¿Recuerdas cuándo fue la última vez que utilizaste un teléfono fijo para comunicarte con alguien? Aunque estos continúan siendo un aparato que usamos principalmente en entornos laborales o profesionales, actualmente es poco frecuente su uso diario, especialmente en casa.
La llegada de los móviles revolucionó la manera de comunicarnos, haciendo que el teléfono fijo, poco a poco, se viera como un objeto de carácter nostálgico y antiguo que ya no era realmente necesario, salvo en determinados entornos como los que hemos mencionado.
Sin embargo, en el último año estos aparatos han vuelto a ser tema de conversación y han encontrado nuevamente un espacio en muchos hogares, pero no por nostalgia ni por moda, sino como un método para retrasar el uso de pantallas en niños y adolescentes.
El resurgimiento del teléfono fijo
Hace doce años los McMillan, una familia canadiense formada por Blair, Morgan y sus dos hijos pequeños, se convirtieron en noticia al adoptar un estilo de vida en el que simulaban vivir como en los años ochenta: sin móviles, sin ordenadores y sin internet. En su lugar, utilizaban el teléfono fijo para comunicarse con familiares, un reproductor de cintas de casete para escuchar música, leían libros en sus ratos libres y jugaban en el jardín.
El argumento de los McMillan era que, al observar cómo sus hijos interactuaban con los teléfonos inteligentes de los adultos de la familia y ver que preferían jugar con estos que con sus propios juguetes, decidieron retirar las pantallas a sus hijos de entonces dos y cinco años. Si bien eso de vivir como si estuvieran en 1986 parecía algo exagerado, los McMillan tenían algo de razón, especialmente en el caso del teléfono fijo.
Este objeto que para muchos había quedado en el pasado, hoy se ha vuelto nuevamente una necesidad, pero no solo como medio de comunicación, sino también como medida para retrasar el uso de teléfonos móviles en niños y adolescentes y para reducir el tiempo de pantalla en adultos.
Hablando del primer grupo, este resurgimiento del teléfono fijo es la respuesta de los padres ante los efectos negativos de las pantallas en niños y adolescentes, reportados y analizados en múltiples estudios e investigaciones.
Una opción tradicional y segura
Foto | Freepik
Tanto en Estados Unidos como en Australia se han reportado iniciativas de grupos de padres que se han organizado para instalar líneas de teléfono fijas en sus casas, para que sus hijos puedan comunicarse con amigos y familiares sin necesidad de usar el móvil.
En entrevista para ABC, una madre de Australia señala que el teléfono fijo ha traído mucha alegría a su familia y ha eliminado esa preocupación de prestarle a los niños nuestro móvil -donde pueden tener acceso a prácticamente todo- cuando quieren hablar con sus abuelos o sus amigos del cole.
Otra madre en Portland, Estados Unidos, convenció a otras familias de instalar un teléfono fijo en sus casas para que sus hijos, que ya pedían un móvil a los nueve años, pudieran comunicarse entre sí. Según lo que reportan en The Atlantic, han sido 20 familias las que se han sumado a ello, creando así una "burbuja retro" en la que sus hijos pueden comunicarse con facilidad y seguridad.
Si bien no sabemos si este resurgimiento será temporal o si el teléfono fijo volvió para quedarse, definitivamente es una buena opción para que nuestros hijos puedan mantenerse en contacto con familiares y amigos sin los inconvenientes de los móviles.
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