¿Qué llevan en el bolso las mamás todoterreno?

¿Qué llevan en el bolso las mamás todoterreno?
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¿Te acuerdas cuando tenías un montón de bolsos preciosos, pequeños y perfectamente ordenados que combinabas con diferentes estilos y colores? Si eres mamá todoterreno posiblemente ya no te reconozcas, pues "el bolso" ha cambiado completamente su significado y contenido. Pero, ¿qué llevan en el bolso las mamás todoterreno?

Preparar el bolso puede ser un verdadero ejercicio de control de riesgos, previsión, gestión de recursos y hasta poderes adivinatorios. Nada podrá contigo si llevas tu bolso. Ni un huracán, ni una glaciación, ni una hambruna ni una invasión zombi casi diría yo. Pero desde luego ningún contratiempo te va a coger fuera de juego. Vamos a darle un repaso a lo que llevan en el bolso las mamás todoterreno.

Como el bolso de Mary Poppins: práctico, más que estético

Es verdad que ya importa poco si combina con tu ropa, es más importante que pueda llevar dentro todo lo que necesitas y que esté listo para salir, que bastante cuesta tener al niño comido y cambiado como para poner a entretenerte en cambiar todo tu equipo de contenedor. La estética deja paso a la practicidad.

Y ahi dentro hay de todo. Y cuando digo de todo, no exagero. Dentro del bolso de una madre hay ropa, juguetes, comida, medicinas, pañuelos llenos de mocos y pañuelos limpios, algún cuento. Antes de salir de casa puede que no te pases el peine pero no vas a dejar de revisar que lleves pañales, toallitas y hasta un chupete de repuesto por si el que lleva se cae demasiadas veces al suelo lleno de porquería. Ser mamá lo cambia todo.

Como una TARDIS: más grande por dentro que por fuera

El bolso de una madre suele ser enorme porque nadie puede imaginar las cosas que vas a necesitar llevar dentro, pero es que, además, tiene dentro tantas cosas que realmente parece que es más grande por dentro que por fuera, violando las leyes físicas básicas.

Quien sea mamá sabe a lo que me refiero y quien haya visto a una mamá dispuesta sacar del fondo de ese gigantesco bolso tesoros, comida y cualquier cosa inmaginable, de habrá preguntado si tiene dentro algún dispositivo de ciencia alienígena.

El bolso juguetería

En el bolso de toda mamá preparada hay juguetes. Parece una juguetería. Son imprescindibles: un dinosaurio de plástico, una familia de cerditos, una pala, un cuento pequeño, un peluche de emergencias y cualquier otro elemento lúdico que pueda entretener a su cría en esos momentos insportables de la cola del médico o la vuelta a casa en el coche.

Además, se cumple otra ley, cualquier objeto que esté dentro del bolso de una madre se convierte, automáticamente, en un posible juguete. Los niños no distinguen, especialmente los bebés, si algo sirve para jugar y algo tiene otra utilidad. Para ellos todo es nuevo y asombroso, todo lo quieren tocar, hacer sonar y chuperretear.

Unas llaves, una libreta, un lápiz, un pañuelo del cuello, cualquier cosa servirá de entretenimiento siempre que estemos seguras de que no se lo puede tragar o clavar en el ojo o asfixiarse con él. Los gérmenes que tengan las cosas al final dejan de preocuparnos, ya se sabe, "son defensas". O al menos eso necesitamos creer para no volvernos locas.

El bolso que parece una maleta para pasar un fin de semana

Antes de salir de casa tenemos al niño vestido para la temperatura que hay en la calle, pero nunca se sabe si el tiempo va a cambiar o si el niño va a conseguir que nada de lo que le pusimos se mantenga seco o medianamente limpio. Llevaremos tanta ropa como para pasar fuera un fin de semana.

Si hay charcos, mejor meter unas zapatillas de repuesto. No se puede evitar que un niño pise los charcos, es misión imposible. Un body por si se le escapa el pis de pañal, que parecen hecho con el objetivo de que siempre se salgan cuando peor nos viene. Toallitas, la caca de niño y la papilla esparcida por la cara y el cochecito solo salen con eso. Pañuelos, unos calcetines que los pies les sudan tanto que los llevan empapados. Una rebequita si es verano y una muda completa si es invierno.

Por ropa que no se diga. Aunque al final termines prestándosela a mamás menos precavidas. Si llega el fin del mundo no te va a pillar sin ropa de repuesto, eso lo tienes claro, aunque hayas salido solo a hacer la compra o tomar un café con las amigas vas a ir preparada para todo.

Hay quien incluye en el equipamiendo una pomada de esas curatodo, tiritas y un desinfectante, jabón de manos y hasta Dalsy si el niño tenía unas decimillas de fiebre, porque, nunca se sabe si vas a retrasarte por algún imprevisto.

Un bolso de picnic

Mamá siempre sale como si fuera de picnic. El hambre y la sed, en los niños, se presentan a cualquier hora. Y nada desequilibra más un paseo feliz que un niño que empieza a ponerse de mal humor porque su cuerpo pide calorías y nutrientes. Dentro del bolso de las mamás todoterreno encontraremos una botellita de agua, un batido, unas galletas, frutos secos, chocolate, un plátano y algunas cosillas más para pasar el apuro. A veces serán meriendas sanas, pero seguro que alguna chuchería dulce hay también.

Lo malo viene cuando plátano, migas de galleta, chocolate derretido y algún líquido derramado terminan en el fondo del bolso formando una sopa primordial de la que posiblemente podrá surgir alguna nueva forma de vida. Además, con esa plasta se mezclan los pañuelos llenos de mocos que adornan el fondo de los bolsos maternales. Limpiarlo es toda una odisea, aunque con unas toallitas de limpiar cada sale seguro.

Pues todo eso y muchas cosas más son las que las mamás todoterreno meten en su bolso. Y seguro que algún día la ciencia descubrirá como conseguimos meter tantas cosas dentro sin que se reviente. Somos mamás todoterreno y estamos más preparadas que un comando en tierra hostil.

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