Así son los padres mayordomo: por qué hacerles todo a los hijos no les beneficia en absoluto

Así son los padres mayordomo: por qué hacerles todo a los hijos no les beneficia en absoluto
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La 'hiperpaternidad' es un término que se utiliza para describir un estilo de crianza extremadamente involucrado y sobreprotector por parte de los padres hacia sus hijos. En este grupo nos encontraríamos, por ejemplo, con los denominados "padres helicóptero" y "padres quitanieves", de los que hemos hablado recientemente, pero también con los "padres mayordomo".

Esta tipología de padres llevan la hiperpaternidad a un nivel más extremo, pues actúan como si fueran los mayordomos personales de sus hijos, encargándose de casi todos los aspectos de sus vidas y minimizando la independencia y la toma de decisiones de los niños.

Analizamos las características de los "padres mayordomo" y comentamos las consecuencias que puede tener para el desarrollo de los niños este tipo de crianza.

Padres mayordomo: seis señales que los identifican

padres mayordomo

En su libro Hiperpaternidad. Del modelo 'mueble' al modelo 'altar', la escritora y periodista Eva Miller describe los distintos tipos de padres y madres que podemos encontrar dentro de la hiperpaternidad que puede observarse hoy en día en la sociedad.

Hiperpaternidad (ACTUAL)

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Los denominados "padres mayordomo" son aquellos muy centrados en la crianza de sus hijos, que intervienen en todos los aspectos de su vida, organizan, controlan agendas, programan actividades o estructuran sus días de manera meticulosa, a menudo con la intención de maximizar el éxito y el bienestar de los niños.

Las señales que identifican a un padre mayordomo serían las siguientes:

1. Control excesivo. Como acabamos de mencionar, los padres mayordomo tienden a controlar todos los aspectos de la vida de sus hijos, impidiendo que estos tomen decisiones o asuman responsabilidades.

Por ejemplo, organizan las fiestas de cumpleaños de sus hijos sin pedirles su opinión, deciden por sí mismos las extraescolares a las que van a apuntarlos o les organizan la tarde después del colegio con actividades y planes que los propios niños desconocen.

2. Microgestión: Además de controlar a un nivel general, los padres mayordomo también son propensos a microgestionar las actividades y tareas de sus hijos.

Por ejemplo, pueden intervenir en detalles minuciosos y tratar de perfeccionar todo lo que hacen los niños, incluso si no es necesario.

3. Resolución de problemas. Al igual que los 'padres quitanieves', los 'padres mayordomo' tiende a intervenir de inmediato cuando a su hijo se le presenta un problema o desafío. Es decir, sobreprotegen a su hijo, en lugar de permitir que encuentre soluciones por sí mismo.

4. Hacen las cosas por ellos. Los padres mayordomo son excesivamente serviciales y siempre están ahí para facilitar las cosas a sus hijos, impidiendo que estos las hagan por sí mismos.

Por ejemplo, cargan con su mochila del colegio, les llevan un vaso de agua a la cama, atan los cordones de sus zapatos, les preparan la ropa del día siguiente, les sirven el desayuno...

5. Interfieren en su vida social. Los padres mayordomo suelen intervenir excesivamente en las relaciones de sus hijos, no solo organizando su agenda social, juegos o actividades con otros niños, sino también resolviendo conflictos y mediando en las peleas. La finalidad es que sus hijos no se frustren o sufran, pero con su actitud están repercutiendo negativamente en el desarrollo de sus habilidades sociales.

6. Exigen éxito a sus hijos. Por otro lado, y aunque tal vez nos sorprenda este atributo, son padres que también tienen características del estilo de crianza autoritario, ya que exigen a sus hijos tener éxito o esperan que lo tengan.

Por ejemplo, pueden establecer expectativas extremadamente altas para sus hijos en términos de rendimiento académico, logros extracurriculares y comportamiento en general. Estas expectativas poner una presión significativa sobre los niños.

Así afecta ser un 'padre mayordomo' al desarrollo del niño

Muchos 'padres mayordomo' actúan de esta forma con la intención de facilitar las cosas a sus hijos, evitándoles frustraciones, fracasos o dificultades. Pero también es fácil caer en este tipo de comportamientos cuando nos dejamos engullir por las prisas y la vorágine del día a día. Así, acabamos haciendo las cosas por nuestros hijos con el fin de agilizar la tarea, pues es más fácil vestirlos nosotros mismos o atarles los zapatos, que tener paciencia y enseñarles a hacerlo solos.

Como cualquier padre, los padres mayordomo quieren lo mejor para sus hijos, pero no son conscientes cómo puede afectar al desarrollo del niño el tipo de crianza que ejercen sobre ellos.

Estas son algunas de las consecuencias que tiene para el niño tener unos padres mayordomo:

Falta de independencia y autonomía. Cuando los padres hacen todo por sus hijos, estos pueden tener dificultades para desarrollar habilidades de independencia y autonomía, lo que a su vez influye en su capacidad para la resolución de problemas y toma de decisiones.

Falta de resiliencia. Al estar protegidos constantemente de los problemas y los desafíos, los niños tienen dificultades para desarrollar la resiliencia emocional. No aprenden a lidiar con el fracaso, la frustración y la adversidad de manera adecuada, lo que puede tener un impacto en su salud mental a largo plazo.

Falta de desarrollo de habilidades sociales. La sobreprotección limita las oportunidades de los niños para interactuar con sus pares y desarrollar habilidades sociales importantes, como la comunicación efectiva, el trabajo en equipo o la resolución de los conflictos cotidianos.

Falta de espacio para el error. Si los padres no permiten a sus hijos tomar decisiones o hacer las cosas por sí mismos, los niños nunca sabrán lo que implica equivocarse, no aprenderán a responsabilizarse de sus actos y a reparar las consecuencias que sus errores hayan podido tener.

Presión y ansiedad. Los niños bajo la crianza de padres mayordomo pueden sentir una presión constante para cumplir con las expectativas impuestas por sus padres. Esto puede llevar a sufrir altos niveles de ansiedad y estrés, ya que sienten que siempre deben estar a la altura de las expectativas de sus padres.

Baja autoestima. Como hemos visto en otras ocasiones, este tipo de crianza intensiva y sobreprotectora puede acabar repercutiendo negativamente en la autoestima del niño y en su salud emocional, y en consecuencia, también en su felicidad.

Cabe destacar que aunque la crianza de padres mayordomo no siempre tiene todas estas consecuencias en los niños, es importante reconocer y corregir este tipo de conductas, con el fin de ayudar a los hijos a desarrollar una base sólida para una vida adulta más saludable y satisfactoria.

Debemos adoptar un enfoque equilibrado en la crianza, que combine la atención y cuidados que todo niño necesita, con la necesidad de independencia y autonomía que hacen falta para crecer y desarrollarse seguros de sí mismos.

Foto de portada | Freepik

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