a través de la sincronización del comportamiento y de mecanismos biológicos compartidos en la relación perro-humano.
Sin exagerar ni romantizar, esos pequeños gestos cotidianos —estar cerca, acompasarse, mirar...— sí tienen una base científica real.
Imagen de portada | Foto de Freepik
Ver 0 comentarios