Lucy Ortega
El postparto, por definición, es el tiempo que transcurre después del parto. Pero es mucho más que eso. Se trata de un proceso de transición y de restauración, en el que la mujer poco a poco va recuperándose del parto, mientras se adapta a una vida nueva y diferente junto a su bebé recién nacido.
Durante este tiempo hay algunas cosas que se vuelven muy preciadas y necesarias, entre las que se incluye un buen descanso y que alguien más se encargue de hacer las tareas del hogar, para que la madre tenga intimidad y pueda enfocarse en ella y el bebé.
Tradicionalmente, las tías, abuelas y otros miembros de la familia extendida, tanto de la madre como del padre, solían acompañar a la mujer y proporcionarle este tipo de ayuda. Hoy en día, existen los centros de retiro para el postparto, una versión mucho más lujosa... y costosa.
Todo comenzó en Corea del Sur
Como lo hemos comentado, históricamente la madre reciente era acompañada por familiares durante el puerperio, quienes se encargaban de hacer diversas cosas que apoyaran este tiempo de recuperación, desde preparar comidas especiales para la madre hasta proporcionar cuidados básicos al bebé.
En Corea del Sur este periodo de atención postparto es conocido como sanhujori, una palabra compuesta por sanhu (después del parto) y jori (recuperación), y su objetivo no solo es acompañar a la madre, sino ayudarle a tener una experiencia postparto positiva.
Con el paso del tiempo y los cambios en la sociedad, entre los que se incluye la disolución de la familia extendida, cada vez menos familiares se encargaban de ello, por lo que estos servicios comenzaron a ser ofrecidos por centros privados de posparto, llamados sanhujoriwon, introducidos por primera vez en 1996.
Si bien en diversos países y culturas los cuidados postparto por parte de los familiares y mujeres cercanos a la madre han existido desde generaciones y generaciones, hablamos específicamente de los sanhujoriwon, pues son los que han sido fuente de inspiración para los centros de retiro que compatiremos.
Sin embargo, a diferencia de los actuales espacios postparto de Corea del Sur, donde muchas mujeres puede permitirse algunos días de estancia, en otros países los centros postparto son una versión más costosa que solo es accesible para unas cuantas.
Hoteles de lujo para el postparto
Foto | Ahma & Co
Así podríamos definir la versión que existe de los sanhujoriwon en el mundo moderno fuera de Corea del Sur: un hotel de lujo para que las madres se recuperen del postparto.
Aunque existen diferentes empresas, cada uno incluye como base algunos servicios similares a los que solían hacer los familiares de la madre reciente, como preparar comidas y dar atención al bebé las 24 horas, pero a esto le han añadido otras cosas que han convertido la experiencia en un auténtico lujo.
Desde espaciosas y elegantes habitaciones privadas, hasta proporcionar masajes, baños relajantes y faciales a las mujeres, los centros postparto son una experiencia que puede asemejarse a una estancia en un spa o un retiro wellness.
Pero además de los servicios básicos, muchos incluyen acompañamiento especial con un equipo completo de expertos, -como ginecólogos, enfermeras, doulas postparto y asesoras de lactancia- que además de enseñarle a los padres a cuidar del bebé, les ayudan con dudas y dificultades que suelen surgir en las primeras semanas tras el parto.
El costo, como seguramente ya lo estás imaginando, no es accesible para muchos. En realidad, quienes pueden gozar de este tipo de retiros postparto son solamente aquellas mujeres que provengan de alguna familia privilegiada.
Por ejemplo, en Ahma & Co, un retiro postparto ubicado en el sur de California, manejan precios según la cantidad de noches que te alojes en él. De 3 a 6 noches, cada una vale $1.640 dólares (uno 1396 euros por noche), mientras que si optamos por 14 noches, el costo se reduce a $1.520 dólares (unos 1294 euros) por noche. El mínimo requerido para usar sus servicios es de 3 noches, por lo que la estadía más corta saldría en $4.920 dólares (4.188 euros aproximadamente).
Curiosamente, mientras que en los países occidentales transformaron los sanhujoriwon en una experiencia VIP, en Corea del Sur estos centros a menudo están subvencionados y regulados por el gobierno, por lo que el costo no suele ser un problema (aunque conseguir un espacio sí que puede ser complicado).
Aplaudidos, pero también criticados
En principio, los retiros postparto son una idea maravillosa. ¿Qué mujer no quisiera algo así para el puerperio? Incluso sin el equipo de expertos, cualquier apoyo durante esta etapa es bien recibido y agradecido, especialmente cuando éste nos permite descansar y atender nuestras necesidades, que suelen pasar a segundo plano por enfocarnos en el bebé y en las tareas por hacer.
Desde luego, muchas mujeres se apoyan en su pareja y otras tantas continúan teniendo el apoyo de sus familiares o de amigos durante esta etapa, pero la realidad es que esto no siempre es posible. El tema, como ya lo hemos comentado, es que este tipo de empresas han convertido el cuidado postparto en un lujo alcanzable para pocas, cuando -como lo han señalado algunos comentarios en las redes sociales de estos centros- todas las mujeres deberían tener acceso a cuidados así.
Boram, otro centro de retiros postparto ubicado en Nueva York, decidió cambiar su costoso modelo por uno más accesible, cerrando su centro y llevando el acompañamiento que tenían en sus retiros directamente a las casas de las madres, ofreciendo el apoyo de profesionales que proporcionen cuidados al bebé y ayuden a las madres en su recuperación física y emocional.
Un cuidado postparto al alcance de todas
Personalmente no tenenemos nada en contra de este tipo de centros ni criticamos a quienes pueden pagarlos: enhorabuena por ellos. Pero también es cierto que el postparto es una etapa compleja y delicada, y toda mujer merece tener un apoyo y acompañamiento que le permita enfocarse en el bienestar de ella y su bebé.
Ojalá algún día este tipo de acompañamiento esté al alcance de todas, pues tener un postparto positivo no debería ser un lujo.
Foto de portada | Andrea Piacquadio en Pexels
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