¿Te ha pasado que dejas a tu hijo tranquilo en el cole por las mañanas, pero al recogerlo y llegar a casa, o incluso antes de llegar, pareciera que estalla? ¿O que los profesores te dicen que es un alumno ejemplar, pero te cuesta creerlo porque en casa muestra un comportamiento rebelde?
No te preocupes, tu hijo no es bipolar y, generalmente, no se trata de un comportamiento grave. De hecho, situaciones como las que hemos mencionado son bastante comunes y normales en muchas familias.
Eso que le sucede a tu peque al salir de cole tiene un nombre: colapso de restricción. Te contamos en qué consiste y qué puedes hacer ante ello.
Qué es el colapso de restricción
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La clave está en estas dos palabras: "colapso" y "restricción". Cuando los niños van a la guardería o al cole, deben comportarse de cierta manera debido a que forman parte de un grupo, siguiendo reglas e indicaciones, participando en actividades y escuchando a sus profesores, por mencionar algunos ejemplos.
Durante este tiempo, los niños pueden restringir comportamientos y acciones que no desean mostrar frente a los demás, como quejarse o llorar a pesar de tener muchas ganas de hacerlo, por lo que a lo largo de su jornada escolar van acumulando diversas emociones dentro de ellos.
Pero como ya lo sabemos, todas las emociones que se restringen y acumulan en algún momento necesitarán salir, y es al recogerle del cole o al llegar a casa cuando el niño "colapsa" y se comporta de una manera que nosotros podemos percibir como rebeldía o comportamientos desafiantes como rabietas, gritos, golpes, etcétera.
Y la explicación sobre porqué sucede hasta que están en casa o nos volvemos a reunir con ellos es muy simple: finalmente, después de horas de contenerse, se encuentran en su lugar seguro, con sus figuras de apego y donde pueden ser ellos mismos, sin aparentar ni guardar las formas.
¿Cuándo suele presentarse?
No todos los niños lo presentan y no hay una edad específica en la que esto suceda. Por ejemplo, los más peques pueden tenerlo debido a que extrañan a mamá o papá, mientras que los mayores que van a primaria o están por entrar a la secundaria pueden presentarlo si pasan muchas horas fuera de casa o se sienten sobreestimulados por las actividades del día.
En general, suele ser más común en niños pequeños que se están adaptando a la guardería o al cole, pues se trata de etapas llenas de cambios que pueden ser difíciles de manejar para ellos, pero también es común que se presente ante la vuelta al cole o al final del curso cuando ya se sienten cansados.
Esto es lo que puedes hacer para ayudar
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Como ya lo hemos mencionado, el colapso de restricción no es en principio una situación preocupante ni grave, sino que se trata de un proceso muy normal en los niños y que está relacionado con la regulación de sus emociones.
Conforme los niños vayan creciendo y madurando emocionalmente este tipo de comportamientos se reducirá y desaparecerá. Pero mientras eso sucede, hay una serie de cosas que nosotros podemos hacer para ayudarles:
Sé paciente. Sabemos que este tipo de comportamientos puede sentirse como algo confuso, especialmente porque no hemos hecho algo para provocarlo y porque la razón detrás de ellos no es tangible. Pero es necesario ser paciente, pues para nuestros hijos también es una experiencia que puede ser abrumadora. Y lo que menos necesita es que aumentemos su malestar regañándole o castigándole.
Acompáñale y valida sus emociones. Esto es clave. Cuando nuestros hijos experimentan colapso de restricción, muchas veces no saben expresarse con palabras o les cuesta identificar lo que están sintiendo. Entonces, lo que habremos de hacer es conectar con ellos, acompañándoles y validando sus emociones, ayudándoles a nombrarlas para que puedan identificar por qué se han sentido así.
Facilita espacios y momentos para relajarse o desahogarse según sea el caso. Dependiendo de cada niño, habremos de hacer lo posible por proporcionarles actividades que le ayuden en estos momentos. Si lo que necesita es relajarse, quizás tomar una siesta o practicar ejercicios de respiración en un entorno tranquilo le ayude. En cambio, si lo que necesita es liberar energía, puede funcionarle practicar algún deporte.
Ayúdales a iniciar el día con buen pie. Algunos padres se preguntan si es posible prevenir los colapsos de restricción, y aunque no hay una respuesta o truco que nos garantice que no se presenten, sí que podemos ayudarles pasando tiempo de calidad con ellos para que lleguen al cole sintiéndose acompañados y escuchados emocionalmente.
Recuerda que no es personal. Finalmente, recuerda que no se trata de algo personal y tu hijo no lo hace con el afán de molestarte o rebelarse contra ti. Si algo desea, es tu atención y compañía para poder navegar todas esas emociones.
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