El pediatra Carlos González explica la razón por la que no debemos poner dibujos animados a los niños pequeños

Los niños aprenden del mundo real, no de las pantallas: así lo explica el pediatra Carlos González

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Laura Ruiz Mitjana

En una época en la que las pantallas parecen haber colonizado cada rincón de nuestra vida cotidiana, muchos padres se preguntan si realmente son tan perjudiciales para los más pequeños o si podemos usarlas “con moderación”. Sin embargo, algunas voces autorizadas lo tienen claro. 

Uno de ellos es el reconocido pediatra Carlos González, que lleva décadas divulgando sobre desarrollo infantil y crianza respetuosa. Sus palabras son contundentes: los niños necesitan mundo real, no estímulos artificiales. ¿Qué opina él de que los niños vean dibujos animados y qué implicaciones psicológicas tiene?

El valor insustituible del juego real

Tal como explica González, el aprendizaje natural del niño es sorprendentemente complejo y requiere experiencia directa con el entorno. En sus propias palabras:

“Habrás visto que el bebé agarra los objetos, los coge, los mira, los sube, los baja, los chupa, los tira, tiene que comprobar qué ruido hacen al caer, si se rompe o no se rompe, si es duro o blando, a qué sabe, si puede quitarle el capuchón y volvérselo a poner… 

Todo esto es un trabajo que lleva horas y horas y que no requiere que tú le enseñes o le estimules para que aprenda, no. Lo hace solo, desea hacerlo, pero esto solo se puede aprender con objetos reales en el mundo real, porque hay unas leyes de la física.”

Y es que este tipo de exploración activa es esencial para el desarrollo cognitivo, motor y sensorial: es una forma de aprendizaje puro. El niño construye su comprensión del mundo a través de la repetición, la curiosidad y la manipulación.

Recomendaciones por edad por la AEP

La Asociación Española de Pediatría (AEP) hace una serie de recomendaciones en relación al uso de las pantallas según la edad:

0 a 6 años:

  • Evitar el uso de pantallas.
  • Solo se permite, con supervisión adulta, en momentos concretos de contacto social.

7 a 12 años:

  • Menos de una hora diaria, incluyendo deberes y uso escolar.
  • Dispositivos siempre bajo supervisión.
  • Evitar el uso en baños y dormitorios.
  • Pactar tiempos y contenidos según la edad.

13 a 16 años:

  • Menos de dos horas al día.
  • Retrasar el acceso al primer móvil con internet.
  • Fomentar el uso de teléfonos sin acceso a redes.
  • Establecer controles parentales y rutinas de uso.

Por qué las pantallas no sirven para aprender cómo funciona el mundo

El pediatra prosigue con una crítica clara sobre el tipo de estímulo que ofrecen las pantallas y cómo esto afecta al desarrollo infantil:

“Las imágenes de las pantallas no siguen las leyes de la física. Estás viendo un objeto que se mueve y se mueve demasiado rápido o demasiado lento. Además los dibujos animados cada vez van más rápidos y he visto ya comentarios de expertos que dicen que esto está dificultando la capacidad de concentración de los niños

Es decir, los mismos dibujos animados que se supone que han sido creados especialmente para que los puedan ver niños, están sucediendo a una velocidad tal, que los niños se agobian. El niño no puede aprender cómo funciona el mundo viendo dibujos animados porque no siguen las leyes de la física.”

Menos pantallas, más realidad

La advertencia de Carlos González no busca demonizar los dibujos animados, sino recordar que no son adecuados para los más pequeños, especialmente en los primeros años. Su cerebro está programado para aprender del entorno real, de objetos, sonidos, texturas y experiencias auténticas.

Como profesionales, insistimos: antes de que un niño pueda entender la ficción, necesita comprender la realidad. Y eso solo se construye lejos de las pantallas, con tiempo, juego libre y presencia adulta.

Foto de portada | Collage de Carlos González + Freepik

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