Cesárea: cuándo está indicada esta intervención según el momento del parto

Cesárea: cuándo está indicada esta intervención según el momento del parto
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La cesárea es una intervención quirúrgica en la que se hace una incisión en el abdomen y el útero de la madre para extraer al bebé. Está indicada cuando se cree que un parto por vía vaginal podría suponer un riesgo para la madre o para el feto.

En ciertas situaciones, el parto por cesárea es la única solución para el nacimiento del bebé sano, y por tanto solo debe ser realizada cuando sea necesario valorando siempre los riesgos y beneficios en cada caso, y evitando cesáreas innecesarias.

Según el caso, la decisión de practicar una cesárea puede realizarse antes del parto en base a alteraciones ya conocidas, como por ejemplo, una presentación fetal anómala o enfermedades de la madre; durante el trabajo de parto, por falta de la progresión adecuada; o bien ante una situación de emergencia surgida durante el parto, como sufrimiento fetal.

Cada centro hospitalario cuenta con su propio protocolo específico en caso de cesárea, por lo que es importante que te informes antes de que llegue el momento.

Indicaciones de cesárea antes del parto:

Es lo que se conoce como cesárea electiva o cesárea programada que se realiza antes del inicio del parto en gestantes con patología materna o fetal que contraindique o desaconseje un parto por vía vaginal.

  • Presentación fetal que dificulte el parto vaginal: En general, suele indicarse una cesárea cuando el bebé viene de nalgas (presentación podálica) o en presentación transversa u oblicua, pero hay hospitales que cuentan con protocolo específico que permite intentar un parto vaginal en presentación podálica si se dan las condiciones adecuadas. Antes del parto, y si no hay contraindicación, se puede ofrecer a la embarazada la posibilidad de realizar una versión cefálica externa (en la semana 37-38) para dar vuelta al bebé a posición cefálica y tener un parto vaginal.
  • Macrosomía fetal: cuando el peso estimado del bebé es superior a los cinco kilos se considera la necesidad de practicar una cesárea. En caso de madre diabética, con un peso de más de 4,5 kilos.
  • Cesárea previas: en general, se suele volver a indicar para mujeres que hayan tenido dos o más cesáreas previas, debido a un posible riesgo, aunque mínimo -del 1,4 por ciento-, de rotura uterina. Sin embargo, en ciertos casos se puede intentar un parto vaginal (PVDC) si no hay factores de riesgo que lo contraindiquen.
  • Haber tenido una rotura uterina en una gestación previa: por el riesgo de recurrencia.
  • Placenta previa oclusiva total o completa: cuando la placenta obstruye completamente el orificio cervical impidiendo la salida del bebé por el canal de parto.
  • Enfermedades o infecciones maternas: condilomas, pacientes VIH positivo, lesiones activas de herpes genital, o bien patologías médicas de la madre que desaconsejen un parto vaginal como cardiopatías severas, riesgo de AVC, preeclampsia, eclampsia, etc).
  • En algunos casos de prematuridad y gestaciones múltiples: depende de las circunstancias individuales de cada caso. En embarazo gemelar, que la posición de alguno de los bebés no sea cefálica.
Excepto situaciones especiales no deben programarse cesáreas antes de la semana 39; en embarazos gemelares en la semana 38.
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Indicaciones de cesárea durante el trabajo de parto:

Una vez iniciado el trabajo de parto, pueden presentarse situaciones que requieran la realización de una cesárea en curso de parto, como por ejemplo:

  • Fracaso de inducción del parto.
  • Estacionamiento del parto por falta de dilatación o descenso del bebé.
  • Desproporción cefalopélvica (DCP): que la cabeza del bebé sea demasiado grande para pasar a través de la pelvis de la madre y no es posible extraerlo con instrumental. Esto es muy poco común.

Indicaciones de cesárea urgente durante el parto:

Durante la fase del expulsivo, pueden darse situaciones de extrema urgencia no previstas que requieran una intervención quirúrgica urgente, como por ejemplo:

  • Sufrimiento fetal: sospecha de pérdida de bienestar fetal.
  • Desprendimiento de placenta: requiere la extracción inmediata del bebé para evitar daños ocasionados por la falta oxígeno.
  • Prolapso del cordón umbilical: se produce cuando una vez que se ha roto la bolsa, el cordón umbilical sobresale por el cuello uterino antes que la cabeza del bebé. Es raro que ocurra, se da un caso entre 1.000, pero supone un grave riesgo.
  • Sospecha de ruptura uterina.
  • Hemorragia vaginal que compromete el estado materno.

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