¿Te sacas la leche en el váter?

¿Te sacas la leche en el váter?
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Le hago una pregunta a las lectoras que sean madres trabajadoras en periodo de lactancia y pretendo, con ella, no solamente animaros a contarnos vuestras experiencias, sino también contribuir a mejorar la acogida y el trato que reciben en sus lugares de trabajo. Mi pregunta es esta: ¿Te sacas la leche en el váter?

La legislación española protege teóricamente la lactancia de las madres trabajadoras proporcionando un ámbito legal en el que desarrollarla hasta los nueve meses del bebé. Sin embargo, la realidad es muy diferente.

Hay muchas cosas que fallan y no siempre se permite compatibilizar lactancia materna y trabajo por muchas razones, desde la presión para no tomar las horas de permiso, la resistencia a cambiar horarios y puestos incompatibles, hasta las dificultades no contempladas por la ley para mantener la lactancia de manera adecuada.

Quiero destacar la imposibilidad de muchas mujeres para sacarse la leche en el trabajo, algo que, si se tiene un hijo lactante es preciso hacer durante la jornada varias veces y en un lugar adecuado.

Yo me veía obligada, ante la negativa a prestárseme un despacho, a sacarme la leche sentada en el váter de la oficina, lo que desde luego no era lo más adecuado. La suciedad del entorno ya era un problema serio, aunque pude sobrellevarlo con mucho cuidado, pero también estaba en mi contra, incluso usando para ello mis horas de permiso legales, la falta de tiempo con tranquilidad e intimidad.

Hace tiempo os conté una iniciativa muy impactante llevada a cabo en Argentina, destinada a concienciar a las autoridades sobre este problema. Los diputados del Palacio de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se encontraron bombones sobre sus mesas con una explicación: Uno de estos bombones fue envuelto en un baño público. ¿Cual comerías?

Mientras no exista una ley que obligue a las empresas a proporcionar un lugar adecuado donde extraer la leche los abandonos de la lactancia por incorporación al trabajo seguirán siendo muchos, pues se hace muy complicado mantener la producción necesaria y la recogida de leche para alimentar al lactante, que, sin duda, debe ser, como menor, el más protegido por cualquier medida legal.

Los bebés, según claramente indican la O.M.S y la Asociación Española de Pediatría, deberían poder tener acceso a la mejor alimentación posible. Es un derecho que nadie debería negarles.

Las circunstancias adicionales que puedan influir en cada caso, que imposibiliten o dificulten la lactancia, o que hagan que una madre decida no dar el pecho, no pueden cambiar ese hecho fundamental: para los bebés la mejor leche es la de su madre y es conveniente ofrecérsela de manera exclusiva hasta los seis meses y luego al menos dos años.

Las exigencias del mercado y de los puestos de trabajo siempre deberían adecuarse a este interés superior, que es no negar a los niños ese derecho a poder tener acceso a la mejor alimentación posible. Que luego, esto, por otras circunstancias no sea posible no debería modificar el que la legislación no dificulte esto o lo imposibilite directamente.

Por eso, además de mantener medidas que proporcionen protección prioritaria a las madres lactantes, pasa por ofrecerles espacios adecuados para mantener la lactancia.

Os comentaré además, en un tema próximo, la cuestión de que sean las mujeres las que gocen únicamente del permiso de lactancia y mi opinión sobre ello, pero a lo que me quiero referir es a la necesidad de proporcionar lactarios en las empresas para que se pueda o alimentar al bebé o extraer y guardar la leche materna.

Vosotras, seguramente, si queréis amamantar y trabajar podréis encontraros con muchos problemas. Hay puestos de trabajo que por su horario, turnicidad o exposición a substancias contaminantes ya son un verdadero suplicio para las madres lactantes. Pero, es que, además, si el ambiente laboral es reacio a ayudar a estas mujeres, a las que no se nos da ni un espacio limpio y tranquilo para hacer la extracción, nos puede obligar a destetar total o parcialmente sin desear hacerlo.

Como os cuento, mi experiencia fue desastrosa. Sacar la leche en el váter, guardarla en la nevera con la comida de los demás, fue solamente un parte de las dificultades. La más complicada fue, sin duda, la presión del entorno, los comentarios negativos y hasta las burlas de las propias compañeras.

Muchas de vosotras y también, no lo dudo, los padres, os vais a encontrar con esta situación: querer que vuestro hijo siga disfrutando de la leche materna aunque la mujer se incorpore al trabajo una vez terminada la baja. Otros de nuestros lectores estaréis pasando por ello o tendréis vivencias que nos pueden ayudar.

Por tanto os propongo que compartamos la experiencia partiendo de esta pregunta: ¿Te sacas la leche en el váter?

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