La intensidad del postparto de Cristina Pedroche me recuerda al que viví yo: una montaña rusa de emociones

La intensidad del postparto de Cristina Pedroche me recuerda al que viví yo: una montaña rusa de emociones
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Algo muy positivo que surge de las pubicaciones de madres famosas sobre su postparto es que da voz a situaciones de las cuales pocas se atreven a hablar, pero que cuando lees, solo atinas a afirmar con la cabeza mientras recuerdas cuando viviste en carne propia esos mismos momentos.

Eso es precisamente lo que me ha recordado Cristina Pedroche a través de sus últimas publicaciones porque está visibilizando de una forma muy certera situaciones que muchas hemos vivido, como aquella con hojas de col en sus pechos.

A pesar de que la más recordada sea aquella en la que muestra su cuerpo tras dos semanas del parto (el mío estaba a años luz de lucir así), y el cual le ha valido para que madres, padres, no madres y no padres se le lancen a la yugular (cuestión muy triste porque podemos estar o no de acuerdo con lo que allí expuso, pero quienes hemos parido sabemos que no hay momento más vulnerable en la vida de una mujer que su postparto), ella ha sido valiente y ha querido seguir contando como está viviendo esta época tan agotadora y llena de aprendizajes.

Esa montaña rusa de emociones llamada postparto

Reconozco que he leído el texto que acompaña a la foto varias veces y me he emocionado recordando mi primer postparto. Sola con mi pareja y nuestro bebé, con una cesárea que no cicatrizaba, llena de miedos, de grietas y en modo mamá leona hasta con el aire que entraba por la ventana.

En ese momento te das cuenta que aunque te hayas leído varios libros, tus amigas te hayan contado lo que nadie más acerca de todo lo que viene tras el parto y creas que más o menos estás preparada, la realidad te cae como un sorpresivo cubo de agua helada para demostrarte desde el primer minuto que la maternidad no tiene guión y que las emociones, aquellas de las que poco se habla, son las que mandan y para eso no hay coaching que valga.

La niña es buenísima y casi ni llora pero cuando lo hace siento que me arañan el alma, como si se me desgarrara, me duele en un sitio que no sabía ni que existía. Lloro mucho y la mayoría de las veces no soy capaz de verbalizar ni el porqué.

Creo que Cristina lo ha descrito muy bien en uno de los párrafos de la publicación: no se trata de tener un día bueno y otro malo. Es que dentro de un mismo día puedes sentir que tocas el cielo con las manos al ver a tu precioso bebé y minutos después sentir que el peso de todo lo que está sucediendo a tu alrededor con su llegada no te deja respirar.

Recuerdo perfectamente que yo también sabía que necesitaba relajarme pero al menos durante esos primeros meses, lo logré solo por momentos. Tiempo después logré darme cuenta que una experiencia tan maravillosa como esta lo es precisamente por lo salvaje de su naturaleza y tu instinto te pide estar alerta como una madre que cuida de su cachorro en medio de la selva.

La tribu que te acompaña, tan decisiva y tan importante

Otra cuestión que poco se comenta es sobre esa tribu que algunas madres tienen la suerte de tener a su alrededor. Cristina ha mencionado a algunas profesionales de la lactancia e incluso a una psicóloga perinatal que la está acompañando en este proceso, trabajo que por lo general hacen las matronas, tu madre, la vecina o la pediatra a la que ves cada semana.

Ojalá todas las futuras madres o madres recientes pudiesen tener este tipo de acompañamiento, porque muchas veces, como tan acertadamente apunta ella, es necesario saber que no estás sola ni estás loca por sentirte así. Que se trata de una cuestión en la que chocan tantos cambios físicos y psicológicos, que tu cuerpo no da abasto para asimilarlos a la vez.

Creo firmemente que en este proceso, cualquier voz que te recuerde que esto que estás viviendo es normal y que lo estás haciendo bien, es un bálsamo que alivia un poco esta montaña rusa en la que vives ahora. Esa que en algún momento alcanzará el valle en donde lograrás ver todo con una perspectiva más tranquila y te sentirás orgullosa por tu fortaleza y por el camino recorrido. Si lo estás viviendo justo en este momento, te aseguro que será así.

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