¿Tiene sentido hablar de lactancia prolongada?

¿Tiene sentido hablar de lactancia prolongada?
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La edad del final de la lactancia es un hecho natural, pero también lo es cultural. Si no hubiera en muchas culturas presiones para destetar antes de que niño deje espontáneamente el pecho o se den pautas que acaban con la lactancia prematuramente, la palabra lactancia prolongada podría no tener demasiado sentido.

La lactancia natural hoy

El niño, a partir de aproximadamente seis meses iría probando alimentos sólidos normales en su grupo, manteniendo como fuente de leche el pecho de su madre o de otras mujeres de su círculo, y no dejaría la lactancia bruscamente, sino que, a lo largo de los años, sus requerimientos serían menores, hasta convertirse en algo anecdótico, pudiendo seguir el amamantamiento hasta los cinco, seis o siete años.

De hecho, las experiencias de los grupos humanos que no marcan destetes por razones culturales o de mujeres que amamantan de forma prolongada sin buscar el destete y sin dificultades, suelen encuadrarse en este sentido y los trabajos de la antropóloga Dettwiler, especialista en lactancia, señalan en la misma dirección.

Sin embargo, el destete, aunque sea influido por creencias sin fundamento sobre el daño que hace la lactancia a partir de cierta edad, es, sin duda, un hecho cultural. Y nuestra sociedad ha pasado por una época en la que la lactancia materna estaba desvalorizada y se consideraba anormal que durara más de unos pocos meses, además de haberse extendido costumbres que perjudican la lactancia materna prolongada, como la idea de que los niños deben dormir en otra habitación o que no se les debe atender con el pecho si reclaman por la noche.

Aunque ahora hay más información con bases científicas la sociedad no ha cambiado tanto y es una minoría la mujeres que dan el pecho más de seis meses, ya no digamos más de uno o dos años. Es sobre todo para ellas, para que sean entendidas, por lo que si es necesario hablar de lactancia materna prolongada.

Breve historia de la lactancia

La duración de la lactancia materna ha dependido de factores históricos, culturales, científicos, médicos y, por supuesto, de las decisiones personales.

En Roma, en la Edad Media o en el mundo islámico tenemos datos de lactancias normales de dos o tres años. Encontramos muchas representaciones artísticas tanto en Europa como en Oriente donde se muestran lactancias prolongadas como muestras del amor materno-filial.

E incluso, en la generación de nuestras abuelas o bisabuelas, en los pueblos, era normal amamantar a los niños mayorcitos o contratar, en las casas ricas, a nodrizas.

Hoy la OMS y UNICEF recomiendan como mínimo dos años de lactancia materna, mientras que la Asociación Americana de Pediatría indica que al menos debería amamantarse un año. Podríamos decir que, culturalmente, el destetar a los pocos meses de vida es una excepción. Los equivocados, en el panorama humano históricamente repasado y también según la evidencia científica, son los que piensan que es raro que un niño de un año o dos siga tomando teta.

Razones para la lactancia materna prolongada

Cuando estas personas que se asombran, asquean o asustan por ver a un niño de más de un año mamando y se meten con él o con la madre, podemos explicarles, si queremos, lo equivocados que están. Las madres que deciden seguir con la lactancia materna prolongada suelen referir comentarios insultantes, burlas o presiones para que desteten, viviéndolo con gran aislamiento y hasta sufrimiento en sus relaciones sociales o familiares.

Hoy por hoy está claro que el bebé humano recibe la alimentación y protección óptimas de la leche materna y que no necesita nada más que eso durante unos seis meses y solamente en algunos casos pueden ser necesarios algunos complementos.

Durante el primer año de vida el niño humano se alimenta fundamentalmente de leche materna y a partir de los seis meses la complementará con alimentos que le aporten hierro, que es el nutriente del que podría tener escasez.

Luego, hasta los dos años, la leche materna complementaría otros alimentos y no existe evidencia ninguna de que la leche deje de ser nutritiva y rica en substancias protectoras a partir de cierta edad o que la lactancia produzca problemas emocionales.

En realidad el pedir que la alimentación natural demuestre que no perjudica es absurdo, más bien habría que exigírselo a los usos nutricionales modernos, la alimentación artificial o el destete prematuro.

Está hoy demostrado que el destete prematuro y el uso de leches artificiales se relaciona con una mayor incidencia de numerosos problemas de salud, pero estos estudios, dada la escasa incidencia de la lactancia prolongada, suelen hacerse sobre niños que han tomado el pecho seis meses y no los dos años, o mejor, los seis años en los que se calcula que terminará la maduración del sistema inmune de un niño humano.

Si se sabe que la leche materna sigue teniendo factores de protección para el sistema inmune además de otras muchas cualidades y que evoluciona con la edad del niño, por lo que, por ahora, no hay razón alguna para considerar que estos efectos beneficiosos no sigan actuando después de los dos años.

En realidad, nadie debería cuestionar o atacar a una madre por dar el pecho el tiempo que decida, y menos si lo hace desde la ignorancia. Pero incluso con todos los argumentos a favor de la lactancia, nadie tampoco debería hacer que una madre que no amamanta se sienta juzgada, pues no conocemos sus razones, su historia personal o los problemas que la han hecho decidir destetar. Nadie debería pedir explicaciones, como mucho, ofrecer información científica y fidedigna, pero nunca juzgar. Tampoco el que alguien de sus razones para amamantar o para esperar a que el niño se destete por propia iniciativa, es un ataque contra quien decide otro camino.

Ofrecer al niño estas ventajas de la leche, que no cesan pues su composición sigue siendo protectora y nutritivamente adecuada, es una buena razón para explicar la lactancia prolongada a quien se asombre al verla. Su desconocimiento no debe suponer un derecho para atacarnos, pero , si es necesario, podemos citar la lista de beneficios que produce la leche materna y que, aunque ya hemos hablado sobradamente en Bebés y más, repasaremos en los temas siguientes, pensando en ayudar a esas madres que dan lactancia materna prolongada y sienten que son atacadas por ello. Por supuesto, si es la situación de alguna de nuestras lectoras, os animo a compartir la experiencia con nosotros en los comentarios.

En Bebés y más | ¿Quien apoya y quien critica la lactancia materna prolongada?, Por qué se aconseja la lactancia materna dos años o más,

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