Así te afecta la ola de calor si estás embarazada (y cómo sobrevivir a ella)

Así te afecta la ola de calor si estás embarazada (y cómo sobrevivir a ella)
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Durante la gestación aumenta la temperatura corporal de la embarazada, y si además estamos en verano con el termómetro disparado, las embarazadas se convierten en un colectivo especialmente vulnerable a las altas temperaturas.

En plena ola de calor, se agravan las molestias típicas de esta etapa afectando al organismo y con algunas consecuencias para la gestación. De hecho, hay estudios que afirman que el calor intenso y la humedad pueden acortar la gestación una media de seis días.

Cómo te afecta la ola de calor si estás embarazada

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Bajadas de tensión

La tensión arterial baja es una molestia habitual en el embarazo, debido a que aumenta el volumen de sangre que circula por las venas para cubrir los requerimientos del bebé.

Los síntomas de la hipotensión son: mareos, náuseas, vértigo, visión borrosa, palpitaciones, síncopes o desmayos, debilidad y confusión. Estos suelen ser más habituales en el primer trimestre, ya que poco a poco el organismo se va adaptando a la nueva situación hacia el cuarto mes de embarazo.

Sin embargo, cuando hace mucho calor, estos síntomas de agravan, y aunque las bajadas de tensión no son peligrosas, hay que vigilar otros síntomas que en su conjunto podrían indicar un golpe de calor.

Problemas de circulación

El calor excesivo produce una dilatación de los vasos sanguíneos (vasodilatación) afectando a la circulación de la sangre y provocando una mayor acumulación de líquidos.

Es frecuente la hinchazón de piernas, pies y tobillos en el embarazo. El edema afecta aproximadamente al 75 por ciento de las mujeres, se agrava aún más cuando hace calor, y también puede afectar a las manos y el rostro.

Mayor riesgo de deshidratación

Los requerimientos de agua aumentan en las mujeres embarazadas, que necesitan aumentar el volumen de líquido corporal para cubrir las necesidades metabólicas durante la gestación.

A esto hay que añadir que muchas mujeres sufren vómitos durante el embarazo, especialmente durante el primer trimestre, por lo que aumenta el riesgo de sufrir deshidratación.

Si a esto le sumamos que cuando hace mucho calor, sudamos para regular la temperatura corporal, con su consiguiente pérdida de líquido, se debe aumentar la ingesta de agua.

Piel más sensible

Los cambios hormonales que se producen en el embarazo vuelven a la piel más sensible a factores externos como el calor y la exposición solar, lo que puede llevar a provocar sarpullidos, erupciones o manchas en la cara, lo que conocemos como cloasma o melasma gestacional.

Para evitarlo, se recomienda utilizar una crema con factor de protección +50, usar ropa ligera, holgada y transpirable, refrescar la piel y evitar la exposición solar en las horas centrales del día.

Aumenta el sudor corporal

El sudor es el mecanismo que tiene el organismo para regular la temperatura corporal elevada debido a las altas temperaturas. Hay poco que podamos hacer para evitarlo, más que buscar sitios frescos y evitar actividades que eleven aún más la temperatura corporal.

Algunas mujeres pueden notar que el olor de su sudor es más fuerte que el que tenían antes del embarazo. Esto se debe a la acción de las hormonas y a la especial sensibilidad olfativa que se presenta.

Signos de alerta

Si la embarazada presenta síntomas de deshidratación como orina escasa y oscura, sed extrema, boca y mucosas secas, palidez, así como síntomas de un golpe de calor como respiración y pulso acelerados, cefaleas, alucinaciones, convulsiones, piel caliente y enrojecida, alteraciones del nivel de conciencia o desmayos debe acudir a urgencias.

Cómo evitar riesgos

  • Evitar actividades que aumenten la temperatura corporal (hipertermia)
  • Mantenerse hidratada: beber al menos dos litros de agua al día y aumentar el consumo de frutas y verduras, alimentos hidratantes.
  • Buscar lugares frescos y climatizados.
  • Protegerse del calor y del sol
  • Evitar movimientos bruscos, como levantarse de forma repentina, pues esto da pie a lo que se conoce como hipotensión ortostática.
  • Evitar pasar demasiado tiempo sentada y demasiado tiempo de pie.
  • Mover las piernas y pies para estimular la circulación e intentar mantener las piernas elevadas.
  • Evitar el alcohol y la cafeína, así como alimentos de digestión lenta.
  • Dormir sobre el lado izquierdo para favorecer la circulación sanguínea.
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