Educación emocional: nuestros padres no hablaban de ella, pero es esencial para la crianza de los hijos

Educación emocional: nuestros padres no hablaban de ella, pero es esencial para la crianza de los hijos
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Hoy en día, el tema de la educación emocional está por todas partes. Pero hace algunas generaciones, éste era un término que no solía surgir cuando se hablaba de crianza. Tanto, que en los tiempos de nuestros padres y abuelos ni siquiera se escuchaba mencionar.

Es por eso quizás, que algunas personas ven la educación emocional en la crianza como una moda más, o como si fuese la más reciente de una larga lista de prácticas y consejos para padres que realmente no son indispensables.

Pero aunque nuestros padres no hablaban de ella cuando nosotros éramos niños, la educación emocional sí que es esencial para la crianza de los hijos. Y te decimos por qué.

De dónde proviene la "educación emocional"

Aunque es un término que surgió durante el siglo XX, ha sido hasta las décadas más recientes cuando se ha integrado como algo indispensable en la crianza de los hijos. Basándonos en lo que detallan algunos documentos, el término "educación emocional" apareció por primera vez en 1966 en la revista Journal of Emotional Education.

En principio, la educación emocional partía de la inteligencia emocional, y era vista como algo que nosotros mismos debíamos aprender. Pero con el paso de los años y los avances en psicología, los expertos señalan que ésta debe comenzar desde que nuestros hijos son pequeños.

Hay que aclarar que, aunque el término "educación emocional" sea relativamente reciente, esto no quiere decir que ésta no haya existido en las generaciones anteriores. Muchos padres ya educaban a sus hijos en inteligencia emocional incluso sin saber que se trataba de ella, como ya lo mencionamos en otra ocasión.

Por qué la educación emocional es esencial en la crianza

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Foto | Matvalina en Pexels

La educación emocional actualmente es considerada como una parte indispensable de la crianza de los hijos, principalmente por los beneficios que ésta tiene para su desarrollo y bienestar social, emocional e incluso, académico.

Por un lado, la educación emocional ayuda a que nuestros hijos sean capaces de reconocer e identificar sus emociones, lo que les ayuda entenderlas mejor, a gestionar de manera más saludable aquellas que no son tan agradables y a aprender a expresar adecuadamente lo que sienten.

Todo esto se traduce en una mejor autoestima, así como una mayor capacidad para afrontar los desafíos que puedan presentarse en su camino, ayudándoles a ser más resilientes y compasivos con ellos mismos.

Por otro lado, una buena educación emocional también puede influir positivamente en las relaciones sociales presentes y futuras de nuestros hijos, ya que además de gestionar mejor sus emociones, desarrollan importantes habilidades sociales como la empatía y la comunicación efectiva.

En el ámbito académico, recibir una educación emocional puede ayudar a los niños a conocer sus fortalezas y debilidades, a comunicarse mejor dentro de un ambiente escolar o profesional, y a sentirse motivados a alcanzar sus metas, enfrentando los retos con resiliencia.

En resumen, la educación emocional no es una moda, sino un pilar indispensable en la crianza de los hijos, pues les ayudará a convertirse en personas seguras y confiadas, que formen relaciones saludables y tengan la capacidad de superar lo que sea necesario.

Foto de portada | cottonbro studio en Pexels

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