Subida de la leche tras el parto: ¿cómo evitar problemas?

Subida de la leche tras el parto: ¿cómo evitar problemas?
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En el post anterior nos dedicamos a explicar en qué consiste la subida de la leche tras el parto, cuándo se produce y si suele dolor o no. Ahora nos centraremos en cómo evitar los problemas que puedan surgir ante la subida de la leche y cómo podéis solucionarlos si se presentan.

Como os comentaba, las primeras horas y días de vida del bebé son fundamentales para instaurar una buena lactancia materna. Superar los problemas que puedan presentarse ante la subida de la leche ayudará a que tengáis ambos un feliz comienzo.

Ingurgitación mamaria, el problema más frecuente

La subida de la leche supone un aumento del volumen de leche producido. Si el bebé no saca la leche a medida que se va formando, esta se acumula en los alvéolos mamarios provocando que los senos se congestionen, se pongan duros, calientes y causen dolor. Es lo que se conoce como ingurgitación mamaria.

Al ponerse duros como piedras, la leche sale con dificultad y el bebé no pueda agarrarse bien al pecho, situación que acaba desesperando tanto al pequeño como a la madre.

Es un círculo vicioso. El pecho se congestiona, el bebé no puede hacer bien la toma, no vacía la mama y el pecho se sigue congestionando causando dolor y malestar.

Es uno de los problemas más frecuentes en los primeros días de vida del bebé, que puede hacerte dudar si lo estás haciendo bien. Ante todo, calma y paciencia que tiene solución.

Soluciones a la ingurgitación mamaria:

Tienes que tener presente cómo actuar ante una ingurgitación mamaria. Lo más recomendable es una maniobra muy sencilla llamada presión inversa suavizante (si, un nombre muy extraño), que consiste en presionar sobre la areola mamaria en la zona que rodea el pezón consiguiendo desplazar ligeramente la hinchazón hacia atrás. Así se libera la zona de la areola y el pezón, que al quedar menos dura y más flexible, el bebé podrá succionar con mayor facilidad.

Otra buena solución es una ducha de agua caliente (bueno, con la temperatura que te duchas habitualmente) y masajear el pecho para suavizarlo. Si está muy congestionado puedes extraerte un poco de leche de forma manual o con un sacaleches como para que se ablande y al bebé le sea más fácil hacer un buen agarre y succionar para obtener leche.

No lo vacíes demasiado si utilizas extractor pues la propia succión podría causar el efecto de que se genera más leche de la que el bebé necesite y se congestione aún más.

Para bajar la inflamación puedes pedirle a tu médico que te recete un antiinflamatorio. La mayoría son compatibles con la lactancia materna y podrían ayudar a reducir la congestión del pecho.

Como explicamos en el post sobre cómo actuar ante una ingurgitación mamaria, hay quienes recomiendan aplicar frío en la mama para desinflamarla, pero siempre evitando la areola y el pezón. Un buen truco es colocar dos bolsas de guisantes congelados que se adaptan mejor a la forma del pecho.

Sin embargo, podría ser peor el remedio que la enfermedad. Al ser vasoconstrictor, el frío podría cerrar los conductos y hacer que la leche no fluya o provocar falta de riego sanguíneo en el pezón.

A lo que sí puedes recurrir con total seguridad es a las hojas de col frías, un truco de la abuela, cuyos taninos ayudan a calmar y reducir la inflamación. ¿Cómo? Coges dos hojas de col, aplastas los nervios de la hoja con un rodillo les haces un agujero en el centro (del tamaño de la areola y el pezón, no debe tocarlos) y te colocas cada una en un pecho sujetándola con el sujetador.

Ante la ingurgutación, lo mejor es que el bebé mame todo lo posible. Es mejor que vacíe todo un pecho en lugar de tomar de los dos a medias. Sino, ya descargas el otro con un extractor y conservas la leche para futuras tomas.

Luego, reglas de oro: una postura adecuada, un buen agarre, tomas a demanda, procurar estar lo más tranquila y relajada posible y mantener una dieta sana y equilibrada.

El proceso de la subida de leche dura dos o tres días. Luego el vaciado y llenado del pecho cogerá su propio ritmo según las necesidades de tu bebé. Él es quien manda y quien se autoregulará la producción de alimento.

Foto | Mothering touch en Flickr En Bebés y más | Razones médicas para no amamantar (I) y (II)

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