Hay muchas experiencias que la mayoría de las familias tenemos en común, entre las que sin duda se encuentra el rechazo de nuestros hijos hacia las verduras o vegetales. Esto es tan común y tan frecuente, que entre padres compartimos consejos para conseguir que los niños las coman.
Entre esos consejos, encontramos que algunos recurren a engañar a los niños para que coman verduras, ya sea escondiéndolas al momento de preparar los alimentos o decirles que su comida no contiene ninguna aunque sí las hayan incluido.
Sin embargo, aunque engañar a los niños para que coman verduras pueda parecer una solución fácil e inmediata, no es una buena idea. Te explicamos por qué.
Sí, "esconder" las verduras hace que las coman más...
De acuerdo con un estudio, esconder las verduras dentro de las comidas de los niños sí ayuda a que aumenten el consumo de éstas. Lógico: si las escondemos, ellos no sabrán que están ahí y las consumirán sin darse cuenta, haciendo que aumente su ingesta diaria.
Esto tiene un par de beneficios, pues además de consumir más verduras los niños obtienen una variedad más grande de alimentos y, por lo tanto, de nutrientes como vitaminas, minerales y fibra.
...pero hacerlo tiene su lado negativo
Foto | Anna Shvets en Pexels
A pesar de que este estudio demuestre que se puede lograr que los niños coman más verduras con este truco, la realidad que es una solución que solo funcionará a corto plazo, y que tiene más consecuencias negativas que positivas, por lo que nutriólogos y expertos recomiendan evitar recurrir a ello.
Estas son algunas de las razones por las que engañar a los niños para que coman más verduras no es una buena idea:
El beneficio no es tan grande como suponemos. La mayoría de las recetas en las que se esconden los vegetales incluye porciones muy pequeñas de ellos, precisamente para que los niños no las noten, por lo que el contenido nutricional no cambia tanto.
Complica la preparación de los alimentos. Esconder las verduras implica que cocinar se convierta en una misión secreta, pues hay que asegurarse de que los niños no nos vean preparando las comidas para que no se den cuenta que estamos incluyéndolos.
Los niños no aprenden la importancia de una alimentación equilibrada. Los buenos hábitos se forman desde la infancia, educando a los niños con la información que necesitan y ayudándoles a adquirirlos. Esconder las verduras les privaría de una importante lección de nutrición, en la que aprenden que éstas son una parte esencial de nuestra alimentación por sus importantes beneficios para la salud.
Perpetúa el rechazo hacia las verduras. Esto no requiere mucha explicación: al no saber que su comida contiene verduras, los niños asumen que no las están comiendo y no cambiarán su opinión acerca de ellas.
Puede afectar su relación y ocasionar problemas de confianza. Cuando los niños descubran que ocultamos las verduras en sus comidas -porque eventualmente lo harán-, pueden sentirse traicionados por nosotros, afectando nuestra relación con ellos y creando problemas de confianza hacia los demás, además de aumentar su rechazo hacia ellas y la resistencia a probar nuevos alimentos.
Lo que sí debes hacer
No es necesario montar un circo para que nuestros hijos coman más verduras (ni tampoco debemos forzarlos a que lo hagan). La mejor opción, que además está respaldada por la ciencia, es la exposición constante.
Pasa que, de acuerdo con un experimento, los niños prueban de ocho a 10 veces una verdura nueva antes de que ésta sea de su agrado. Además, encontraron que, ofrecer alguna recompensa sencilla -como una pegatina- de vez en cuando, puede motivar a los niños a que se animen a probar nuevos alimentos.
Entonces, según los resultados de esa investigación y los consejos de diversos expertos, el secreto para que los niños coman verduras es solo eso: ser paciente y constante, y ofrecer alguna recompensa sencilla ocasionalmente.
Foto de portada | Jonathan Borba en Pexels
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