Moluscos infecciosos: una de las enfermedades dermatológicas más frecuentes en la infancia
Salud infantil

Moluscos infecciosos: una de las enfermedades dermatológicas más frecuentes en la infancia

El molusco infeccioso es una enfermedad dermatológica que aunque puede afectar a cualquier persona, es especialmente común en la infancia y suele estar asociada al ambiente húmedo de las piscinas o los vestuarios.

Al igual que ocurre con las verrugas o los papilomas, los moluscos están causados por un virus que no reviste ninguna gravedad, pero que se contagia con mucha facilidad en niños con piel atópica o con un sistema inmunológico algo debilitado.

¿Qué síntomas presenta el molusco infeccioso?

Se trata de una pequeña lesión en la piel que inicialmente puede pasar desapercibida porque es similar a un granito de color carne, aspecto perlado y forma de bóveda.

Con el paso del tiempo irá creciendo y adquiriendo otro aspecto más blando con un centro húmedo y viscoso. En algunas ocasiones también se puede apreciar alrededor del molusco una zona enrojecida que puede llegar a picar, aunque por sí solo, el molusco es una lesión que no suele picar ni doler.

Los moluscos se pueden presentar solos o en grupo y suelen aparecer con mayor frecuencia en el abdomen, extremidades y cuello

El amigo de las piscinas que se contagia con gran facilidad

Con la temporada de verano a las puertas, conviene saber que a los moluscos dermatológicos también les encanta el agua de las piscinas, los flotadores, los "churros", los manguitos, las toallas... o cualquier objeto que pueda estar en contacto con el niño dentro y fuera del agua.

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El contagio es muy rápido y sencillo y puede ocurrir de varias maneras:

  • Contacto piel con piel: Cuando la zona afectada toca otra piel sana pero predispuesta al contagio

  • Contacto con superficies contaminadas: Si un peque con moluscos en su piel utiliza cualquier objeto para bañarse o se seca con una toalla, el foco de contagio estará en todo lo que haya entrado en contacto con él.

  • Agua de las piscinas: Piscinas, vestuarios y baños públicos suelen ser grandes focos de contagio

  • Autocontagio: No hay que tocar ni rascar estas lesiones ya que en muchas ocasiones el contagio se produce a través de la autoinoculación, sobre todo si el molusco se desprende y sangra.

¿Podemos evitar el contagio?

Prácticamente todos entramos en algún momento en contacto con este virus sin desarrollar ninguna lesión. Pero entre los niños el contagio es mucho más fácil, sobre todo en aquellos con el sistema inmunitario aún inmaduro o con piel atópica, tendencia a la sequedad o a la dermatitis.

Evitar el contagio es realmente complicado, pero podemos tomar ciertas medidas preventivas:

  • Lavarse bien las manos tras utilizar los baños y vestuarios públicos así como el uso de escarpines o chanclas en este tipo de recintos y piscinas

  • Ducharse antes y después de bañarse en la piscina

  • No compartir toallas ni objetos personales acuáticos con otros niños

Si a pesar de las medidas preventivas se produjera el contagio:

  • Se recomienda que el niño afectado no compartan bañera con hermanos o con otros peques

  • Tras el baño, se debe proceder al secado de la piel de forma suave, con ligeritos toquecitos, para evitar dañar alguna lesión

  • No tocarse las lesiones para evitar el contagio a otras áreas del cuerpo

  • Se recomienda también suspender las actividades extraescolares acuáticas que se estén realizando hasta haber eliminado las lesiones

  • No practicar deportes de contacto piel con piel con otros niños (por ejemplo, judo o karate) hasta que las lesiones hayan desaparecido

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¿Cómo se tratan los moluscos infecciosos?

El molusco tiende a crecer y evolucionar y cuando ha llegado a su punto álgido suele desaparecer por sí solo. La vida media de un molusco contagioso dependerá del individuo pero puede ir desde los tres a los 18 meses, aunque al tratarse de una enfermedad crónica, podrían aparecer nuevas lesiones que, en cualquier caso, desaparecerán con el paso del tiempo sin dejar ningún tipo de cicatriz.

Hay pediatras que aconsejan eliminarlos en cuanto aparecen para evitar que el niño pueda contagiar a otros niños o que el virus se propague a otras áreas de la piel a través de la autoinoculación.

Las técnicas más utilizadas para eliminar los moluscos suelen ser:

  • Crioterapia mediante nitrógeno líquido

  • Curetaje: Es un raspado superficial que hace el pediatra en consulta con ayuda de un anillo afilado o "cucharilla". Se suele hacer previa aplicación de una crema anestésica local

  • Pomadas y cremas: Son tratamientos más largos en el tiempo

Siempre debe ser el pediatra o especialista quien valore la técnica más adecuada a cada niño en función de múltiples factores como su edad, el número de lesiones o la zona o zonas afectadas
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