Defendiendo nuestra lactancia materna prolongada (II)

Defendiendo nuestra lactancia materna prolongada (II)
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Hablábamos la semana pasada sobre lo complicado que puede resultar, a veces, defender nuestra decisión de dar lactancia materna prolongada pues, ante los ataques, las burlas o los comentarios ignorantes, la información fidedigna no suele ser respetada o se interioriza por nuestro interlocutor como un ataque a sus opciones.

Así que también podemos usar otras estrategias para defender nuestra lactancia materna prolongada, dependiendo de la situación y del efecto deseado.

Oídos sordos

Si de la teta no te puede salir ya nada“. Vale, si, también podemos poner cara de boba y decir “Si, si” mientras sigues amamantando lo mismo y da estupendos resultados.

Hay quien prefiere sacarse la teta y soltar un chorro de leche, una buena demostración de que se equivocan, pero lo de asentir como si hablaran del tiempo y seguir haciendo lo mismo es una manera de evitar confrontaciones y dar a entender lo poco que nos interesan esas opiniones. Hacer oídos sordos, como quien oye llover.

La verdad es que al final, resulta mucho más sencillo evitar la confrontación y no dar información a quien sabes de antemano que no la quiere oir. Lo de hacer oídos sordos puede funcionar si las personas que atacan nuestra lactancia no son muy insistentes o las tratamos poco, pero si cada domingo en casa de la familia van a hacer comentarios antipáticos, quizá haya que decidir si dejar de ir o poner las cosas claras.

“Mejor una vez roja que ciento amarilla”

Ese niño toma la teta de vicio” te dice tu cuñada cigarrillo humeante en la boca delante de los bebés. “Pues pásame el cigarro para que se lo meta en la boca, porque mejor que no se pueda contener de fumar a que siga mamando a una edad normal”. Habrá bronca y seguramente termines siendo la culpable, pero hay veces, en la defensa, hay que aplicar lo de “mejor una vez roja que cien amarilla”.

Resumidamente, puedes decirle a cualquiera, y siendo más fina, que puesto que criais a vuestros hijos de forma tan diferente y que tu tienes la educación de no decirle lo que piensas sobre lo que hace, le agradecerías la misma consideración. Si después de eso sigue, ya decides, o los ignoras o sacas la artillería.

Normalmente después de dos o tres cortes secos, suelen terminar por dejarte por imposible y se limitarán a ponerte verde a tus espaldas que molesta mucho menos. Hay personas con las que es la mejor solución.

Si, pienso darle hasta que tenga bigote“. ¿Qué os van a decir si repondéis eso?

Asertividad

Hay formas más asertivas y seguramente más eficaces de encarar estos problemas. Con seguridad explicas que tomas tus decisiones muy informada. Sin atacar, ni enfadarte, ni sufrir, informas de tus límites, y puedes remarcar que tanto como tu respetas sus parcelas serás también respetada por ellos. Respetas que tenga otra opinión sobre tu crianza pero vas a seguir haciendo tus elecciones como hasta ahora. La verdad, sin más.

Si les interesa de verdad el tema les puedes pasar todos los documentos de la Organización Mundial de la Salud, la Asociación Española de Pediatría y todas las revistas científicas que quieran. Cuando se los lean, podéis hablar del tema, pero hasta entonces vas a tomar tus propias decisiones y hablaréis de otros temas. Informa, no discutas.

La decisión es vuestra y la ciencia está de vuestra parte

Hay que marcar nuestro territorio sin morder, pero sin dejar que nos muerdan, o pronto los tendremos removiendo en nuestros cajones o decididiendo sobre vuestras vidas.

Es sencillo, sobre vuestros hijos la decisión es vuestra, y además, estáis muy seguros e informados de lo que estáis haciendo. Si tenéis aplomo, seguridad en vosotros mismos y ambos miembros de la pareja sabéis crear un frente común cara al exterior, las cosas mejorarán.

Habrá quien no quiera aprender nada sobre lactancia aunque os critique, habrá quien nunca os respetará, pero, al final, mejor que piensen que eres una bruja a que traten como una niña o como un monigote. Seguridad y confianza, saber poner límites a esos adultos que no los conocen y tener claro que nadie tiene derecho a tratarte mal.

Me gusta lo de poner límites a esos adultos que todo el tiempo dicen que hay que poner límites a los demás cuando ellos no saben ponérselos a ellos mismos.

En realidad, todos estos consejos valen para los padres en cualquier otra circunstancia de la crianza o la educación de sus hijos que afronten informados y respetando a los niños, pero en la lactancia materna tiene una base muy sólida: como afirma el pediatra Carlos Gónzalez en su libro Un regalo para toda la vida:

No existe ningún límite a la lactancia materna. No hay ningún motivo médico, nutricional ni psicológico por el que haya que destetar obligatoriamente a determinada edad.

Desarrollaré en el próximo tema un resumen de las ventajas del amamantamiento prolongado que espero que os sirvan para responder a los comentarios maliciosos o para estar más seguros de vosotros mismos cuando habléis de lactancia prolongada.

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