Lo que haces sin querer con tu hijo adolescente pero está destruyendo su autoestima

adolescentes
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
laura

Laura Ruiz Mitjana

Quizás los has observado alguna vez en tu hijo adolescente; un cambio sutil en la mirada, en la forma de caminar, en el tono de voz... Notas que no acaba de estar bien. Por lo que sea, su autoestima está tocada. Y a veces como padres o madres y sin mala intención repetimos ciertas cosas que no les ayudan a tener una mejor autoestima.

Este artículo no va de culpar a nadie, simplemente de reflexionar juntos en voz alta para potenciar el bienestar de los hijos. ¿De qué acciones hablamos?

1) Esperar que sepa quién es cuando aún se lo está planteando

Tu hijo tiene 14, 15, 16 años. Tú le preguntas:

—¿Pero tú qué quieres hacer con tu vida?

Él baja la mirada. Se encoge de hombros.

Y tú, frustrado, piensas: no tiene ambición.

Lo que no sabes es que esa pregunta, tan común, tan "inocente", muchas veces les aprieta el pecho. Porque les recuerda que todavía no saben quiénes son.

Les pone delante un espejo en el que no se reconocen. ¿Y sabes qué interpretan? Que decepcionan. Que no están a la altura. Que deberían tener claro algo que aún está en construcción.

2) Salvarle de la incomodidad (y dejarle sin herramientas)

Tu hija se deja el bocadillo en casa. Vas corriendo al colegio a llevárselo. No quieres que pase hambre. Pero cada vez que solucionas su olvido, su fallo, su despiste… le estás diciendo sin querer: Tú solo no puedes. Necesitas que te rescate.

La autoestima no se construye solo con "te quiero mucho", sino con experiencias que les demuestran que pueden con lo incómodo, con el error, con el mal día. Que pueden equivocarse y arreglárselas. Sin dramatismos, sin castigos, sin salvadores.

3) Corregir su tono en lugar de escuchar su emoción

Tu hijo te contesta mal. Tono seco. Desafiante. Te sale decir:

—A mí no me hables así.

Y él se encierra en su habitación como si te odiara.

Lo que está pasando por dentro es otra cosa. Esa frase cortante venía disfrazando tristeza, miedo, rabia, ansiedad. Pero tú solo ves la forma, no el fondo.

Y le devuelves un espejo en el que solo ve sus fallos, nunca su dolor. Poco a poco, aprende que sus emociones sobran. Que tiene que ocultarlas. Que él "es un problema".

4) Alabar solo el resultado, nunca el proceso

—¡Qué bien lo has hecho! —dices cuando saca un 9.

—¿Y este 6? —preguntas con el ceño fruncido.

Sin darte cuenta, estás condicionando su valor al éxito visible. Pero ¿y el día que no pueda sacar un 9? ¿Dónde quedará su autoestima entonces? En muchos adolescentes con ansiedad, hay un hilo común: aprendieron a quererse solo cuando "les iba bien". Cuando no hay sobresaliente, se sienten un suspenso como persona.

5) No contarle tus errores

Muchos adolescentes creen que sus padres nunca se sintieron como ellos. Que nunca dudaron, que nunca fueron rechazados, que nunca se sintieron fuera de lugar. ¿Sabes lo que eso hace? Les hace sentirse raros.

En consulta me dicen:

—Es que a mi madre no le costaba hablar con la gente como a mí.

Y yo pienso: quizás sí, pero nunca te lo ha contado.

Contarle a tu hijo que tú también tuviste inseguridades, que también te equivocaste, no te quita autoridad. Te convierte en humano. Y eso, a un adolescente, le salva. Porque empieza a pensar: si mi padre también se sintió así y lo superó, yo también puedo.

Podemos aprender juntos

En contra de lo que se suele pensar, la autoestima no siempre se destruye con gritos, sino con silencios. Con lo que no se dice. Con lo que se sobreprotege. Con lo que se espera como si fuera una obligación.

Pero también se puede reconstruir. Con miradas que dicen confío en ti, aunque se equivoque. Con menos "deberías" y más "estás aprendiendo".

Si hoy reconoces algo de lo que haces aquí, no te castigues. Eres humano. Igual que tu hijo. Por eso, estáis aprendiendo los dos. Solo que tú tienes el poder de hacerlo con más conciencia. Y eso, créeme, lo cambia todo. ¿Te atreves a mirar diferente?

Foto | Portada (Freepik)

Comentarios cerrados
Inicio