A veces la ansiedad infantil no se manifiesta como en los adultos, a través de palpitaciones o sensación de ahogo, entre otros síntomas. A veces lo hace a través del juego. ¿Has notado que tu peque se detiene en medio del juego, aprieta los puños o deja de divertirse de repente? El juego, tan natural y lúdico, también puede revelar ansiedad infantil.
Vamos a conocer nueve señales de ansiedad en los niños mientras juegan, incluyendo ejemplos y herramientas para detectarlas y acompañarlas con sensibilidad.
Juego infantil: señales de ansiedad en los niños
Algunas de las señales de ansiedad en los niños, que se manifiestan a través de su juego, son:
1) El juego es rígido o repetitivo
A veces observo a un niño construyendo una torre de bloques una y otra vez con la misma rutina, sin variar nada. Estos patrones rígidos pueden ser una forma inconsciente de controlar el entorno cuando hay ansiedad latente.
Un curioso estudio, de Dodd y Lester (2021), demostró que los niños que participan en juegos aventureros —aquellos con riesgo emocional y físico leve— muestran menos síntomas de ansiedad a largo plazo.
2) Hay dificultad para iniciar interacciones
Imagínate: llega a la clase de juego y, en lugar de lanzarse a socializar, el niño se queda junto a la puerta mirando. Ese miedo a acercarse puede indicar inseguridad social incipiente, especialmente si siempre hace lo mismo.
3) Evita ciertos juguetes o rincones
Cuando un niño evita (siempre) los muñecos o el arenero, no siempre es por gusto: puede ser que esos objetos representen temores o preocupaciones internas. Su evitación es una señal para explorar.
4) Cambios bruscos en el patrón de juego
Hace una semana jugaba tranquilo; hoy está inquieto, cambia de actividad cada pocos segundos o abandona antes la sesión. Esta variabilidad puede mostrar que la ansiedad lo está desbordando, necesitando nuevas rutinas para sentirse seguro.
5) Perfeccionismo extremo en las actividades
Un niño que insiste en que todo esté “perfecto” —las piezas siempre alineadas, la torre siempre simétrica...— puede estar usando el control como defensa contra lo desconocido.
6) Temor a equivocarse o dramatización del error
Durante un juego simple, un niño exclama al fallar: “¡Se rompió todo!”, y rompe en llanto. Esa exageración emocional indica que el error se vive como una amenaza real.
7) Agresividad súbita o frustración desproporcionada
Un niño que, al perder en un juego, tira el tablero o se encierra en sí mismo puede estar externalizando su ansiedad al no poder expresarla de forma verbal.
8) Retirada emocional o desconexión
Si tu hijo empieza a jugar solo sin involucrarse en el grupo o simplemente se sienta al margen del entusiasmo colectivo, puede estar regulando su ansiedad escondiéndose.
9) Búsqueda constante de la aprobación
Cuando repite todo varias veces y te pide: “¿Está bien así?”, “¿te gusta?”, puede ser una forma de intentar estabilizar la incertidumbre emocional.
- Ejemplo: “Durante una tarde de parques, mi hija rechazó subirse al columpio por miedo a que se rompiera. La conversación luego reveló que estaba nerviosa por ir al colegio. Su evitación física quería ocultar algo emocional.”
¿Qué hacer al detectar estas señales?
Acompañar sin obligar
No presiones, observa con empatía: “Veo que no quieres jugar aquí, está bien. ¿Te apetece jugar en otro lado?” Ofrece opciones sin forzar.
Validación emocional
Valida la emoción. “Noto que te sientes inseguro con ese juguete. Entiendo que intentar algo nuevo da miedo. Estoy contigo.” Si refuerzas su emocionalidad reducirás la ansiedad.
Espacios de desahogo
Incluye dinámicas relajantes antes y después del juego: respiración creativa, masaje de manos o cuentos de calma. Ayuda a regular su sistema emocional.
Crear un entorno predecible
Si vetas el caos y potencias la rutina, generas seguridad. Conozco a un niño que agradeció tener siempre a mano su manta favorita: su ancla emocional en la incertidumbre del recreo.
El juego infantil: una ventana a su mundo
El juego infantil, igual que el dibujo u otras formas de expresión, es una ventana al mundo de los más pequeños: a través de él, los niños muestran cómo se divierten, cómo se sienten e incluso, qué les puede preocupar.
Si aprendemos a detectar las señales de ansiedad durante el juego (a veces sutiles), estaremos ante el primer paso para acompañar y fortalecer su regulación emocional, ayudándole a crecer con confianza.
Foto | Portada (Pexels)
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