Los cinco comportamientos que diferencian a los padres faro de los padres sobreprotectores

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Lucy Ortega

Cuando de la crianza de los hijos se trata, encontramos que existen diversos modelos o estilos de crianza. Aunque todas ellas tienen en común el bienestar de los hijos, la principal diferencia entre unas y otras se encuentra en la intervención que tenemos como padres (y las ventajas o desventajas que esto supone para los hijos).

Sabemos, por ejemplo, que una crianza sobreprotectora, a pesar de tener fundamentalmente buenas intenciones, puede afectar el desarrollo emocional, social y psicológico de los hijos. Por el contrario, el estilo de crianza de los padres faro, que guían sin interferir, resulta más positiva para los hijos.

Pero, ¿cómo saber si somos unos u otros? ¿hasta qué punto nuestra intervención es guía y cuándo pasa a ser sobreprotección? Estos son los cinco comportamientos que diferencian a los padres faro de los padres sobreprotectores.

¿Qué son los padres faro?

Como su nombre lo dice, este tipo de padres son como los faros que guían a los barcos, iluminando su camino pero sin tomar el control. Están presentes a la distancia, listos para intervenir si es necesario, pero respetando el espacio y autonomía de sus hijos.

Así, este tipo de padres permiten que sus hijos naveguen por su propia vida, con la confianza y seguridad de que estarán ahí para apoyarles cuando lo pidan, pero sin intentar resolver todos sus problemas.

Así se diferencian los padres faro de los padres sobreprotectores

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Con esto que hemos dicho, seguro que ya tenemos una idea de la diferencia entre unos y otros, pero si queremos ejemplos específicos, encontramos que hay ciertos comportamientos les distinguen.

1) Guían, no controlan

Como ya lo hemos mencionado, a diferencia de los padres sobreprotectores, que suelen intervenir prácticamente en cada aspecto de la vida de sus hijos y buscan controlarla o dirigirla, los padres faro son una guía para sus hijos, orientándolos y explicándoles las cosas, pero al mismo tiempo alentanto su curiosidad y dándoles espacio para tener su propio proceso de aprendizaje.

2) Fomentan la autonomía y toma de decisiones

En la misma línea del punto anterior, los padres faro no eligen por sus hijos ni hacen todo por ellos - algo que los padres sobreprotectores y los padres mayordomo suelen hacer en el afán de prevenir riesgos o errores por "malas" decisiones. En cambio, permiten que, dentro de ciertos límites según su edad y madurez, los niños puedan tomar ciertas decisiones y hacer las cosas por ellos mismos, favoreciendo su autoestima, autoconfianza e independencia.

3) Reconocen el valor de los errores

Los padres sobreprotectores evitan que los niños cometan errores, solucionando cada posible problema que aparece en su camino. Los padres faro, en cambio, saben que los errores son una valiosa oportunidad de aprendizaje, por lo que además de permitir que se equivoquen, ofrecen apoyo cuando lo hacen.

4) Validan las emociones

Mientras que los padres sobreprotectores evitan que sus hijos experimenten emociones desagradables como la frustración o la tristeza, los padres faro saben que todas las emociones son necesarias, por lo que en vez de suprimirlas o intentar que solo estén felices, les escuchan de forma activa y les acompañan en su gestión emocional.

5) Confían en sus hijos

Una de las principales razones por la que los padres sobreprotectores cuidan tanto a sus hijos, es porque asumen que no están listos para hacer las cosas sin la intervención de ellos. Por el contrario, los padres faro saben que, conforme van creciendo y madurando los hijos, es necesario darles responsabilidades acordes a su edad, confiando en que podrán resolverlas por ellos mismos (y en caso de no lograrlo, estarán ahí para apoyarles).

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