Anestesia local en niños: todo lo que debes saber sobre su aplicación y posibles efectos

Anestesia local en niños: todo lo que debes saber sobre su aplicación y posibles efectos
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Evitar el dolor y la ansiedad que provocan ciertos procedimientos médicos, y hacer que el niño tenga una experiencia humanizada y no traumática son los principales objetivos que persiguen los profesionales sanitarios. Y para lograrlo, en determinadas situaciones podría ser necesario recurrir a la anestesia.

La anestesia se utiliza para bloquear o reducir el dolor durante una intervención médica, y puede ser local, regional o general. Hoy vamos a hablar de la anestesia local en los niños: cuántos tipos existen, cuándo está indicada y qué riesgos puede tener.

Anestesia local: qué es y cuántos tipos hay

anestesia local en el dentista

Los anestésicos locales son fármacos que se utilizan en una zona concreta del cuerpo para impedir la conducción de impulsos eléctricos por las membranas del nervio y el músculo. Se emplean de manera transitoria y reducen la sensibilidad y por tanto, el dolor.

A la hora de aplicar la anestesia local puede hacerse de dos formas:

  • Anestesia local infiltrativa, que es la que se aplica mediante una inyección. Los anestésicos locales más frecuentemente utilizados son la lidocaína y la bupivacaína
  • Anestesia local de uso tópico o externo

¿Para qué se utiliza?

Como ya hemos visto, la anestesia local tiene como objetivo insensibilizar una zona pequeña del cuerpo para que el médico pueda trabajar sobre ella. Puesto que su efecto es de corta duración se emplea en procedimientos menores ambulatorios o incluso en la misma consulta médica.

La anestesia local de uso tópico se utiliza normalmente en procedimientos dermatológicos sencillos como el curetaje de moluscos, verrugas o el drenaje de pequeños abscesos. También se usa para la retirada de cuerpos extraños en los ojos, la nariz o la piel, para realizar una punción lumbar e incluso hay pediatras que la recomiendan para aliviar el dolor de ciertas vacunas.

En otros casos se emplea como paso previo para suministrar después la anestesia local con aguja.

Por su parte, la anestesia local inyectada se utiliza en procedimientos médico-quirúrgicos sencillos, como los que pueden realizarse en la consulta del dentista o a la hora de curar y suturar heridas. Cuando hablamos de operaciones ambulatorias, dependiendo de la edad del niño y del procedimiento al que se le vaya a someter, a veces esta anestesia se combina con una sedación, a fin de que el niño esté lo más relajado posible.

¿Cómo se aplica la anestesia local?

anestesia inyectada

La anestesia local de uso tópico puede aplicarse de distintas formas: mediante gotas (si es para los ojos), spray (para la boca) o crema/ungüento (para la piel).

En cuanto a la anestesia local infiltrativa se suministra mediante una inyección con aguja fina. Para minimizar el dolor del pinchazo se suele recomendar calentar el anestésico a temperatura corporal e inyectarlo lentamente. Además, y como mencionábamos más arriba, hay médicos que optan por aplicar previamente una pomada anestésica.

Dependiendo del tipo de anestesia puede actuar a los pocos minutos de su aplicación o más tarde, y su efecto dura entre una y dos horas, aproximadamente

Si no hay ninguna contraindicación, la anestesia local tanto tópica como inyectada puede aplicarse desde la etapa de bebé si el médico así lo considera.

Efectos adversos de la anestesia

Los efectos adversos de la anestesia local son poco frecuentes, y por lo general se reducen a dolor en la zona de la inyección, hematomas, infecciones o lesión en los vasos sanguíneos.

En el caso de anestésicos tópicos puede aparecer picor o urticaria. Los síntomas locales pueden ser más acusados y aparecer de forma más precoz en niños con dermatitis atópica, psoriasis o eczema. Además, en estos casos la absorción es más rápida que con una piel normal.

Los casos graves tras la aplicación de anestesia local son muy raros, y se deben especialmente a toxicidad por sobredosificación y a una hipersensibilidad a los componentes. En el primer caso podrían aparecer desde síntomas leves y moderados, como acufenos (ruido o zumbido en los oídos), sabor metálico, náuseas, inquietud y temblores, hasta otros mucho más graves.

Si los efectos se producen por hipersensibilidad estos serán los típicos de una reacción alérgica, pudiendo llegar a ser muy graves si se produce broncoespasmo o shock.

Para minimizar el riesgo de aparición de efectos adversos es recomendable hacer una valoración médica del niño previa a la anestesia, conocer su historial, antecedentes familiares, alergias... Así mismo, tras la intervención con anestesia local, y aunque se haya tratado de una cirugía ambulatoria, el paciente debe recuperarse por completo en una zona de observación antes de ser dado de alta.

Foto | iStock, Pixabay

Vía | Elsevier, SEUP-AEP

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