Cómo se inventó la primera silla de coche infantil: de un arnés para evitar que los niños distrajeran al conductor hasta un sistema para salvar sus vidas

Aunque actualmente sean sinónimo de seguridad, los primeros sistemas de retención infantil no fueron creados para proteger a bebés y niños

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Lucy Ortega

Si hablamos de productos para bebés, hoy en día encontramos muchísimos más que los que existían en la época de nuestros padres y abuelos, y que además se consideran esenciales y necesarios para quienes tenemos hijos.

Uno de ellos es sin duda la silla para el coche, un sistema de seguridad que no solo es considerado imprescindible: su uso está regulado por ley en muchos países, y no utilizarla puede resultar en multas económicas, la pérdida de puntos del carné de conducir y, en algunos casos, incluso la inmovilización del vehículo.

Sin embargo, aunque hoy sean sinónimo de seguridad, la silla para el coche no surgió realmente para proteger a bebés y niños, sino que fue evolucionando hasta convertirse en lo que actualmente conocemos.

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1900-1950: Cuando la seguridad de los niños no era prioridad

Los registros y fotografías más antiguos que encontramos de las sillas para el coche tienen poco más de 100 años, pues antes de esos tiempos la seguridad vial era un tema prácticamente inexistente - algo perfectamente entendible, pues los coches todavía no eran tan comunes ni todas las familias tenían uno.

Una de las opciones más antiguas que encontramos es el asiento infantil desmontable fabricado por la empresa Waltham Manufacturing Company de Massachusetts, Estados Unidos en 1904, que consistía en un asiento que se colocaba al frente del vehículo:

coche 1904

Así que de seguridad nada, porque en caso de colisión era evidente que el más afectado sería el niño que viajara en ese asiento.

Después de algunos años, comenzaron a fabricarse los primeros sistemas de retención infantil, pero curiosamente el objetivo de éstos no era la seguridad de los niños... era la del conductor.

Sucede que los sistemas de retención infantil originales eran precisamente eso: sistemas que limitaran el movimiento de los niños dentro del coche para evitar que distrajeran al conductor, especialmente si éste viajaba solo con el niño. Así, las primeras sillas para el coche no eran realmente sillas, sino arneses para los niños.

Fue hasta 1930 cuando finalmente se comenzó a producir una silla infantil (que ya se parecía más a una silla), pero su objetivo tampoco era proteger a los niños, sino continuar limitando su movimiento dentro del coche, y poder colocarles en un punto más alto, tanto para que los padres pudieran tenerles a la vista como para que los niños pudieran ver por la ventana.

silla

Una de las más populares fue la silla fabricada por la empresa Bunny Bear, que consistía en un simple asiento elevador de metal y cuero que se colgaba en el respaldo del asiento. Algunos años después, y para evitar que los niños se aburrieran y molestaran al conductor, se añadió un tablero de juego con volante y palanca de cambios.

Nuevamente, de seguridad casi nada.

1960: Las primeras sillas enfocadas a proteger a bebés y niños

Ahora que estamos tan habituados a la existencia y el uso de las sillas para el coche, parece mentira que éstas tengan tan poco tiempo de existir. Pero hay que considerar que el uso de los cinturones de seguridad comenzó a popularizarse hasta 1958, con la invención del cinturón de tres puntos.

Si revisamos la historia, encontramos que la persona a la que se le acredita la idea de sugerir sillas para el coche que protegieran a los niños fue nada más y nada menos que una madre: Jean Helen Ames.

En 1962 Ames, madre de tres y periodista británica, diseñó una silla para niños con un cinturón en forma de Y de tres puntos de sujeción. De acuerdo con su hijo Richard, todo surgió porque Ames deseaba que sus hijos viajaran seguros en el coche. Después de ese primer modelo, Ames lo mejoró y patentó un arnés de cinco correas con un pasador de liberación rápida, que posteriormente vendió a una empresa bajo el nombre de Jeenay.

jeenay

Casi a la par de Ames, en Estados Unidos un ingeniero civil llamado Leonard Rivkin comenzó a trabajar en una invención con el mismo objetivo, creando una silla con una estructura de metal y un sistema de arnés de cinco puntos. La idea, según narra la historia, le vino a la mente tras ver cómo su hijo salía volando del asiento trasero y caía en los pies de su esposa tras una colisión (afortunadamente, al pequeño no le pasó nada).

Otro de los avances más notorios en cuanto a la seguridad de las sillas infantiles se lo debemos al profesor Bertil Aldman, de la Universidad Chalmers en Suecia. Al ver un programa de televisión sobre la carrera espacial de los Estados Unidos, Aldman observó que los astronautas estaban acostados boca arriba durante el lanzamiento para resistir mejor las fuerzas de aceleración.

Aplicando este principio a las colisiones en coche, se dio cuenta que las sillas para el coche deberían estar orientadas hacia atrás, pues protegerían mejor a los niños. Esto comenzó la tradición de colocar a los niños a contramarcha en Suecia hasta los cuatro años, una práctica que los ha convertido en un referente en seguridad en carretera y por la cual tienen el título del país con la tasa más baja de mortalidad infantil  en accidentes de tráfico de toda la Unión Europea.

Pero todavía quedaba camino por recorrer...

1970-1980: Llegan las regulaciones y pruebas de seguridad

Para la década de los años 70 ya existían varias sillas para el coche en el mercado, pero sus estándares de seguridad seguían muy alejados de las normativas actuales.

Si bien varias empresas ofrecían modelos que podían usarse tanto a contramarcha como en el sentido de la misma, hasta 1971 comenzaron a ser requisito en Estados Unidos, aunque su uso se enfocaba más en usarlas que en asegurarse de que éstas funcionaran adecuadamente.

Fue hasta la década de 1980 cuando comenzaron a hacerse las primeras pruebas de seguridad de las sillas en una colisión, examinando el nivel de protección que podrían dar a bebés y niños en caso de accidente. Comenzaron a colocarse etiquetados de seguridad y a mejorar la resistencia de los cinturones y hebillas, para que resistieran el impacto y para que los niños no pudieran salirse solos de la silla.

Para mediados de los ochenta y principios de los noventa, las sillas para el coche eran obligatorias en varios países y las pruebas de choque se volvieron más comunes, al igual que los primeros estándares de certificación como FMVSS 213 (Estados Unidos) y ECE R44 (Europa).

2000 en adelante: Diseños seguros e inteligentes

Con el paso de los años y el uso de nuevas tecnologías, las sillas para el coche poco a poco fueron convirtiéndose en las que conocemos hoy en día: se desarrollaron los sistemas ISOFIX y Latch, se crearon diversos grupos según el tamaño y peso de los niños, llegaron las sillas giratorias y se mejoraron en general los materiales con los que son producidas para hacerlas más seguras y resistentes.

Actualmente, la silla para el coche es algo no negociable a la hora de viajar en coche con niños y millones de vidas en el mundo se han salvado gracias al uso correcto y adecuado de ellas.

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