"La relación madre-hija es la más potente": hablamos con Cristina Vázquez, psicóloga y autora de '¡Oh, mamá!'

"La relación madre-hija es la más potente": hablamos con Cristina Vázquez, psicóloga y autora de '¡Oh, mamá!'
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Cristina Vázquez nació en Madrid. Es psicóloga y escritora, y autora del libro "¡Oh, mamá!". Trabajó en el Centro de Orientación y Diagnóstico Infantil de un Hospital de Madrid, donde, según ella, empezó a descubrir la fragilidad de la infancia y cómo los niños dependen de las relaciones con sus padres, y quizás aún más, de sus madres.

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Publicó un libro de relatos en 2014, “Las buenas intenciones”, una novela “Enterraré los nombres”, en 2019, y este último libro “Oh, mamá!”, en el que aborda el tema de la maternidad tardía y explora también, desde distintas perspectivas y a través de 13 relatos, las relaciones entre madres e hijas, según ella, el núcleo fundamental de la vida.

En esta entrevista reflexionamos con ella sobre la complejidad de las relaciones entre madres e hijas y la necesidad de aceptar, a través de una mirada compasiva, que nuestras madres lo hicieron lo mejor que pudieron, algo que permite sanar las posibles heridas del vínculo.

Abordamos también en ella el tema de la maternidad tardía y los factores que la explican, e indagamos en la consecuencia directa de todo esto, como el hecho de que cada vez más hijas únicas vivan la vejez de sus madres al mismo tiempo que el nacimiento de sus propios hijos.

"La ausencia de la madre es devastadora"

¿Qué te inspiró a la hora de construir estos trece relatos que componen tu libro, sobre distintas perspectivas de las relaciones entre madres e hijas?

Por mi experiencia como psicóloga en los centros infantiles de Orientación y Diagnóstico, siempre tengo muy presente la influencia en los problemas, conductas y formación del carácter derivados de cómo sea de sana esta relación. Así como la ausencia de la madre que es devastadora.

El impulso para plasmar este aprendizaje de toda la vida en este libro de relatos llegó a raíz de una prolongada ausencia de mi hija, que estuvo ocho años en Nueva York. Tenerla tan lejos durante tanto tiempo, me dio la oportunidad de reflexionar sobre estas complicadas y apasionantes relaciones.

Su ausencia, fue probablemente el detonante que me hizo ponerme a escribir sobre este tema, casi como terapia o como forma de conjurar esa lejanía. La relación madre-hija es la más potente que establecemos, y viene confirmado por recientes estudios de neuro psiquiatras que así lo confirman.

El amor de madre

El amor de madre es algo incondicional que no se puede medir. Y en este libro también encontramos constantes alusiones y referencias a él, a través de imágenes literarias y que puede ir evocando el lector. Y entre todo, aparece esta frase: “el amor es más que eso”.

¿Qué es el amor? ¿Y el amor de madre?

Esta frase en el contexto preciso de ese cuento, “Juramento”, incluido en mi libro ¡Oh, mamá!, manifiesta la diferente postura que mantienen la hija y la madre sobre qué es el amor, al relatarle la hija un hecho que le parece inaceptable y que la madre asume.

Definir el amor me parece muy difícil porque tiene muchas facetas: atracción, respeto, aceptación del otro, pacto, renuncia, entrega… y podría decir muchas más, aunque siempre harían inabarcable este sentimiento tan poderoso.

"El amor de madre, hasta ahora, estaba definido como entrega absoluta que de alguna manera implicaba la anulación de la mujer como tal, para adentrarse en el papel prioritario y casi exclusivo de madre. Cierto que recibía el aplauso social. Esa entrega sigue existiendo, pero sin la anulación de la mujer. Esto ha cambiado radicalmente."

La relación entre madre e hija: potente y única

Y por encima de estigmas o situaciones sociales la relación única que se establece entre madre e hija es muy potente, única. Y afloran sentimientos diversos: el instinto, la supervivencia de la especie, la responsabilidad, el agobio, la maravillosa sensación de poder crear una vida…

Luego dependerá de cómo sea la madre, su personalidad, su madurez, su capacidad de amar... para establecer una relación más o menos sana.

Reconocer el amor (materno): todo un reto

En tu libro dices que crees que a veces es difícil expresar y reconocer el amor [materno], ¿cuándo lo es y por qué?

Depende de cómo sea la personalidad, madurez y capacidad de amor de la madre para establecer relaciones fructíferas y saludables.

"Si la madre es una persona con dificultad para expresar su cariño, no tiene ese sentimiento maternal que damos por hecho, o tiene una personalidad insana, se darán muchas situaciones en que esta relación no fluya."

Cada vez más hijas únicas vivirán la vejez de sus madres al mismo tiempo que el nacimiento de sus propios hijos

Dices en la presentación de tu libro que “cada vez más hijas únicas vivirán la vejez de sus madres al mismo tiempo que el nacimiento de sus propios hijos”.

¿Cómo podemos afrontar este proceso de forma más positiva?

Quizás el que la hija tenga más años implica una mayor madurez por su parte, que le permitirá abarcar con más tranquilidad estas dos realidades que aparecen en su vida.

"Es importante cuidarnos antes de cuidar e intentar contar con una red de apoyo que nos permita cuidar y criar con más serenidad."

La maternidad tardía, cada vez más frecuente

Según el informe del Observatorio Social de la Fundación La Caixa «Estado del bienestar, ciclo vital y demografía», la edad media a la que las mujeres españolas tienen su primer hijo son los 31,1 años.

Pero en muchos casos, la maternidad incluso se atrasa más; según el Instituto Nacional de Estadística (INE), durante el primer trimestre del año 2022 han nacido más bebés que nunca de madres mayores de 45 años. ¿Por qué?

¿Qué factores han influido a que la maternidad tardía sea algo cada vez más frecuente?

La incorporación de la mujer al mundo laboral, en origen, es la causa. El ejercer una profesión y establecerse en el mundo del trabajo implica tiempo y va retardando el asumir ser madre. En España cada vez, y de manera preocupante, hay menos nacimientos.

Durante los últimos años se ha reducido un 30%, siendo la fecundidad en nuestro país una de las más bajas del mundo, 1,19 por mujer en 2021, y la edad media de tener el primer hijo es de 32 años. La realidad que enfrentamos es cada vez menos hijos de madres cada vez mayores.

"Durante los últimos años se ha reducido un 30%, siendo la fecundidad en nuestro país una de las más bajas del mundo, 1,19 por mujer en 2021, y la edad media de tener el primer hijo es de 32 años."

Esto se manifiesta en que se dará la situación en que hijas únicas pueden vivir el nacimiento de su hijo al tiempo que la vejez de su madre, lo que añade nuevos ángulos a esta relación ya de por sí compleja y hay que aprender a gestionarla.

Maternidad tardía y relación entre madres e hijos

¿Cómo crees que afecta la maternidad tardía en la relación entre madres e hijos?

Esa maternidad más tardía implica más consciencia y un deseo claro de ella. La madurez de la madre se supone que es mayor con más edad y que disfruta del hecho con más convicción.

Por otro lado, los hijos implican un esfuerzo físico que siendo joven cuesta menos. Se supone que las vidas están mejor encarriladas a partir de una edad y a veces cuesta “encajar” al hijo. Todo tiene ventajas y desventajas.

"Karma femenino": algo que se transmite de generación en generación

¿Qué es esa repetición identitaria, ese "karma femenino" del que hablas y que según tú pasa de madres a hijas y de generación en generación?

Hay algo identitario en las mujeres que se ha ido repitiendo en las generaciones y que se transmite de forma inconsciente.

Las mujeres han tenido que aceptar roles y actitudes en su papel de madres y sostén afectivo de las familias que ha implicado en muchos casos sacrificio, dependencia, a veces temor y exigencias que llegan a formar parte de una herencia genética. No sé si eso estará cambiando, probablemente sí.

"Las mujeres han tenido que aceptar roles y actitudes en su papel de madres y sostén afectivo de las familias que ha implicado en muchos casos sacrificio, dependencia, a veces temor y exigencias que llegan a formar parte de una herencia genética."

¿Cómo influye ese "karma" femenino en la relación entre madres e hijas?

Influye a la larga como un reconocimiento. Hay patrones que se repiten en los que, aunque sea por poco, reconocemos y repetimos lo que hicieron nuestras madres con nosotras, pese a haberlo criticado. Entre madres e hijas se establece una relación especular.

"Hay un momento en la vida, cuando tu hija va creciendo y aún vive tu madre, que te miras en un doble espejo, como hija y como madre. Empiezas a reconocer en ti un reflejo de tu madre y otro en tu hija de cómo te conducías a esa edad con tu madre y se consigue dos direcciones referenciales".

Cuántas veces llegamos a decir con sorpresa “Soy mi madre”, el calificativo posterior lo dejo a la imaginación de las lectoras. Hay una especie de ley no escrita en la que parece que no nos libramos de este hechizo y repetimos aquello que criticamos, y que las madres, aún sin querer, depositamos este karma de repetición en los hombros de nuestras hijas.

¿Qué crees que es lo más complejo de las relaciones entre madres e hijas?

Es difícil contestar a esta pregunta, porque generalizar lo es. La niña crece en un proceso de identidad o desapego a la figura materna, o las dos situaciones a la vez, o sucesivamente.

Es su referente y puede elegir, de forma más o menos consciente, atributos de la madre para imitar o rechazar. Y ahí vuelve a entrar qué tipo de personalidad tiene la madre y posteriormente cómo acepta el crecimiento de la hija que va implicando su propio decaimiento.

Pueden surgir situaciones de competencia, de envidia, de proyectar en la vida de la hija las frustraciones de la suya y en la hija la crítica o culpabilización de la madre. Hay un momento que creo esa crítica es casi inevitable, como una manera de encontrar la hija su propia identidad y despegarse de ese modelo referencial que ha tenido.

La estigmatización de la mujer

¿De qué forma crees que se estigma a las mujeres que no se ciñen al rol tradicional y que no quieren ser madres?

Hoy en día me parece que está perfectamente aceptado el no querer ser madres. El patrón de la maternidad, sobre todo en las culturas católica y latinas, estaba muy estructurado, desde la matrona romana, la iconografía de la Virgen etc… pureza, dedicación, sacrificio.

En la actualidad se ve felizmente con otros ojos y el papel de la mujer no se ha quedado ceñido exclusivamente al de madre. Lo único que veo es que hay un sentimiento generalizado en las madres de culpa por tener que compaginar su vida laboral con la maternidad, que reconozco no es fácil.

"En la actualidad se ve felizmente con otros ojos y el papel de la mujer no se ha quedado ceñido exclusivamente al de madre."

Todavía pesa la idea de que la mujer tiene una mayor responsabilidad en la crianza, aunque hay una feliz evolución en cuanto a la presencia y participación del hombre en ella.

La mirada compasiva hacia las madres

Cristina, en su libro, habla de "extender a nuestras madres una mirada compasiva, aceptando que lo hicieron lo mejor que pudieron".

¿Cómo se logra esto y por qué crees que ayuda a sanar la relación?

Salvo casos extremos, pienso que, en general, las madres lo intentamos hacer lo mejor que podemos o sabemos. Cuando tú eres madre comprendes a la tuya y puedes entender cosas que te resultaban criticables o irritantes.

Creo que perdonar es sanador, y seguramente todas llevamos resquicios de incomprensión o de dolor proveniente de ciertas actitudes de nuestras madres. Esos sentimientos son profundos pues han sido hechos cuando eras un ser vulnerable, pero a la larga, molestan, inquietan.

"Creo que perdonar es sanador, y seguramente todas llevamos resquicios de incomprensión o de dolor proveniente de ciertas actitudes de nuestras madres."

Por eso creo que, si podemos hacer cierta reparación o perdonar al comprenderlas mejor con el paso de los años, nos libera, nos deja más tranquila. Eso lo expreso en el cuento “Amor en espejo”, incluido en las páginas de ‘¡Oh, mamá’, la madre pide vivir lo suficiente para que su hija tenga el tiempo de la reparación que ella no pudo tener con su madre!

Fotos | Portada (Freepik), Imagen 1 (Cristina Vázquez junto a su libro ¡Oh, mamá!)

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