Detectar la preeclampsia a tiempo

Detectar la preeclampsia a tiempo
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La preeclampsia una de las patologías más desconocidas pero con una alta incidencia en los embarazos, pues se calcula que en los países desarrollados puede afectar a entre un 5 y un 15% de las mujeres. Y es muy importante detectarla a tiempo pues pone en riesgo la vida de la madre y el bebé.

Una mujer que se queje de visión borrosa, dolor abdominal intenso o vómitos y nauseas severos debería ser siempre atendida con mucho cuidado, nunca minimizando la importancia de estos síntomas hasta no descartar patología. La preclampsia puede tener estos síntomas, así como hinchazón de cara y manos y un aumento de peso rápido y excesivo en unos días. Las migrañas y la fotofobia también pueden ser síntomas de este problema.

Por eso, aunque sea normal que las embarazadas se sientan cansadas, hay que escuchar cuando manifiestan un agotamiento total y una hinchazón excesiva. Puede no ser nada, pero es mejor estar seguros. Y para saberlo hay que animar su confianza en vez de minimizar sus síntomas.

Pero también puede ser que la preeclampsia no cause síntomas percibibles. Por ese motivo es muy importante realizar los controles del embarazo y conocer la presión sanguínea o sus alteraciones.

Recuerdo mi consulta con el ginecólogo a los seis meses y medio. Le dije que me sentía agotadísima desde la mañana, que me mareaba, hasta aquí le parecía normal aunque yo no me sentía normal en absoluto. Le dije que estaba demasiado hinchada, y me tranquilizaba. Le mostré que me había tenido que poner unos zapatos de mi marido y que eso había sucedido en una semana, y cuando le enseñé las manos saltaron las alarmas. La toma de tensión confirmó que algo no estaba bien. Aunque no llegué a presentar preclampsia guardé reposo absoluto el resto del embarazo y los controles eran casi diarios.

La preclampsia se caracteriza, en primer lugar, por un trastorno hipertensivo, es decir, que la embarazada tiene una presión arterial superior a lo normal. Una mujer gestante debería tener entre 90 y 139 mm Hg de presión sistólica y entre 60 y 89 de diastólica. Hay hipertensión si se registra medidas iguales o superiores a 90 y a 140 respectivamente.

Si esto se produce debe volverse a medir la tensión al menos pasadas 4 horas, para confirmar el diagnóstico de hipertensión. Esto, de por sí, ya es un problema serio que hay que controlar cuidadosamente.

Pero en la preclampsia se suman otros factores mensurables, como son la presencia de una cantidad significativa de proteína en la orina. Si esto se produce podemos hablar de preclampsia y las medidas médicas deben ser inmediatas.

dolor de cabeza

Además de la proteinuria se detectan enzimas hepáticas más altas de lo normal y trombocitopenia.

La mitad de las mujeres que padecen hipertensión en el embarazo llegan a desarrollar preclampsia, por lo que la vigilancia debe ser constante.

Existen algunos factores que aumentan la posibilidad de preclampsia: haberla tenido en un embarazo anterior es una de ellas, como lo son también el ser primeriza, tener más de 35 años, sufrir obesidad o problemas médicos previos al embarazo como diabetes, hipertensión o problemas renales. Los embarazos múltiples también presentan este problema con mayor frecuencia.

No se sabe a ciencia cierta cual es su causa. Se apunta una predisposición genética, la dieta o trastornos autoinmunes, pero hay una única causa determinada. Más que la prevención, en la que se puede aconsejar una dieta sana y ejercicio moderado por salud general, debemos hablar de detección precoz.

Los controles del embarazo son muy importantes, pero también lo es conocer los síntomas y reconocerlos si son graves. Este problema puede presentarse de forma rápida, a pesar de que el embarazo hubiese estado perfectamente controlado y todo en orden anteriormente.

Además de los peligros de la subida de tensión, la posibilidad de que se llegue a desarrollar una eclampsia o un síndrome HELLP es una complicación muy grave para la salud de la madre.

El feto, mientras, sufre una disminución del aporte del flujo sanguíneo, habiendo más posibilidades de C.I.R. (crecimiento intrauterino retardado), parto prematuro o incluso de lesiones neurológicas si es un caso muy grave.

El modo de curar la preclampsia es el parto. Pero si la enfermedad se presenta cuando el bebé es demasiado prematuro para nacer se puede controlar la enfermedad con reposo en cama y controles continuos. Puede ser que sean necesarios medicamentos que controlen la tensión de la madre y prevengan las convulsiones, y también puede tener que usarse otros medicamentos para acelerar la maduración de los pulmones del feto.

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