Ayer nos enterábamos de un caso, el de un niño británico de 8 años que pesa 90 kilos que podría ser separado de su madre por no ser ella capaz de alimentar a su hijo de forma adecuada.
Aunque obviamente era una medida extrema e ilógica seguro que muchos padres se sintieron afectados ante la remota posibilidad de que les quitaran a sus hijos por estar sobrealimentados.
Sin duda, estaríamos en un mundo de locos si eso ocurriera. Basta con mirar alrededor para ver la cantidad de niños con obesidad, a la mejor no tan severa, que encontramos.
¿Qué piensan quitar la custodia a todos los padres de niños obesos? Eso significaría separar de su familia a más de un 15% de la población infantil europea.
Hoy se ha sabido que finalmente no se le quitará la custodia a la mujer que aunque ha sido irresponsable en la educación alimentaria de su hijo tampoco es como para separarlos.
La solución según los especialistas está en brindarle al niño un tratamiento en una unidad metabólica que reconduzca sus hábitos alimenticios.
Y creo que sería muy importante también informar a esa madre acerca de la gravedad de la obesidad en los niños y educarla para que de ahora en más alimente a su hijo de forma saludable.
Después de todo queda una moraleja. La noticia ha servido a los padres como una especie de alerta.
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