
Es preferible estar informado de antemano sobre las convulsiones febriles porque si le pasa a tu hijo te llevarás el susto de tu vida. Es un síntoma neurológico momentáneo que suele darse en niños de entre 6 meses y 5 años, siendo más habitual en niños de 1 a 2 años. Es una situación angustiosa e inesperada que se da entre el 3 y 5 % de niños perfectamente sanos a causa de fiebre a partir de los 38° y no necesariamente en el pico más alto. Aunque las convulsiones son muy dramáticas, son inofensivas y no dejan secuelas.
Las infecciones virales derivadas del catarro o las infecciones del oído son las que más frecuentemente causan convulsiones febriles, así como la fiebre provocada por una vacuna o por la roseola (enfermedad eruptiva).
¿Cómo es una convulsión? El niño pierde la conciencia, se pone rígido y empieza a sacudirse. A veces, simplemente se desmaya o suceden las dos cosas. Las sacudidas pueden darse en todo el cuerpo o sólo en una parte. En el 90 por ciento de los casos duran entre unos segundos y 10 minutos como máximo, que se hacen eternos. Luego el niño queda exhausto y medio adormecido.
Si la convulsión llegara a durar más de 10 minutos, llamar a urgencias. Si se da en niños de menos de 6 meses o de más de 6 años, suceden varias en un mismo proceso febril o la recuperación de la convulsión es muy lenta, deberá llevar al niño al médico para una revisión más exhaustiva porque podría ser otra la causa que las provoca.
Es posible que el niño vuelva a tener una convulsión en procesos febriles posteriores, pero pocos las sufren más de tres veces en su vida.
Más información | Asociación Española de Pediatría | MedlinePlus | National Institute of Neurological Disorders and stroke