Mitos sobre la lactancia materna: “Si has dejado de dar el pecho no puedes volver atrás”

Mitos sobre la lactancia materna: “Si has dejado de dar el pecho no puedes volver atrás”
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En el Centro de Salud en el que trabajo solemos ver a los bebés en la primera semana de vida y después más o menos cuando tienen dos semanas, para controlar que todo va bien y que están ganando peso correctamente.

Suele suceder que en la primera semana llegan algunas mujeres con problemas con la lactancia que, al llegar la segunda semana, te dicen que tuvieron que dar biberón porque el niño no se saciaba y que claro, “ahora ya no hay marcha atrás”, como si en el momento en que el bebé deja de mamar la leche de la madre se retirara para siempre.

Pues bien, creo que es importante saber que incluso cuando han pasado semanas, e incluso cuando han pasado meses, es posible volver a dar el pecho (o al menos es posible hacer que vuelva a salir leche… otra cosa es que el bebé se agarre correctamente si ha pasado mucho tiempo).

Volver a dar el pecho recibe el nombre de relactar

Para hablar con propiedad, y por si queréis hablar con alguien que sabe del tema nombrando al asunto por su nombre, volver a dar el pecho recibe el nombre de relactar.

Relactar es entonces volver a producir leche para un bebé que ha sido destetado con anterioridad y también se podría decir que lo es cuando una mujer está dando lactancia mixta y quiere que sea una lactancia materna exclusiva.

¿Por qué puede querer una mujer volver a dar el pecho?

Siempre recordaré el caso de una madre con un bebé de cuatro meses al que dejó de darle pecho porque estuvo enferma y durante algo más de una semana le dieron biberones. Estando ya sana me dijo que echaba mucho de menos darle el pecho, que le habría encantado darle más tiempo. Le dije que si quería podía darle de nuevo. Quizás al principio (los primeros dos o tres días) no saliera lo suficiente y el bebé se quejara un poco, pero con un amamantamiento frecuente y algo de estimulación lo podría conseguir.

A la semana vino de nuevo a la consulta y me dijo que no lo había intentado, porque su familia le había convencido de que era una tontería volver a darle el pecho si el bebé ya lo había dejado (“anda, ahora que ya lo ha dejado y que está bien, qué tontería volver a darle el pecho”).

Nadie entendió por qué esa mujer quería volver a dar el pecho, siendo la razón principal, en este caso, que la madre quería volver a seguir ahí donde lo dejó antes de estar enferma, como si hubiera hecho un paréntesis por un motivo importante (de hecho, fue así) y tras cerrar el paréntesis quisiera seguir con lo de antes.

Otras razones pueden ser querer dar el pecho porque se ha decidido dar leche artificial, por la razón que sea, y se descubre que no tolera bien las fórmulas para bebés, porque un bebé (o varios) se encuentra en situación de emergencia y se decide alimentarle con leche materna para evitar desnutrición e infecciones, porque una madre decide amamantar pese a que había decido no hacerlo, simplemente porque ha cambiado de opinión y quizás por otras razones, porque la motivación de cada madre puede ser personal e intransferible, como la realidad que está viviendo.

Cómo se consigue relactar a un bebé

No voy a extenderme mucho en este punto porque no es el objetivo de la entrada, pero básicamente hay dos cosas que hay que tener claras: conseguir que la cantidad de leche aumente y que el bebé se coja al pecho.

Para conseguir que la cantidad de leche aumente basta con tener muchas ganas de tener más leche y obrar en consecuencia. Esto es estimulando tantas veces como sea posible el pecho con extracción, ya sea manual, ya sea con sacaleches. Pasados unos días empieza a salir un poco de leche (si es que hacía tiempo que no se daba el pecho) y a medida que se va estimulando más la cantidad sigue aumentando.

No se puede garantizar que la cantidad de leche pueda llegar a ser suficiente como para dar leche de manera exclusiva al bebé, pero sí se puede hacer, seguro, una lactancia mixta, llegando muchas madres a acabar retirando los biberones cuando el bebé come otras cosas, siendo entonces la leche materna la única fuente de leche.

Lo otro necesario es que el bebé se coja. Cuanto mayor sea y cuanto más tiempo haya pasado desde que tomó el pecho más difícil puede llegar a ser que se coja bien al pecho. Siempre es recomendable hacer la técnica del afianzamiento espontáneo, porque lo mejor que puede pasar es que el bebé se coja y empiece a mamar y lo peor que puede pasar es que no se coja, pero madre y bebé pasen un buen rato juntos, disfrutando del calorcito corporal que uno transmite al otro.

Si se coge al pecho siempre será un poco más fácil que si no se coge, básicamente porque en la imagen mental que una mujer se hace dando el pecho otra vez aparece ella y su bebé mamando, pero si no llega a cogerse siempre se puede hacer lactancia diferida, que es dar la leche extraída mediante biberón.

El que se coja o no depende de muchos factores. Normalmente, si no sale leche no suelen cogerse y, a medida que sale leche, y cada vez más, tienen entonces un motivo para hacerlo (que cogerse sin comer también lo es, pero si llevan tiempo sin hacerlo…).

Resumiendo

Sí, una mujer puede recuperar su lactancia cuando quiera, incluso cuando hayan pasado ya varias semanas y meses. La mayoría piensa que la leche se ha retirado y que ya no volverá hasta que vuelva a tener un hijo, sin embargo esto no es así. En cuanto hay estímulo suficiente la leche vuelve a brotar. Cuanto menos tiempo haya pasado mejor, claro, pero no es necesario marcar una fecha en el calendario para determinar cuándo habrá éxito y cuándo no, porque lo único que hace falta son ganas y empeño.

Si luego el bebé se coge bien al pecho, mejor, los dos disfrutarán más del proceso. Si no se coge, pues a la madre le quedará para siempre el “al menos lo intenté” y el “le di mi leche con biberón hasta…”, que no es poco.

Foto | Various brennemans en Flickr
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