Los embriones autorreparan sus células alteradas desde su segundo día de vida y pueden convertirse en bebés sanos

Los embriones autorreparan sus células alteradas desde su segundo día de vida y pueden convertirse en bebés sanos
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La naturaleza y su lucha por sobrevivir no deja de sorprendernos. La investigación abierta por Institut Marquès sobre la evolución embrionaria ha comprobado que los embriones autorreparan sus propias células alteradas a partir del segundo o tercer día de vida.

Eso significa que pueden evolucionar correctamente y no tendrían que ser descartados por tener varios núcleos (multinucleados), porque en realidad estos embriones tienen la capacidad de expulsar las células anómalas en el cuarto o quinto día de vida y acabar convirtiéndose en un bebé sano.

Esta aportación científica, que está revolucionando los criterios de valoración de embriones empelados en los laboratorios de reproducción asistida, ha sido galardonada con el premio al Mejor Póster de ASEBIR 2019.

Cambios en la selección de embriones en la FIV

En los tratamientos de fecundación in vitro (FIV) los embriones se clasifican siguiendo unas pautas basadas en su aspecto y en su forma de desarrollarse. De este modo, se transfieren a la paciente los que se consideran con más posibilidades de implantarse y seguir evolucionando.

Ahora, el estudio de Institut Marquès, presentado en el X Congreso de la Asociación para el estudio de la Biología de la Reproducción (Asebir), cambia el criterio sobre algunos de los embriones que no siguen las pautas de evolución normales pero que, según se ha demostrado, pueden acabar convirtiéndose en un bebé sano.

En este vídeo se observa cómo los embriones expulsan a las células anómalas, logrando así autorregenerarse.

Embriones únicos

Embryocope
Embryocope, foto cedida por Institut Marqués

La doctora Marisa López-Teijón, directora del centro explica:

“Es apasionante descubrir que el ser humano, en su segundo o tercer día de vida, ya sea capaz de detectar que una de sus células se ha alterado y tenga potencial para eliminarla y poder seguir creciendo sano. Esto nos enseña que la vida no consiste en nacer perfecto, sino en saber corregir tus defectos. No solo los que ya parecen perfectos llegan a vivir, sino también los que han luchado para serlo”.

La ginecóloga añade que “así como no hay dos personas físicamente iguales, a excepción de los gemelos idénticos, tampoco existen dos embriones iguales. El número de combinaciones genéticas posibles es infinito. Por ello, desde el instante de la fecundación todos hemos tenido nuestras características exclusivas, que ya nos han hecho únicos desde ese preciso momento”.

Esto ocurre en todos los embriones, no solo en los de fecundación in vitro:

“Cada embrión funciona como un equipo de células controladas por un líder, con el objetivo de vivir. Si algunas células se empiezan a dividir de forma anómala y no son capaces de controlarlas, las malas ganan y el embrión no podrá desarrollarse. Es precioso ver cómo, desde el inicio de la vida, los seres humanos son capaces de eliminar sus puntos débiles, para seguir los criterios correctos y conseguir seguir adelante en la vida”.

Estas conclusiones, señala la experta, han sido posibles gracias al uso del Embryoscope, incubadoras de embriones que llevan incorporada una cámara de vídeo que filma su desarrollo.

Así se han podido seguir de forma continuada 23.340 embriones, desde su fecundación hasta el quinto día de evolución.

Vía | Institut Marquès

Foto | iStock

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