¿Por qué los niños pequeños hacen tantas preguntas? Esto es lo que la neurociencia quiere que sepas

Esas preguntas infinitas son parte del desarrollo de nuestros hijos, y tienen una función muy importante

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Lucy Ortega

Si tienes un niño pequeño en casa, especialmente uno de edad preescolar, te darás cuanta de un comportamiento muy particular de esta etapa: ¡hace muchísimas preguntas! Y no solo eso, a veces las repite una y otra vez, incluso cuando ya conoce la respuesta.

Este comportamiento por un lado nos parece tierno, pues hace las preguntas más simples e inocentes, pero también puede llegar a volvernos un poco locos a los padres, especialmente cuando somos bombardeados por esa lista de "por qués" que parece no tener fin.

Sin embargo, más que frustrarnos o desesperarnos, debemos entender que esas preguntas sin fin son parte del desarrollo de nuestros hijos, y tienen una función muy importante, de acuerdo con la ciencia.

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Los "por qué": una etapa normal del desarrollo infantil

A partir de los dos o tres años los niños comienzan a cuestionar las cosas que pasan a su alrededor y, naturalmente, necesitan saciar esa curiosidad, lo que resulta en mil y un preguntas hacia sus padres (o el adulto que esté con ellos).

De acuerdo con Paul L. Harris, psicólogo especializado en desarrollo infantil, los niños entre los 2 y los 5 años pueden llegar a hacer unas 40.000 preguntas, según los resultados de sus investigaciones publicadas en su libro Trusting What You’re Told: How Children Learn from Others. Aunque este número nos parezca enorme, tiene sentido: hay muchísimas cosas que los niños no saben.

Desde preguntarnos por qué el cielo es azul hasta querer saber por qué los pájaros cantan de una manera y no de otra, las preguntas de los niños pequeños son mucho más que preguntas al azar o por mero aburrimiento. Esas preguntas, por simples que puedan parecernos, son su manera de entender mejor cómo funciona el mundo. Y cuando descubren que nosotros tenemos el conocimiento para responderlas, no dudan en pedírnoslo.

Comprendiendo el mundo que les rodea

Pexels Anastasia Shuraeva 7671075 Foto | Anastasia Shuraeva en Pexels

De acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de California, las preguntas que hacen los niños son un mecanismo para su desarrollo cognitivo. Cuando los niños se encuentran con un "problema" en su conocimiento actual (como una laguna en su conocimiento o alguna inconsistencia que hayan detectado), formular una pregunta específica les permite obtener información específica justo cuando la necesitan.

Así, la capacidad de formular preguntas es una herramienta muy poderosa, pues la que permite a los niños recopilar la información necesaria para aprender sobre el mundo y ayudarles a resolver problemas.

Pero... ¿por qué repiten la misma pregunta?

La respuesta a ello la encontramos en otra investigación de la Universidad de Michigan, en la que se publicaron los resultados de dos estudios realizados con niños de edad preescolar. Sucede que la razón por la que los niños hacen muchas preguntas de "por qués" es porque se sienten motivados por el deseo de obtener una explicación. Y se sienten mucho más satisfechos cuando reciben una explicación que cuando reciben una respuesta simple.

De acuerdo con los investigadores, cuando los niños preescolares preguntan "por qué", no solo se están comunicando e intentando prolongar la conversación con nosotros: lo que realmente desean es llegar al fondo del asunto. Así, si no les damos una respuesta satisfactoria, es muy probable que vuelvan a hacernos la misma pregunta.

Por otro lado, y como explicábamos recientemente, la repetición fortalece las conexiones neuronales que "graban" esa información en su cerebro, facilitando también la consolidación de nuevas memorias y el aprendizaje rápido y duradero.

La forma en la que respondemos importa

Pexels Seljansalim 33769333 Foto | Seljan Salimova en Pexels

Como hemos podido observar en los resultados del último estudio, la manera en la que respondemos la constantes preguntas de los niños pequeños importa, y mucho.

Cuando damos a los niños una respuesta con información adicional sobre el tema, o corregimos las suposiciones del niño, abrimos la conversación para futuras discusiones o le damos oportunidad de hacer más preguntas de seguimiento. En cambio, si damos una respuesta corta o cerrada como "No sé" o "Porque sí/Porque no", los niños pueden sentir que estamos desalentándoles de seguir haciéndonos preguntas.

Pero como ya hemos visto, y como hemos compartido en otras ocasiones, es importante permitir que nuestros hijos sigan haciendo preguntas y fomentemos su curiosidad, pues es así como comienzan a entender muchas cosas sobre todo lo que les rodea y continuamos apoyando su desarrollo cognitivo.

En conclusión, aunque esa lista interminable de preguntas pueda llegar a sentirse abrumadora, nuestro trabajo como padres es hacer lo posible por responder a todas sus preguntas de manera sincera y natural, adaptando la explicación según su edad para ayudarles a satisfacer su curiosidad y aumentar sus conocimientos.

Foto de portada | Poppy Martínez en Pexels

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