Cómo enseñar asertividad a los niños (y por qué es tan importante)

Cómo enseñar asertividad a los niños (y por qué es tan importante)
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Ser asertivo permite a los niños entender que tienen derechos, que pueden pedirnos ayuda, les hace ser respetuosos, con ellos mismos y con los demás… y tener una buena autoestima. La asertividad no es algo con lo que se nace, sino que se enseña: te contamos cómo enseñar a tu hijo a ser asertivo.

¿Qué es la asertividad?

Existen tres grandes formas de comportarse con los demás: el estilo pasivo, el agresivo y el asertivo.

El pasivo se caracteriza por callar, por no expresar sus necesidades “por no molestar”, porque las de los demás van antes o porque… ¿para qué? No piden porque no creen que los demás vayan a dedicar su tiempo a ayudarles.

Somos pasivos cuando dejamos que los demás elijan (película, menú, destino o cosas más grandes), cuando después nos fustigamos por no haber dicho lo que de verdad queríamos.

El niño pasivo es el que deja que los demás elijan juego, el que no dice nada, pero luego se siente triste porque “nunca se juega a lo que yo quiero”.

El agresivo expresa sus necesidades, sí, pero la peor forma posible, con malas formas y haciendo sentir mal a los demás. Además no las ve como necesidades sino como mandatos que han de ser atendidos sí o sí.

Un niño con un estilo agresivo (no confundir con conducta agresiva, porque no es lo mismo) es ese que monopoliza el juego, siendo “un mandón”, el que grita cuando quiere algo, el que le dice al otro que su juguete es una caca porque el suyo mola más.

Por su parte la persona asertiva es aquella que expresa y demanda que se atiendan sus necesidades al tiempo que respeta empáticamente las de los demás. El niño asertivo habla de cómo se siente, de lo que le gusta y de lo que no (y esto es clave, lo veremos más adelante), propone y no solo se deja llevar.

niños castillo hinchable

¿Por qué es importante que nuestros hijos sean asertivos?

La asertividad nos ayuda a conseguir lo que queremos, lo que necesitamos, pero además nos lleva a querernos, a respetarnos, a nosotros mismos y a los demás.

Los niños (y adultos) asertivos:

  • Resuelven mejor los conflictos (y se sienten menos mal con ellos). Esto significa que hacen una mejor gestión emocional de la situación, con un menor componente de frustración.
  • Hacen amigos con más facilidad.
  • Como saben que su opinión, sus ideas y su acciones importan y han de ser respetadas tienen mejor autoestima.
  • Tienen confianza en sí mismos y saben que pueden decir que no, lo cual es importantísimo para muchas cosas, entre ellas prevenir abusos o bullying en el cole.
  • También es menos probable que ellos hagan bullying a otros niños, ya que entienden la importancia del respeto a los demás.
  • Son más empáticos

Derechos asertivos

Existe una serie de derechos asertivos que merece la pena que nuestros peques aprendan e integren, son la mejor base para ser adultos asertivos. De entre esos derechos destacar cinco especialmente importantes:

  • Derecho a tener opinión, ideas y creencias propias.
  • Derecho a pedir ayuda (física o emocional).
  • Derecho a sentir y expresar el dolor.
  • Derecho a ser tratado con dignidad:
  • Derecho a decir que no.
niñas abrazadas

¿Cómo podemos enseñar a nuestro hijo a ser más asertivo?

Como siempre os digo, porque es verdad, no por otra cosa, la mejor manera de enseñar a nuestros hijos algo es con el ejemplo. Lo bueno de esto, lo maravilloso de ser padres, es que enseñarles a ellos nos obliga en cierta forma a ponerlo en práctica nosotros también, ¡y nos viene fenomenal! ¡Si tiendes a ser pasivo o agresivo verás que diferencia!

El día a día nos pone miles de situaciones en las que desplegar nuestra asertividad. Por ejemplo:

1. Pidiendo que se respeten nuestros derechos sin ser agresivo

Si alguien se nos cuela en la cola del supermercado podríamos ser pasivos y no decir nada, dejar que se cuele en nuestra cara y luego, en el coche, lamentarnos porque se nos ha colado.

También podríamos ser agresivos y montar un numerito digno de una peli de Tarantino, haciendo sentir mal a todo el mundo, empezando por nuestro hijo. O podríamos ser asertivos y decirle, tranquilamente a esa persona que hay una cola, que es nuestro turno, que por favor se coloque al final de la fila y pasar nosotros a pagar. Sin escándalos, sin insultar, sin que la historia nos moleste más allá de lo necesario.

2. Diciendo que no

Es importante también que nos oigan decir que “no”, que vean que a esas cosas con las que no te sientes cómoda les dices un “no”. Ejemplo: “Mi jefe me ha pedido que eche otra vez horas, y no me las van a pagar y soy la única que… […] así que le he dicho que no”.

Si ven que aceptamos todo, que anteponemos las necesidades de los demás a las nuestras aprenderán a hacerlo ellos también.

3. Escuchando cuando nos hablan, con atención

La escucha activa, prestar atención cuando nos hablan, cuando nos cuentan algo, es la mejor manera de mostrar respeto y por ende, cuando se trata de relaciones significativas, afecto.

Si tu peque te va a contar algo préstale atención, especialmente si te habla de sus sentimientos o de las relaciones con sus amiguitos. Se va a sentir bien y además va a entender que escuchar es importante.

4. Respeta a tu hijo

Es pequeño pero tiene derecho a tener una opinión, a que esa opinión no sea la misma que la tuya o a que no le guste algo de lo que le propones. Y no solo eso: tiene derecho a que tengas todo esto en cuenta.

Ojo, esto no significa que tengamos que aceptar todas sus negativas (la etapa del “No” sería la monda entonces”), pero sí hacerle ver que escuchamos sus opiniones, que las sopesamos… debemos hablar con ellos, negociar y presentarles argumentos, no devolver un “no por un no”.

5. Permite y favorece que exprese sus emociones

“No vayas a llorar por esto”. ¿Alguna vez le has dicho algo así a tu hijo? A muchos se nos ha escapado alguna vez, pero debemos intentar evitarlo. Lo que para nosotros es una tontería para ellos es importante y no tiene ningún sentido que le obliguemos a no exteriorizar lo que siente, a negar lo que siente.

Al minimizar, obviar o negar su expresión emocional le estamos diciendo que no debe hablar de cómo se siente, que sus emociones no son importantes o que molestan, y esto favorece que desarrollen en lugar de asertividad, el estilo pasivo o el agresivo.

Ser asertivo hará que tu hijo se sienta mejor consigo mismo, que trate mejor a los demás, que tenga mejor autoestima. Ser asertivo “le vacuna” contra malestares emocionales futuros, le da la base para convertirse en un adulto feliz, y lo mejor de todo es que, como has visto, se puede enseñar. ¡Empieza mañana mismo!

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