Un homenaje a los abuelos, las únicas personas capaces de detener el tiempo

Un homenaje a los abuelos, las únicas personas capaces de detener el tiempo
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Hoy se celebra el Día de los Abuelos en algunos países de Latinoamérica y España, haciéndolo coincidir con la liturgia católica que conmemora los santos de Joaquín y Ana, abuelos de Jesús. Adicionalmente, la ONU celebra el 1 de octubre, el Día Internacional de las Personas de Edad, un día que conmemora a todas las personas mayores, en general.

Sea en una fecha o en otra, lo que queda claro es que los abuelos son una pieza fundamental en la vida de los niños y, como tal, merecen tener un día conmemorativo en el calendario.

Abuelos, cuando la magia se hace realidad

Las vacaciones de verano escolares obligan a los padres a hacer verdaderos malabarismos con los niños. Pocas son las familias en las que ambos progenitores pueden compaginar el cuidado de los hijos alternando sus propias vacaciones, y los abuelos suelen jugar un papel fundamental en estos casos.

A diario en estas fechas, me encuentro abuelos en los parques o en los supermercados al cuidado de sus nietos. Abuelos siempre sonrientes que parecen olvidar el cansancio que conlleva el peso de los años.

Cuando veo a mis hijos disfrutar de sus abuelos y a sus abuelos de ellos, pienso que son realmente afortunados, tanto unos como otros. Y se que agún día, mis pequeños sabrán valorar el preciado regalo que les ha hecho la vida.

Porque cuando mi niño se sienta en las rodillas de su abuelo, el tiempo se detiene. Ambos se miran con esa admiración mutua díficil de describir y comienza la magia. La magia de las palabras, de las historias atemporales y de la sabiduría que una voz quebrada logra transmitir

Una magia que hipnotiza a mi hijo mientras escucha, embelesado, las vivencias de una infancia ocurrida varias décadas atrás. Una infancia en donde no existía móviles, ni tabletas ni, en muchas ocasiones, televisión.

Y mi niño arquea las cejas y abre sus ojitos de par en par mientras le escucha. Y yo observo la escena desde la distancia, con miedo a acercarme para no romper ese halo tan especial que inunda la estancia.

manos-de-abuelo

Un rato después, la calma de las sabias palabras ha dado paso a un juego desenfrenado más propio de dos chavales de corta edad que de un abuelo y un nieto. Ambos tirados en el suelo, o bailando mientras tocan un tambor imaginario, o dando patadas a un balón.

¿Dónde ha quedado el dolor crónico o el cansancio de una osamenta curvada por el paso de los años? De nuevo, ¡magia! La magia que sólo se produce cuando abuelos y nietos juegan juntos.

"Mamá, papá, ¿dónde están vuestros abuelos?" - nos pregunta mi niño. Y entonces me doy cuenta de que los abuelos deberían ser eternos y de que todos los niños del mundo deberían poder disfrutar de ellos siempre; de su sabiduría, su templanza y su paciencia.

De esas viejas manos que jamás les soltarán. De esos ojos escondidos bajo unos párpados caídos que jamás les perderán de vista. De esos pies cansados que, sin embargo, jamás se cansarán de llevarles de paseo, o de esa voz apagada que resurgirá con fuerza para contar cuentos o cantar divertidas canciones

"Nuestros abuelos viven en las estrellas. Parece que están lejos pero no lo están. Ellos jamás se van" - Y mi niño se queda maravillado. ¡Otra vez magia! Porque sólo un abuelo es capaz de encender una estrella y hacer entrar su luz por la ventana para seguir acompañando, desde la distancia y a pesar del paso del tiempo, a sus nietos.

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