"Descubre tu verdadera vocación" es un consejo terrible

"Descubre tu verdadera vocación" es un consejo terrible
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Cuando nos referimos al futuro de los más jóvenes, hablamos mucho de la importancia de "descubrir la verdadera vocación" para que después puedan dedicarse a ella, o puedan escoger "su" profesión. Pero, ¿realmente es imprescindible la vocación para encontrar un trabajo que les haga felices?

¿Qué ocurre con quienes no sienten ese flechazo? Lo cierto es que hay muchos adolescentes que no tienen una pasión o vocación concreta, y por lo tanto, que no saben qué van a estudiar cuando terminen los estudios obligatorios.

Por otro lado, hemos de tener en cuenta que, aunque sepan lo que quieren hacer, la ecuación no es tan fácil, ya que la selectividad, al menos en España, no siempre permite que los jóvenes accedan a lo que desean estudiar, debido a que solo pueden escoger en función de su nota y compitiendo con el resto de compañeros.

Reflexionamos sobre si realmente es necesario descubrir la propia vocación, o pasión, para poder trabajar de lo que les gusta, y también, de si esa vocación puede descubrirse después, una vez iniciado el recorrido en el mundo laboral.

¿Qué es la vocación?

La RAE define la vocación como la inclinación a un estado, una profesión o una carrera. Aunque, en realidad, es mucho más que una inclinación, ya que incluye también interés, deseo y pasión hacia algo. Así, la vocación está formada por:

  • Los gustos personales.
  • La personalidad y las habilidades personales.
  • Los valores, sueños, anhelos e inspiraciones.

¿Es necesaria la vocación?

Se habla mucho de la importancia de tener una vocación clara en la vida, pero... ¿realmente es imprescindible? ¿Para qué? Si bien es cierto que puede ayudar a la persona a marcarse sus propios objetivos profesionales y a tener claro qué camino seguir, lo cierto es que muchas veces esa vocación no se tiene, y no pasa nada.

Presionar a los jóvenes para que "descubran" su vocación puede resultar contraproducente, y puede hacer que se sientan mal si no la descubren. Pero lo cierto es que, si no la descubren o encuentan al principio, la pueden descubrir más adelante, cuando ya trabajen, o incluso, no descubrirla nunca.

Y esto no está reñido con encontrar un trabajo que les haga felices, porque la vocación no lo es todo (hay otras variables en juego, las cuales veremos más adelante).

El 55% de los adolescentes no escoge vocación de acuerdo a sus intereses

Y es que, no todos los jóvenes saben lo que quieren hacer realmente. Por ejemplo, un estudio llevado a cabo por la consultora Círculo Formación al término del Salón de Orientación Universitaria UNITOUR encontró que el 76% de los jóvenes españoles que cursan bachillerato no tiene claro qué quiere estudiar, frente al 24% que sí lo sabe. El estudio se realizó con una muestra de 16.600 jóvenes.

Y jóvenes que sí tienen vocación, no siempre escogen una carrera acorde a esa vocación. Según un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), el 55% de las elecciones vocacionales de los adolescentes al decidir los estudios que cursar no coinciden con sus preferencias e intereses.

El estudio fue llevado a cabo por los investigadores del Departamento de  Psicología de la UAB Ramon Cladellas y Antoni Castelló, y se publicó en la revista científica International Journal of  Environmental Research and Public Health.

La investigación se realizó con 300 estudiantes de 4º de la ESO (155 chicos y 149 chicas) del área de Barcelona. Según uno de sus autores, "esta falta de coherencia sugiere que los factores externos tienen una fuerte influencia en las elecciones y que las verdaderas preferencias no se tienen en cuenta en muchos casos".

Es decir, a la hora de escoger carrera, influyen factores externos más allá de la vocación.

La felicidad en forma de trabajo vocacional: ¿un mito?

Hay algunos expertos que sugieren que tal vez la felicidad en forma de trabajo vocacional sea solo un mito. Por ejemplo, Juan Luis Ayuso, director de desarrollo corporativo en la Escuela Europea de Coaching (EEC), habla de la vocación como algo que puede ir variando, y sostiene lo siguiente:

“Hay que tener en cuenta que los gustos pueden cambiar en cada momento vital y que para ser felices tenemos que abrir nuestra mente y no pensar solo en un puesto concreto, sino en cómo nos queremos sentir trabajando, qué habilidades vamos a poner en juego, qué vamos a aprender, qué nos va a permitir ese trabajo, cuál va a ser mi equilibrio  de vida…”.

Y añade que a lo largo de la vida, los intereses pueden cambiar o ampliarse, y el querer seguir solo un camino te cierra posibilidades.

Por su parte, Marta Romero, consultora de selección de Adecco, opina que la vocación no es algo inherente en todas las personas. Según ella:

"No todo el mundo tiene una vocación definida, habrá algunos que la encuentren por el camino y otros que nunca lleguen a determinarla".
"También hay personas que desde muy jóvenes saben a lo que quieren dedicar su vida y otras que pueden tener más de una vocación, aunque  normalmente éstas suelen estar relacionadas".

Romero también apunta que "es la persona la que debe definir la profesión y no al contrario". Y añade que cada persona tiene su forma de ser y sus valores, los cuales puede compartir o no con la profesión que desempeña.

No todo el mundo tiene una vocación definida, habrá algunos que la encuentren por el camino y otros que nunca lleguen a determinarla.

La vocación (o pasión): ¿se nace con ella, se descubre o se desarrolla?

En psicología encontramos dos teorías que hablan sobre el desarrollo de la vocación. Paul O'Keefe, Dweck y Greg Walton, de Stanford, son tres autores que la estudiaron, y que hablan de ella en un artículo publicado en Psychological Science.

En dicho artículo se menciona la siguiente frase, que creemos resume muy bien aquello de lo que hablan sus autores: "Urging people to find their passion may lead them to put all their eggs in one basket but then to drop that basket when it becomes difficult to carry", que traducido al español significa algo así como:

"Instar a la gente a encontrar su pasión puede llevarles a poner todos los huevos en la misma cesta, pero luego a dejarla caer cuando se hace difícil de llevar."

Volviendo a las teorías, tenemos la "Teoría de los intereses fijos"; ésta se basa en la idea de que los intereses centrales de cada persona existen desde el nacimiento, esperando a ser descubiertos. La otra teoría es la "Teoría del crecimiento", que postula que los intereses son algo que cualquiera puede cultivar con el tiempo.

Así, según estas teorías, existirían dos formas de "descubrir" la vocación basada en estos intereses; o bien la tenemos simplemente desde que nacemos, o bien es algo que se va desarrollando con el tiempo y las experiencias.

Existirían dos formas de "encontrar" (o desarrollar) la vocación; o bien la tenemos simplemente desde que nacemos, o bien es algo que se va desarrollando con el tiempo y las experiencias.

Para los que sí llegan a tener pasión o vocación, es interesante plantearse si ésta se encuentra (como el flechazo del que hablábamos) o se desarrolla con el tiempo y las experiencias.

Como hemos visto, hay opiniones dispares al respecto, pero es interesante lo que dicen algunos estudios, como este publicado en el Personality and Social Psychology Bulletin, en el que se analizaron las opiniones de los adultos sobre la vocación.

El estudio sugirió que las personas que piensan que la vocación se encuentra tienden a elegir trabajos en los que se sienten bien desde el principio. Son personas que priorizan el disfrute antes que el salario.

En cambio, las personas que opinan que las pasiones se desarrollan, priorizan otros objetivos sobre el disfrute inmediato en el trabajo, y "crecen para adaptarse mejor a sus vocaciones con el tiempo", según los autores del estudio.

Como conclusión, los investigadores afirman que "las personas que no han encontrado su lugar perfecto en una carrera pueden animarse: hay más de una manera de alcanzar la pasión por el trabajo".

La vocación no lo es todo: entonces, ¿qué importa?

Aunque la vocación puede ayudar a los jóvenes a saber lo que quieren estudiar (o a lo que quieren dedicarse), no lo es todo. Además, es un concepto dinámico que puede ir cambiando y evolucionando con el tiempo, y que por supuesto, no todos los jóvenes llegan a tener, y no pasa nada.

Entonces, ¿qué más importa, a la hora de escoger una profesión? Por ejemplo, la satisfacción con el propio trabajo, es decir, que "eso que hago tenga un sentido para mí". También el ambiente de trabajo, la calidad de las relaciones humanas, sentirse valorados, la filosofía de la empresa, tener tiempo para dedicar a la vida personal, el salario, actuar en coherencia con los propios valores, etc.

La vocación, en caso de descubrirse, es algo dinámico que puede cambiar y evolucionar con el tiempo, y que por supuesto, no todos los jóvenes llegan a tener, y no pasa nada.

Por ello, debemos ayudar a nuestros hijos a escoger lo que quieren estudiar, pero sin presionarles para que descubran "su vocación" (el no descubrirla les puede generar frustración).

Además, tal vez la encuentren (unos más pronto y otros más tarde) o tal vez no, y está bien. Eso no determina su futuro; el futuro (y también su felicidad) lo irán construyendo a partir de muchos otros factores, la vocación solo es un engranaje más.

Fotos | Portada (Pexels)

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