Una idea para fijar los horarios en casa: que sea el reloj el que diga qué toca hacer

Una idea para fijar los horarios en casa: que sea el reloj el que  diga qué toca hacer
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Empieza septiembre y los niños vuelven al cole, vuelven las obligaciones, vuelven las responsabilidades y vuelve aquello de "¡los deberes!", "¡a la ducha!", "¡a cenar!" y "¡a la cama!".

Si tienes un hijo es relativamente fácil (creo yo) tener un mínimo de orden en casa, pero cuando tienes dos o más las cosas se complican y puede pasar que te den las tantas y te des cuenta de que uno no ha hecho los deberes, que el otro no se ha duchado (¿cómo puede ser que ya se hayan duchado tus hermanos y tú no?) o que uno quiere ponerse a jugar cuando tendrían que estar cenando para ir a la cama.

¿Que te hacen caso? Perfecto. Raro, muy raro, pero perfecto. ¿Que no te hacen caso y quieres intentar una nueva estrategia? Échale la culpa al reloj: ¡Ep!, que no soy yo el que lo dice, es el reloj el que nos dice qué toca hacer.

A mí no me gustan los horarios

Yo soy una persona bastante caótica a la hora de organizarme. Necesitaría un horario para ser más eficiente porque esa dispersión me hace perder bastante tiempo. Sin embargo, vivo cómodo en esa incapacidad y el hecho de marcarme horarios me generaría probablemente más estrés... creo que me gusta ser disperso en ese sentido.

El caso es que por este mismo motivo, no soy muy de marcar horarios en casa. Vamos haciendo y cumpliendo con lo que toca de manera más o menos rutinaria, pero sin mirar demasiado el reloj. Unos días cenamos antes, otros después. Unos días jugamos más rato, otros días menos. Unos días hacen los deberes pronto, otros tarde. Y unos días se meten en la cama a una hora y otros a otra. Y más o menos funcionamos, de manera que no creo que nos haga falta un reloj así.

Pero si hiciera falta, es una buena idea

Ahora bien, si ese desorden organizado nos supusiera un problema, si los niños no nos hicieran caso alguno, o si cuestionaran la necesidad de ducharse, de hacer los deberes (aunque a veces les entiendo), de meterse en la cama antes de que amanezca, etc., si todo ello pudiera llegar a conflicto, es una buena idea delegar en el reloj.

Una manera de hacerlo es la que veis en la foto: pintar diferentes franjas en el reloj y explicarlas en una leyenda para saber qué toca en cada momento. Así los niños sabrán cuándo es el momento de hacer los deberes, cuál el momento de jugar, el momento de bañarse, de pasar tiempo en familia y cenar, de irse a la cama, y cuál es la franja a partir de la cual hay un castigo en caso de no estar en la cama.

Bien, ya sabéis que no me gustan los castigos, así que la última franja, yo personalmente, la eliminaría. O cambiaría la leyenda: "alerta roja", "demasiado oscuro", "queda poco para que salga el sol"... yo que sé, alguna frase graciosa que les llame la atención.

Como aspectos positivos:

  • Te quitas la responsabilidad de ir diciendo lo que toca, pues se la traspasas al reloj y, de rebote, a los niños, que van mirándolo y viendo qué tienen que hacer en cada momento para luego no andar corriendo haciendo los deberes cuando deberían estar cenando o bañándose cuando deberían estar en la cama.
  • La casa en general funciona de manera más ordenada, todos haciendo lo mismo a la vez, de manera que pueden concentrarse más en lo que están haciendo (no hay uno gritando y corriendo cuando otro está tratando de concentrarse).
  • Tienen un rato fijo para jugar y para estar en familia, que no está nada mal considerando que muchas familias, pese a vivir juntas, pasan poco tiempo juntos. Ya han hecho los deberes, han jugado un buen rato y ahora toca estar juntos, hacer algo, hablar, jugar y luego cenar.
  • Se acuestan más o menos siempre a la misma hora, y no tienes que andar recordando continuamente lo tarde que es.

Como aspectos negativos:

  • Puede ser un poco asfixiante si se lo toman o te lo tomas muy a pecho y las franjas no son flexibles. ¿Qué pasa si necesita más tiempo para hacer los deberes? ¿Qué pasa si están jugando a algo, que se lo están pasando super bien y están aprendiendo mucho (los niños aprenden un montón jugando) y llega la hora de cenar? ¿Qué pasa si...?
  • No admite la individualidad de cada niño, las ganas que pueda tener de hacer o dejar de hacer algo: toca hacer algo y como lo dice el reloj hay que hacerlo. ¿Dónde queda la decisión de cada niño de hacer algo o no? ¿Dónde queda la confianza en su capacidad de autogestión? ¿Y si en ese momento prefiere jugar y te asegura que después hará los deberes? ¿Puede hacerse un intercambio? ¿Y si a uno le apetece leer cuando los demás juegan y jugar cuando los demás leen o hacen deberes?
  • Resta espontaneidad a la vida, y por eso en mi casa dudo que hagamos algo así. Inmersos en horarios y obligaciones todo el día (el colegio, el trabajo, las extraescolares, etc.) lo último que puede querer alguien es tener horarios incluso en casa. Por eso debe valorarse hasta qué punto vale la pena, porque si genera más agobio y estrés igual vale la pena disfrutar un poco del caos familiar habitual... aunque si es el caos familiar habitual el que genera estrés, quizás sea mejor hacerse con un reloj y pintarlo.

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