Método Truby King: la fábrica de la infelicidad (I)

Método Truby King: la fábrica de la infelicidad (I)
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Hace pocos días pudisteis ver un vídeo en el que Claire Verity, enfermera (supuesta) experta en el cuidado de los niños, aplicaba el método Truby King a dos bebés, generando polémica entre los lectores y lectoras por el uso de métodos demasiado estrictos.

Algunos llegamos a pensar que lo que podía verse en dicho vídeo era una broma de mal gusto y que era imposible que la señora Verity se creyera todo lo que estaba verbalizando e incluso que los padres se creyeran (y más los que ya tenían una hija), que dicho método era lo más aceptable para un bebé.

Tras el visionado quise indagar un poco acerca del método Truby King y la conclusión que extraje es que es una de tantas maneras de tratar de conseguir que los bebés crezcan infelices y que los padres dejen de tener empatía hacia los sentimientos de sus hijos.

Quién era Truby King

Frederick Truby King fue un pediatra (también he leído que era cirujano, e incluso que era el director de un manicomio, así que no queda muy clara su profesión) neozelandés que en 1907 inició un movimiento educativo en los bebés al que puso su propio nombre, hablando de los bebés que lo seguían como de “bebés Truby King”. King recomendaba imponer rutinas muy claras y concisas a las madres, asegurándoles que no debían hacer caso al instinto maternal, ya que serían más felices si tenían poco contacto con sus bebés.

Palabras suyas eran, por ejemplo:

En su conjunto, el bebé es una alegría constante desde la mañana a la noche, para él mismo y para la casa. La madre de tal bebé no está preocupada en exceso ni tiene demasiado trabajo, simplemente porque sabe que seguir las leyes de la naturaleza, combinadas con el sentido común, hará que el bebé progrese con toda seguridad.

No sabemos a qué se refería con sentido común, pero es interesante analizar estas palabras por esto mismo. Muchos padres actuales rechazan cualquier comentario o consejo que pueda llegar de la literatura dando un valor casi estratosférico al sentido común. Sin embargo, mi sentido común no es el mismo que el de mi vecino y lo que a mí me puede parecer lógico a él parecerle una locura. Sin ir más lejos, observad que hace poco más de 100 años el sentido común decía que los bebés debían tener, cuanto menos contacto con la madre, mejor.

Por cierto, hablando de sentido común, la hija de una de las parejas les dice en el vídeo: “¿pero quién ha dicho que no pueda cogerse a los bebés?”.

Por otra parte, tampoco sabemos a qué se refiere con “el bebé es una alegría constante desde la mañana a la noche”, porque si la idea es que coman y duerman, como vereis más adelante, mucho contacto no hay con los padres para saber si están constantemente alegres.

Los niños eran un problema potencial

Una de las mayores críticas que se puede hacer a este tipo de métodos es que actúan de un modo casi preventivo, tratando de evitar algo que probablemente no surgiría si la educación fuera diferente.

Los niños son tratados como un problema potencial. En el vídeo pudimos ver como Claire Verity le decía a unos padres que “una cosa tan pequeña no puede manejar a sus padres”, otorgando a los bebés una especie de aura maquiavélica y poder de sometimiento que los padres deben manejar y reprimir cuanto antes para evitar que aparezca.

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Esto hace que la percepción de unos padres hacia su hijo cambie de “bebé pequeñito, inocente y necesitado de cariño” a “bebé pequeñito tremendamente inteligente que a la mínima que pueda tratará de controlar nuestras vidas a su antojo”. Esto hace que las demandas del bebé lleguen a ser menospreciadas y ninguneadas para evitar que domine la situación, consiguiendo no dar a un bebé lo que necesita: cariño, calor y amor (que por otro lado es precisamente lo que buscan).

El alimento, cada 4 horas

Truby King era partidario de la lactancia materna (ya habéis leído antes que era partidario de seguir las leyes de la naturaleza), sin embargo muchos niños pasaban mucha hambre, ya que la alimentación sólo podía ofrecerse cada cuatro horas y nunca por la noche. Después de alimentarle había que tratar de tener poco contacto con el bebé, ya que cualquier manipulación innecesaria producía indigestión en el bebé y trastornos nerviosos en la vida adulta.

Muchas mujeres, inconscientemente o casi de forma mecánica, palmean al bebé para aliviarlo cada vez que se siente incómodo o irritable y de esta manera pueden provocar subrepticiamente una grave indigestión acompañada de incapacidad para retener una cantidad suficiente de comida.

Continuará...

Mañana seguimos analizando el método King, que como veis no tiene desperdicio.

Fotos | Bid D2112, Loveiswritten en Flickr
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